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Del Estado Dorado al de palo, hojalata y harapos

“No crean que no va a costar dinero. Queremos dar seguro médico a los 43 millones que no lo tienen y eso va a costar algo. Unos 800 a 900 mil millones de dólares en 10 años. Las 2/3 partes lo cubriremos haciendo el sistema eficiente.
El resto…”

Quien así habla es el presidente Barack Obama, a una audiencia generalmente positiva, optimista, que le aplaude, en Colorado.

El debate en torno a la reforma de salud adquirió tintes dramáticos. Brigadas de choque fueron enviadas por los opositores, explotando la ignorancia, el miedo, el racismo, para meter bulla en asambleas populares convocadas por congresistas en torno al tema del momento y disolverlas. Algunos políticos defienden a los que así protestan y los apoyan, más por inercia, por miedo ellos también, que por convicción. Obama reaccionó montando, para él solo, una serie de asambleas que balancearían el debate. Hasta aquí, es como se hace política en esta era de extremos en Estados Unidos.

Pero es diferente en California.

Pierden cobertura médica

En California, donde entre sonrisas de alivio y apretones de mano de los “líderes” estatales se firmó recientemente un presupuesto, donde el Contralor anunció que se dejarán de emitir pagarés en lugar de cheques para pagar por servicios, en California centenares de miles de niños pobres están por perder, no ganar, su cobertura médica.

El jueves, detrás de las bambalinas, una entidad estatal, la Junta de Manejo de Riesgos en el Seguro Médico (MRMIB), aprobó dar fin a la ayuda de salud que reciben niños pobres, hispanos, inmigrantes a partir del 1 de octubre. Cada mes, más de 60,000. Son los que hasta ahora cubre el programa Healthy Families o Familias Saludables.

Según dijo el portavoz de Healthy Families a la reportera de La Opinión, «Entre octubre y junio serán dados de baja 669,296 niños».

Este programa asegura a 922,000 niños, el 54% de ellos latinos. Uno de cada cuatro es de Los Angeles. Muchos tienen condiciones crónicas. ¿Qué harán? Correrán a hospitales y centros del condado y clínicas comunitarias, que tampoco tienen fondos.

Más y más recortes

El creciente déficit de la institución, unos $130 millones, hizo que desde el 17 de julio se rechazaran nuevas insripciones. La ayuda a 1,750 niños fue rechazada, cada día, para un total de 55,000 adicionales. Desde entonces, el gobernador recortó, de su puño y letra y por propia iniciativa, otros $50 millones del plan.

Los que acuden a Healthy Families están en una trampa. Son gente que trabaja y por lo tanto no califica para MediCal. A menos que pierdan el empleo y se paupericen.

Anunciaron eso, que los chicos se quedan sin médico, y el mundo no se vino abajo.

Las campanas no tañieron ni las banderas se pusieron a media asta.

Nadie renunció. Ningún político, exasperado porque en este estado no se aprueban presupuestos si no se tiene 66% de los votos, eso es, es un estado anti democrático donde las mayorías no cuentan, ningún político inició, por ejemplo, una huelga de hambre.

Tampoco se generó una ola de llamadas por parte de los ciudadanos a sus legisladores instándolos a hacer algo. Indiferencia, desconfianza.

Nadie hizo nada

Con la excepción del programa First Five California, que contribuyó con $81 millones del impuesto al cigarrillo, el 30% de lo necesario, nadie hizo nada.

En el camino quedan los restos de lo que era el Estado Dorado, que se convierte en el estado de hojalata, palo y harapos.

¿Crisis sin precedentes?

¿Qué dicen los portavoces? “Son decisiones difíciles”. “Estamos en una crisis sin precedentes”. “Es doloroso, pero alguien tiene que hacer la tarea”. “Hay que vivir según nuestras posibilidades”. ¿Si? ¿A ver, cómo?

Mientras que en el resto del país van a “hacer el sistema eficiente”, para asegurar a los que no tienen seguro, en California hacen lo contrario.

Y eso que tenemos una mayoría demócrata en la Asamblea y el Senado estatales, y un gobernador republicano famoso y familiar de los Kennedy.

El jueves 20, tendrán una reunión de emergencia para tratar el tema. En su agenda: cómo mantener vivo el programa de seguro médico infantil. Es su obligación; para eso están. Y si no pueden, que lo reconozcan y que se vayan todos.

Autor

  • Gabriel Lerner

    Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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