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¿Para qué me enseñaste a comer
churros en la 42?
¿Para qué me enseñaste a comer tacos de lengua y sesos en la Roosevelt?
¿De qué me sirven esas malditas piñatas que cuelgan en la calle?
Necesito un colador de la vista y de la panza
para pasar por cedazo
tu recuerdo
Qué bonito. Yo me enamoro con la panza y con la misma me desenamoro.