Impuestos a las corporaciones: aumento necesario e insuficiente

Cuando el entonces presidente Donald Trump promulgó la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos en 2017, pretendió que favorecía a la población en general y que iba a desatar un período de crecimiento económico sin precedentes. 

En realidad, fue poco más que un regalo: dos billones (trillions en inglés) de dólares en una década en recortes a la tasa máxima de impuestos federales para las corporaciones. 

Su punto focal fue bajar ese impuesto del imperante 35% a 21%. 

La hoja de parra bajo la cual se efectuó esta maniobra fue el principio falaz llamado “Trickle down” o goteo, bajo el cual los más pobres supuestamente se benefician gradualmente como resultado de la creciente riqueza de los más ricos. 

El resultado fue que la situación de los más pobres no cambió, que los más ricos se enriquecieron enormemente al agregar a su arsenal de maniobras contables este descenso vertical en sus obligaciones, y que esos ingresos no fueron para creación de empleos sino a depósitos particulares en bancos e inversiones financieras. 

El erario perdió así los fondos necesarios para cumplir con su deber, que es velar por el bien de la población en general.

Fue solamente lógico que una de las promesas de campaña del hoy presidente Joe Biden fuese anular los regalos de Trump a sus amigos y sus propios negocios. 

Anular esos regalos de Trump es crucial para reanimar la economía. Y ni siquiera hace mella en los billones ya repartidos y en los que indudablemente vendrán.

Este plan histórico es más importante aún en estos tiempos en que el coronavirus ataca con particular ferocidad. Según números del Censo dados a conocer ayer, el número de pobres en 2020 subió de 10.5% a 11.7% de la población. 

La propuesta de Biden es de subir estos ingresos fiscales corporativos por encima del 21%, pero no al 35% anterior, sino solo a 28%, cifra que bajó a 26.5% en los debates. 

Los demócratas dieron a conocer los detalles finales de su plan presupuestario – faltaba precisamente la parte de los aumentos de impuestos corporativos – este lunes. Le agregaron además un crédito tributario por ingreso del trabajo que proporciona ayuda a familias de ingresos bajos a moderados..

Claramente, no es una verdadera revocación de la maniobra de Trump. Otras partes de su ley quedarán incólumes. Pero este regreso parcial es necesario para poder financiar las inversiones gigantescas propuestas para nuestra economía por el presidente. 

Estas sumas se invertirán en trabajos de infraestructura que han esperado décadas y que suministrarán millones de empleos, la producción de energía limpia y la educación, ampliar los servicios sociales para los ancianos y los niños y hacer frente al cambio climático. Las propuestas incluyen también alentar la construcción de más viviendas para personas de bajos ingresos, otorgar créditos fiscales considerables para la compra de vehículos eléctricos y más.

Los números finales aún se están debatiendo en comités. La presidenta de la Cámara Baja Nancy Pelosi prometió un voto para finales de mes.

Las propuestas responden a necesidades económicas concretas y difíciles. Las soluciones son elaboradas por expertos y calculadas laboriosamente y durante meses. A todo ello, la reacción de los republicanos en el Congreso es inmediata y política: total oposición a lo que venga de Biden sin siquiera leerlo. Lo que demuestra, una vez más por si fuese necesario, que lo que está en sus miras no es el bien del país sino granjearse la simpatía de quien los domina desde Mar-a-Lago. 

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