De la Obamanía a la Obamafobia
Obama, el premio Nobel de la Paz 2009 dio la orden de bombardear Libia, matando más de 300 civiles inocentes, que había prometido defender.
El defensor de los derechos humanos deportó de los Estados Unidos a casi cuatrocientos mil inmigrantes, cifra récord, histórica, cuando en sus discursos de campaña prometió legislar a favor de la inmigración.
El presidente que prometió ayudar a los pobres y a las minorías entrego setecientos ochenta y siete billones de dólares a los bancos, que fueron al bolsillo de sus directores. Además, el empleo no crece, la economía no mejora, el salario no llega a fin de mes, las personas siguen perdiendo sus casas, la reforma inmigratoria quedó guardada en la gaveta y la gasolina supera los cuatro dólares por galón.
El candidato Barack Obama prometió un sinfín de cambios y generó en la gente esperanza por un mundo mejor.
Pero el Presidente Barack Obama incumplió una a una esas promesas, con muchas explicaciones, sin comprender que la gente no quiere más excusas, quiere soluciones.
Y ahora está luchando por la aprobación de un presupuesto nacional que se hunde en el océano más rápido que el Titánic, ya que tiene muchos agujeros por donde escapan los dólares, que nadie puede explicar adónde van.
Aunque varios demócratas justifican estas falencias intentando culpar de todos sus males a los republicanos, ya no es tan fácil para el presidente Barack Obama, y deja al descubierto maniobras electoralistas.
En los pasillo del congreso ya se habla de “lame duck” o “pato rengo”, que es cuando un presidente cuyo mandato está por expirar pierde toda la autoridad frente al Congreso, resultando sin poder y capacidad de influencia, con lo que queda limitado para ejercer el liderazgo con el que fue consagrado en las urnas, liderazgo que Barack Obama nunca tuvo.
La Clase Media
«Populista y demagógico» son los calificativos que se ganó el presidente Barack Obama, sin incluir otros mas que, por respeto a su investidura, no podemos repetir… es que el Presidente de Estados Unidos empezó a comprender que los ciudadanos de la primera potencia mundial no comparten su política económica, social, incluso internacional, y para salir adelante retomó la idea de prometer en vano.
«Estamos luchando cada día para que los estadounidenses vuelvan a tener trabajo, para crear buenos puestos y para fortalecer nuestra economía a largo plazo», dijo el presidente, «Vamos a terminar con la epidemia del desempleo», agregó, en un discurso más cercano al Presidente Hugo Chávez de Venezuela, y muy lejano a George Washington, Abraham Lincoln o Ronald Reagan. Fue un discurso sin propuestas reales ni contenido económico, que responde a las necesidades de campaña política, más que a las urgencias de pueblo americano.
«Crear trabajo de calidad, sustentable, es lo más importante que podemos hacer para reconstruir la clase media y no voy a descansar hasta que hayamos hecho eso», dijo Obama. «La clase media ha estado bajo asalto durante largo tiempo. Ha recibido el gran impacto de la crisis». Obama aclaró que las medidas apuntan a la llamada «generación sándwich», es decir, la que tiene tanto hijos como padres dependientes a su cargo. Es como si Barak Obama estuviera copiando los discursos de Chávez, falta que tenga su propio programa de radio o TV: “Hi Barak”.
Populista, demagógico
Es interesante que las palabras «populista» o «demagógico» fueron incluidas en artículos del The New York Times y The Washington Post… aludiendo a una estrategia presidencial destinada a seducir a la clase media en momentos en que su popularidad sigue en baja. Debo recordarles que estos periódicos son considerados netamente demócratas.
Barak Obama se dio cuenta ahora, un poco tarde, que este que él preside es un país de clase media, que más del 70% de la población pertenece a esa clase social que vive bien, pero para vivir bien necesita trabajar ocho horas por día, como mínimo, pero necesita tener trabajo para poder consumir y pagar su tarjeta de crédito, porque si no hay consumo no hay producción, y sin producción no hay trabajo… una rueda que se mueve con la energía del crédito… y ahora la rueda está detenida… si la gente no consume las empresas no venden, y deben reestructurarse para bajar costos, y en ese “achique” despiden personal.
El problema es que Barak Obama está perdiendo popularidad y la quiere reemplazar con populismo, que son dos cosas distintas. La Administración Obama no comprende la verdadera magnitud del problema, porque el problema que tiene hoy el ciudadano americano, no es Libia, Irak o Afganistán, no es Guantánamo ni Ben Laden, ni siquiera es el sistema de salud o la reforma migratoria.
El verdadero problema de todos los que habitamos este maravilloso país, es mucho más pequeño pero mucho más importante: es nuestro bolsillo. Los estadounidenses de clase media están afectados por las crisis económica y financiera de dos formas diferentes. Los que perdieron sus trabajos están deprimidos y, los que trabajan cada día más para ganar cada día menos están desesperanzados y ninguno quiere más palabras. Lo que necesitan es un plan realista de un líder confiable y ambas cosas son escasas en Estados Unidos.
Obama no es Reagan
Pero nada asusta a Barack Obama y ahora apunta a la reelección presidencial, y realmente cree tener algunas posibilidades, porque no es el primer caso en la historia de Estados Unidos de un presidente que pierde las elecciones internas y la mayoría de en una o ambas cámaras y luego gana la reelección. El caso más comparativo es la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989), y consciente de que ese revés puede ocurrir, el equipo electoral de Obama ya apeló varias veces al recuerdo de la «reconstrucción» que de sí mismo hizo el republicano Reagan cuando fue apabullado por los demócratas en las legislativas de 1982. «Si Reagan pudo sobrevivir a una profunda recesión, a bajos niveles de apoyo y una adversa elección de medio término, Obama también puede”, dicen.
Vale recordar que lo de Reagan fue, en su momento, una verdadera travesía en el desierto. Tras dos años en el poder, llegó a sus “midterm” con apenas el 35% de popularidad y en medio de una brutal recesión, con un desempleo por arriba del 11 por ciento. Los republicanos, que ya eran minoría en la Cámara baja, perdieron 26 bancas. Por supuesto, los demócratas paladeaban retomar la presidencia con facilidad.
Pero dos años más tarde el panorama cambió. Ronald Reagan fue reelegido tras arrasar en las urnas al demócrata Walter Mondale. Ganó su lugar de honor gracias a un mensaje de esperanza y sobre todo a una fuerte recuperación económica. Debemos recordar que fue Reagan el que acabó con la URSS sin un disparo, y que tambien fue en la administración Reagan cuando se aprobó la ultima ley migratoria, que beneficio a mas de siete millones de latinos que hoy viven legalmente en Estados Unidos.
Obama es Carter
Debemos considerar que Obama está aplicando una política completamente opuesta a la de Reagan, por lo que nunca podría dar los mismos resultados. Para muchos, Reagan apostó a la libertad, a la creatividad del pueblo y lo liberó de las garras de la burocracia, creando las bases para un crecimiento y prosperidad ininterrumpida a lo largo de 25 años que aprovecharon muy bien Bush (padre) y Bill Clinton. Obama, en cambio, apostó a los grandes bancos y sindicatos, imponiendo planes dictados desde Washington con cada vez más extensas regulaciones burocráticas. El problema es que los planificadores, como Obama, cuando más fracasan sus planes más planifican y más burocratizan, entrando en una espiral descendente que nos arrastra a todos.
Aunque el escenario de Ronald Reagan tiene puntos de contacto con el de Barack Obama, con desempleo y recesión en niveles récords, pérdida de credibilidad e incapacidad para transformar sus victorias políticas en apoyo popular mientras se hunde en las encuestas, arrastrado por la mala economía, la comparación se debe hacer con la presidencia de James Carter (1977- 1981), casualmente laureado con el Premio Nobel de la Paz igual que Obama. Recordemos que Carter no pudo llegar a una segunda presidencia al ser incapaz de superar el desgaste inicial de su gestión, en medio de enormes dificultades económicas. Tanto demócratas como republicanos consideran a James Carter, el peor presidente de la historia política de Estados Unidos. Tal vez Barack Obama estará disputando ese puesto.
Felicito a Cesar Leo Marcus, ante todo porque es objeto de ataques de fanaticos de la izquierda radical y comunista, lo cual ya es el mejor elogio que puede tener cualquier analista serio como este autor. Y ademas porque me parece formidable su valoracion de Obama y sobre todo la de Ronald Reagan, el presidente mas popular que ha tenido USA en su historia reciente, como muestran todas las encuestas que se han hecho desde hace mas de 20 anos.
Y es cierto que Obama le pisa los talones ya a Carter, el por presidente que ha tenido este gran pais y que tanto odian personas que uno no se explica porque vinieron para aca y aprovechar todo lo que pueden el «american way of life» en vez de quedarse a sacrificarse por su pueblos y dedicarse a la «lucha social y politica» en sus respectivos paises tercermundistas. A estos Che Guevara que viven en USA les digo que no pueden tapar el sol con un dedo.
No hay ninguna validez en la comparación entre Barrack Obama y Jimmy Carter, más allá de lo anecdótico y silogismos infantiles. Y menos mal que Obama no es Ronald Reagan, como sugiere el autor. Aunque debería recordar el muy desmemoriado Funes, perdón, el muy desmemoriado Marcus, que Reagan, su amado Reagan, su idolatrado Reagan, fue quien invadió países (ie: Granada, Panamá) y mandó a nuestros Marines a morir inútilmente en el Líbano. También fue Reagan quien propuso y logró que el Congreso Nacional pasase uno de los aumentos de impuestos más grandes de nuestra historia. Y fue durante la presidencia de Reagan que el gobierno federal, y sus programas, crecieron más que nunca. Por favor, señor Marcus, por favor, prepárese mejor cuando tenga que escribir algo y deje la política barata para sus amigos republicanos.
Las comparaciones con Hugo Chavez no vienen al caso, dos paises y realidades muy distintas…me acabo de enterar que el Washington Post es un periodico de tendencia democrata…como se nota que el autor de este articulo es un Republicano de pura cepa…me parece que tiene algunos puntos validos…pero su tendencia partidista es evidente, se deja leer entre lineas…entoces le quita el peso a algunas de las criticas validas que hace de la administracion de Obama…por otra parte exculpa totalmente a los Republicanos del desastre economico en que dejaron este pais.