Cruzando Líneas: El caminito por las sombras

El sonorense de 52 años es una estadística más en un EE.UU. de migrantes deportados que vuelven a cruzar para retomar su sueño americano. Cada mes son cientos los que llegan después de haber sido removidos del país. Ni la pandemia ni el muro ni las autoridades los paran… Pero para él, ya no.

Germán* cruzó el desierto de Arizona cinco veces. En ninguna lo pillaron las autoridades. Las primeras veces contrató a un coyote y las últimas dos se aventuró sin guía “por que ya se sabía el caminito”. Llegaba primero a Phoenix y después a Flagstaff. Trabajaba duro. Tenía su troka y su crew de construcción. Se había comprado una casa grande y hacía carnes asadas casi todos los fines de semana. Pero se le acabó todo. Una borrachera se lo quitó.

La última deportación de Germán fue por conducir en estado de ebriedad. Iba intoxicado y no era la primera vez. Se había zafado -su esposa dice que por milagro- de las autoridades de inmigración. Un poco de tiempo encerrado, una multa y servicio comunitario eran suficientes. Hasta que no. Tiene dos años en Nogales, Sonora, y piensa irse a vivir a Puerto Peñasco. No quiere volver a intentarlo. “Está muy difícil”, piensa.

La familia de Germán ya “arregló” sus papeles. Sus hijos son nacidos en Estados Unidos y cuando cumplieron la mayoría de edad, pidieron a su esposa; ahora todos son ciudadanos, menos él. Germán nunca pudo siquiera empezar un trámite por su historial: dos DUI (conducción punible), un reporte de violencia doméstica y tres deportaciones. Las ganas de volverse a cruzar se le quitaron al pensar el tiempo que tendría que pasar de nuevo en la cárcel después de reentrar al país de manera ilegal. Además, le tiene miedo al narco. No quiere echarse algo al hombro. “Ya no estoy para esos trotes”, dice.

El sonorense de 52 años es una estadística más en Estados Unidos de migrantes deportados que vuelven a cruzar para retomar su sueño americano. Cada mes son cientos los que llegan por lo oculto después de haber sido removidos del país. Ni la pandemia ni el muro ni las autoridades los paran… a veces lo único que los detiene es el miedo al crimen organizado.

Tan solo en agosto, la Procuraduría Federal de Estados Unidos en Arizona acusó a 212 migrantes por reentrar al país sin autorización. De acuerdo con los documentos oficiales, el 80% de esos inmigrantes indocumentados que tienen cargos por el reingreso ilegal tienen también un récord criminal en este país; es decir, 180 de los detenidos.

Los crímenes en su historial son, en la mayoría de los casos, relacionados con drogas; el segundo lugar, por conducir en estado de ebriedad, después le sigue la violencia doméstica y delitos sexuales y, los que menos, por homicidio.

De esos mismos 180 migrantes con antecedentes penales, 125 han sido deportados tres o más veces. Germán entraría en esta categoría. Esta es otra de las caras de la migración que no vemos cuando estamos buscándole el rostro solo a la política.

La estancia sin documentación es un delito menor en los Estados Unidos; es decir, ser indocumentado no es un crimen. Sin embargo, la reentrada no autorizada tras una deportación aumenta la gravedad de los cargos. Pero son los migrantes que burlan una y otra vez la frontera los que desnudan su vulnerabilidad. No son los que llegan a pedir asilo a los puertos de entrada ni los que se entregan en el desierto… si no los que ya se saben el caminito.

*El nombre no es el real, se cambió para respetar la privacidad del entrevistado.

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Perfil del autor

Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años.
Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al
Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra.
En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona.
Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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