El más buscado: un sheriff que pueda hacerse cargo

Con la renuncia de Paúl Penzone, los fantasmas de una época dura y dolorosa para la comunidad hispana parecieran querer repetirse

Cuando conocí a Joe Arpaio, por allá en el 2009, era un hombre imponente. Tenía una de esas presencias que te obligan a voltear a verlo y en su mirada había siempre algo inquisidor. Pero, irónicamente, era un hombre muy carismático, una de esas personas que son peligrosamente seductoras y descaradamente manipuladoras, casi siempre intimidantes.

Joe Arpaio era temido y rechazado por su comunidad

En ese entonces ya era famoso por ser el temido alguacil del Condado Maricopa, en Arizona. Le encantaba presumir cómo impuso los uniformes a rayas, instaló la “ciudad de las carpas” y su tan criticada idea de los calzoncillos rosas para todos los detenidos. Alardeaba de las redadas y se sentía, quizá porque lo era, el sheriff más duro del oeste. Parecía que nada podría pararlo.

Tenía fama y poder. En su club de fans había personalidades, artistas y políticos, deportistas y activistas, gente con dinero e influencias y representantes de intereses especiales que se alineaban muy bien con sus ambiciones.

El sheriff Joe Arpaio habló con partidarios de Donald Trump en un mitin en el Veterans Memorial Coliseum en el recinto ferial del estado de Arizona en Phoenix, Arizona. Junio 2016. Foto: Gage Skidmore

Su oficina era como cuarto en honor al ego. Había fotografías y autógrafos, regalos curiosos que le habían dado celebridades, premios, reconocimientos y honores. Todo en ese lugar reflejaba a la personalidad que se sentaba detrás de esa silla de cuero y ese imponente escritorio de madera. Esas alabanzas materiales se contrastaban con el rechazo a su figura en la comunidad. Se sentía el miedo. Cuando Arpaio era comisario, se podía respirar la impotencia y el hartazgo. La oficina y la calle eran mundos paralelos que solamente se cruzaban cuando había reflectores y unas esposas de por medio.

Pero no siempre fue así. Mi exjefe en un periódico me contaba que en alguna época Arpaio fue muy querido por la comunidad. Pareciera increíble, pero tuve oportunidad de escuchar una canción que habían compuesto su honor, donde lo nombraban el amigo del pueblo. Era real; la letra no era una broma sarcástica. Pero como todas las figuras políticas que se enferman de poder, se le acabó el corrido.

Penzone:  un período de menos protestas y más diálogo

En unas elecciones muy contendidas y polémicas, después de más de dos décadas al frente de la comisaría tuvo que dejarla. Salió con la cola entre las patas y un montón de demandas. Lo vi hace poco; nada queda de aquel Arpaio que conocí, salvo -si acaso- la arrogancia.

El expolicía de Phoenix Paúl Penzone se convirtió en el nuevo sheriff del condado Maricopa, como demócrata, en medio del caos de una rendición de cuentas forzada.

Pasaron siete años en los que se fueron apagando los incendios que había iniciado el polémico republicano en sus más de dos décadas al frente de la oficina. Con Penzone hubo menos marchas, menos protestas, más diálogo, críticas distintas, un tirón al centro y un bajo perfil que ayudó a contener el fuego. No fue un remedio perfecto, pero sí el reflejo de una transición que era urgente y necesaria. Pero Penzone decidió que ya había sido suficiente… algo que Arpaio nunca siquiera se imaginó hacer.

Penzone se retiró hace un par de semanas. ¿Cuál será el siguiente capítulo? Con su salida empieza una temporada en la que los fantasmas de aquella época tan dura y dolorosa para la comunidad hispana parecieran querer repetirse. En el Condado Maricopa no se puede hacer un borrón y cuenta nueva, se arrastra mucho. La decisión de quién sea nombrado por la Junta de Supervisores marcará el camino para noviembre.

Ahora el más buscado por la justicia es un sheriff que pueda hacerse cargo del puesto, de sanar un trauma generacional de las persecuciones del ayer y la reestructuración del hoy. Encontrar al candidato ideal será también la recompensa.

Autor

  • Maritza Félix

    Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años. Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra. En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona. Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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