El cuento
Fue ese noviembre del año 2016, la noche más larga.
Veía dormir a mi hijo, flotar en su tranquilidad. El ignoraba completamente, que alguien que se había burlado abiertamente de la discapacidad, había sido elegido para gobernar el mundo.
Esa noche estábamos solos, mi hijo y yo, en el silencio abrumador de la madrugada. ¿Cómo la humanidad había podido hacer esto?
A los pocos días tomé el subterráneo. Fui a Lake Merritt, en la ciudad de Oakland.
Había una parte de la humanidad que tampoco podía comprender este despropósito. La convocatoria era tomarnos de las manos, rodeando el lago para decir “vamos a resistir”.
Un ejercicio de energía humana. Un escudo de protección solidaria.
Esa noche, como madre de un adulto con autismo tuve miedo.
Este hombre, con su soberbia y su forma peleadora y agresiva, abiertamente se burlaba de lo diferente encontrando eco, en la discapacidad humana, que lo había elegido como Presidente.
Esa noche, no pude dormir pensando, qué color tendría el sol cuando amaneciera.
En estos tres años, sucesivos gobiernos de ideas discriminatorias, totalitarias y violentas han tomado el poder en muchos países del mundo. Macri en Argentina, Bolsonaro en Brasil.
La ambición y el desprecio al originario, es quizás el mayor exponente de esta miseria humana que nos gobierna. La quema del Amazonas, el mayor acto terrorista perpetrado desde el poder.
Uno ha aprendido a cuidarse, a vivir sin miedo pero con precaución. A evitar los lugares comunes, donde el hombre ávido de violencia, se muestra para provocar y crear terror.
Y de pronto, “pasa un ángel” como decía mi abuela, en las horas de la siesta, cuando en el silencio creía ver el rostro invisible de alguien muy querido.
La amistad es una manta tibia que nos cubre
“¿Querés ver el film?», me preguntó una mañana con esa humildad de la gente que hace lo que ama simplemente por esa razón.
Entonces tuve la enorme suerte de ver El Cuento. Este film hecho con muy poco dinero, filmado en las mañanas desoladas de la ciudad de Rosario, Argentina, cuenta eso que toda madre o padre, que vive en estos tiempos de totalitarismos y estrechez, siente al proteger y cuidar al hijo.
Basada en “Irulana y el Ogronte,” el cuento de Graciela Montes, la película se fue filmando y armando en un año y medio.
La mirada única y mágica de Veronica Rossi como montajista, hace que el film hable desde la imágenes. Que podamos identificarnos, más allá del lugar del mundo en el que habitemos, con la nostalgia de una calesita cerrada o la poesía que emana de la luz de la luna cubriendo la tristeza de una madre. Esa dulzura que es contar un relato para hacer dormir al hijo.
El film fue filmado en la casa de infancia del director, Claudio Perrín y tuvo su estreno el 3 de octubre, en el Cine El Cairo. Un cine emblemático que guarda, en sus butacas, el recuerdo de nuestras infancias. Ese olor a maní con chocolate en las manos, en las tardes de invierno, cuando dejábamos ese Rosario por dos horas, para irnos a conocer tierras lejanas que vivíamos tan cerca.
La serena entrega de Claudia Shujman, una actriz tan talentosa que, si hablara francés sería portadora del César, abraza la intimidad. Su hijo Zahir, en la realidad y en la ficción, habla con los ojos, con las manos, con esos gestos que él lleva genéticamente guardados y los hace propios desde su interpretación.
No es un hecho aislado, que la unidad afectiva de este film sea la familia. Ese núcleo afectivo tan importante para el ser humano, que puede cobrar todas las formas posibles de interacción, pero que es, en estos tiempos desolados, la mayor fuente de resistencia.
Sin ese amor consolidado, sin esa entrega que une el pasado afectivo, con el hacer en el presente, no se puede resistir. Por eso El Cuento, como hermosamente lo expresa la nota de Javier Hernandez, publicada en El Ciudadano, es un acto de resistencia desde el amor.
Las distancias se desarman en el cine
Uno puede sentirse cerca de la gente que filma desde sus verdades, desde el sentimiento profundo de mostrar lo que siente. Es un abrazo en imágenes, es lo universal desde la mirada particular de la ventana del alma.
Por eso este film, chiquito desde el criterio de producción comercial, tiene la enorme grandeza de lo genuino.
Mentira la mentira, mentira la verdad
En un mundo donde el concepto de honestidad se ha tergiversado. Donde desde el poder nos adoctrinan con discursos de odio y discriminación, para enseñarnos que ahora ser honesto es vociferar los sentimientos más mezquinos que un ser humano puede lamentablemente engendrar. Desde ese reduccionismo humano, el grupo de cine Zahir Films viene a dejar un testimonio.
Desde el amor, se resiste. Triunfar no es ganar sino sostener la resina que nos alimenta, en tiempos de escasez, en tiempos necesarios.
En este film, hay otro suceso extraordinario. La presencia enorme y silenciosa de David Edery.
La memoria de la resistencia
Eran otros tiempos, de parecida infamia y terror. Las calles de nuestra ciudad estaban desoladas, en esos inviernos de fines de los setenta. No quedaba nadie en las calles. El Ogroño habia desatado la matanza. Campos de concentración, desapariciones y torturas. El silencio estaba instalado.
Sin embargo, desde lugares muy pequeños, los actores independientes en Rosario hacían sus obras. Eran sitios impensados, sótanos húmedos, con escenarios improvisados con muebles que procedían de las mismas casas de los actores, donde se podían escuchar las obras de Armando Discépolo, entre otros.
El movimiento de teatro independiente de la ciudad de Rosario, fue un lugar de resistencia en medio del oscurantismo. Por eso la mirada de Edery emociona y no es una elección casual.
Por todos estos motivos, y por tantos más que quizás recuerde luego, Dante y yo queremos agradecer a la gente que ha hecho este film.
Este jueves 3 de octubre fue el estreno local, en la querida ciudad de Rosario.
Se seguirá proyectando en diferentes salas y esperamos poder verla en las pantallas de este lado del mundo.
El film ya fue seleccionado en el Festival Latino de Atlanta, Georgia, en Estados Unidos.
Con enorme emoción: gracias, grupo de cine Zahir, por este enorme acto poético de resistencia.
Uno se alimenta de muchas cosas, en los días que van poblando una vida. Saber que hay gente que entiende y siente el cine desde la humanidad, es un enorme acto de fe. Fe en el hombre.
- Dirección: Claudio Perrin.
- Elenco: Zahir Perrin, Claudia Shujman y David Edery.
- Montaje: Verónica Rossi.
- Animación: Belén López Medina.
- Cámara y fotografía: Claudio Perrín.
- Música original: Pablo Vergara y Pablo Sorini.
- Sonido: Bruno Chiovoloni.