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Lo que en México llamamos “puente”

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Desde Periférico Sur
a vuelta de rueda.

Improvisado, como suelen llegar algunos de los mejores momentos de la vida, me llegó un mensaje a mi celular en el transcurso de la mañana que decía «nos vamos a Acapulco».

Tenía pensado descansar en casa todo el fin de semana y aprovechar que el lunes no se trabaja, para recargar las pilas y recuperarme de una terrible gripe que me ha dado batalla toda la semana.

Pero las complicidades tienen caminos insospechados, así que no tuve oportunidad de ir a la casa y salí directo del trabajo al coche desde donde les escribo.

No recuerdo en que momento se les ocurrió a nuestros líderes inventar los fines de semana largos. En pocas palabras, desplazar el día de asueto por una festividad oficial a un lunes o viernes, para generar junto al sábado y domingo, lo que en México llamamos «puente» y que si le agregamos un día más se puede convertir en un «megapuente».

La justificación es que estos largos periodos de asueto permiten no sólo descansar de las jornadas laborales, sino incentivar más la convivencia entre las familias mexicanas, beneficiando al turismo nacional y según dice uno que otro despistado, generando una más amplia reflexión sobre la festividad nacional en turno.

Pero lo interesante del asunto es que los capitalinos tienen los patrones festivos muy bien definidos y cuando se trata de salir, las opciones se limitan a los lugares de siempre.

Tengo 25 años de no ir a Acapulco y no sé cuánto ha cambiado desde entonces, pero sí recuerdo que para salir de la Ciudad de México era mucho más rápido y fluído.

En este instante llevamos dos horas y un cuarto circulando por el anillo periférico y no veo para cuándo saldremos de la enorme fila de coches que avanza a paso lento o como decimos en este país a «vuelta de rueda».

No sé que haré terminando de escribir esta pequeña reseña, pero me atreveré a exclamar, ¡benditos sean los teléfonos inteligentes !

Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

Autor

  • Ricardo Trapero

    Arquitecto por vocación y destino, escritor por convicción. Desde muy joven emprendí el viaje por la libertad. En mi camino he visto, percibido y palpado tanto, que un día decidí plasmarlo de la mejor forma que entendía. Las letras que han sido mis entrañables compañeras, cada día me acercan un poco más a la libertad, la cual aún no he encontrado pero que ya siento cerca. Creatura hombre, mexicano y sibarita en entrenamiento.

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