López Obrador y Martínez: El agua y el aceite
López Obrador hizo una campaña presidencial para ganar, esto lo diferencia de algunos que las hacen para dar un mensaje o establecer una postura política. Esta era la vencida y para la que trabajó muchos años.
Mientras se veían los personajes que se sumaban a la campaña era evidente que se estaba trazando una suerte de coalición que a la postre se convirtió en gobierno, que daba la pinta de ser uno de unidad nacional, pero todo tiene límites.
Una cosa es que excomunistas, experredistas y expriistas se subieran al barco, porque entre ellos y AMLO había ciertas afinidades, y otra fue ver que llegaban los miembros de la ultra derecha, por ejemplo de El Yunque, que lo único que tenían en común era su deseo de llegar al poder, pero como era esperado tarde o temprano la liga se rompería.
La llegada de German Martínez al gobierno de AMLO ya demostraba una traición a su partido y sus ideales, a menos de que se tratara de un caballo de Troya. Su salida se puede ver como traición al gobierno que le dio un tanque de oxígeno a su moribunda carrera política, pero la política también es oportunismo, o el efecto deseado por la derecha para debilitar al gobierno desde adentro en un momento que ellos calculan de debilidad.
Podemos juzgar la renuncia a partir de su carta, a menos claro está, que haya ocultado cosas que le sean útiles para sus propósitos políticos, porque la política también consiste en ocultar y someter al secreto decisiones que llevan a acciones.
Usualmente el proceso de renuncia lleva primero a consultar con el “Jefe” aquellos elementos que incomodan. Si la injerencia de Hacienda era molesta, si no respondían a oficios, el siguiente paso era escalar el conflicto hacia el presidente de la república, para que él tomara medidas y en caso que su acción fuera inaceptable, entonces se pasa a la renuncia.
Parece ser que Martínez trató de juntar piedritas en el buche para escupir la renuncia como si lo hubieran hartado, eso le daba pocas opciones al presidente: si aceptaba la queja tenía que enfrentar y confrontar al equipo de Hacienda en el cuál al parecer confía totalmente; si no aceptaba la renuncia le daba una herramienta a la derecha para minar al gobierno desde dentro, y la actitud fue aceptar la renuncia y seguir caminando, así son los gobiernos, siguen avanzando, porque si se pasman dejan de funcionar.
En el ajuste AMLO parece darle más congruencia político-ideológica al gabinete presidencial, si los primeros nombramientos fueron para pagar favores recibidos en la campaña, en el acomodo se consolida el grupo cercano, el que debe trascender al 2024.
Consecuencias de la renuncia. Martínez que no es inocente trató de irse haciendo daño. Hizo feliz a la derecha que dice que hay conflictos enormes en el gabinete y que seguirán las renuncias en cascada, así mismo, que las cosas no funcionan, lo interesante es que le echó la culpa a Hacienda dejando relativamente limpio a AMLO, a no ser que alguien salga, dentro de muy poco, con la noción de que el presidente debe estar al tanto de todo y corregir todo, hasta de lo que no le reportan.
Hacienda es la conexión con el control neoliberal internacional que impone políticas económicas y elevado sufrimiento social a cambio de apoyos o no ataques, que puede garantizar un político como AMLO que todavía cuenta con popularidad y seguimiento, lo mismo hizo Lula en Brasil con gran éxito político y mucha efectividad para luchar contra la pobreza y relanzar el capitalismo brasileño.
Martínez no rompió del todo con Morena y el gobierno porque le conviene regresar al senado. Finalmente, es de los políticos convencidos que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.
El golpe de Martínez cae en el marco de una gran campaña orquestada desde la oligarquía y por eso mismo puede perder efectividad, finalmente la política también es la posibilidad de corregir y volver a corregir mientras las grandes masas estén controlados y adormecidas y los grandes capitales apaciguados con varios recursos.
Es temprano para concluir sobre este gobierno, pero lo cierto es que la turbulencia no termina, tal vez a eso debemos acostumbrarnos en los próximos años.