Migrantes indocumentados: manifestación y no causa de un problema

Nos sonroja que se reciba a emigrantes sudafricanos blancos sin aparentes trámites legales: “porque aportarán buenas semillas”. Es comentario que excede la libertad de expresión, porque transpira favoritismo racial. Es la “limpieza de sangre” medieval

Vivimos y hablamos de la inmigración indocumentada como un problema para la sociedad estadounidense y pensamos que una vez extirpada dará paso a un mundo feliz y ordenado ante la ley.

Se suele hablar de “inmigración ilegal” para enfatizar que se comete un acto contra las reglas del país, lo que trasmite que debe ir acompañado de un componente delincuencial y punible.

De hecho, se escucha frecuentemente la pregunta: ¿Es un acto ilegal transgredir los reglamentos de acceso al país? Se busca con ello un “sí” que baste para zanjar la conversación. Se concluye: “Hay que detenerlos y deportarlos”.

Pero esta no es la única manera de enfocar el asunto.

Hay respuestas y hay miradas

Podemos contemplar la migración indocumentada como manifestación o síntoma de un problema, no “el problema” en sí. En este caso las preguntas serán otras: ¿Por qué se accede a un país de forma irregular? No hablamos de un deporte de riesgo, sino de jugarse la vida de personas y familias completas.

Por más que se quiera disfrazar el problema y se le presente al migrante caricaturizado de violento y criminal de la peor calaña, todos sabemos que no es la fiera como nos la pintan. La mayoría total y absoluta de los emigrantes indocumentados son personas que buscan vivir honradamente, algo que no pueden hacer en sus respectivos lugares de origen.

De hecho, hay nuevas preguntas: ¿Por qué se percibe que aumenta la indocumentación sin freno ni obstáculo? Hay respuestas.

La primera es que la sociedad necesita más trabajadores de los que tiene. Sin ellos la economía tiembla en múltuples sectores (agricultura, textil, servicios, educación, cultura, tecnología). La segunda, que los partidos políticos no han sabido desarrollar leyes de emigración homologables. La mitad de los indocumentados ya deberían ser ciudadanos. Hay componentes racistas, y los hay que no aceptan minorías vulnerables, ni perseguidos políticos o religiosos: los abandonados de la mano de Dios, en definitivas cuentas, convertidos en mercancía electoral para lo que llamamos Democracia.

Nos sonroja que se reciba a emigrantes sudafricanos blancos sin aparentes trámites legales: “porque aportarán buenas semillas”. Es un comentario que excede la libertad de expresión, porque transpira favoritismo racial. Es la “limpieza de sangre” medieval. Con esos criterios se expulsaba legalmente a judíos o católicos de un territorio.

¿Se inventó América para acabar en lo mismo?

Si España abrió una puerta a entender “todo el planeta como una unidad”, a Estados Unidos le correspondía ser el “modelo de esa unidad”. Teníamos fe en poder mejorar a los estados del siglo XV (Inglaterra, Francia, España). No hay regreso al pasado, señor Presidente. Mirarnos compulsivamente el ombligo impide abarcar la realidad total: la de todos.

Y en “todos” encontramos a los emigrantes, tanto sean documentados o indocumentados.

Autor

  • Luis Silva-Villar

    Luis Silva-Villar es educador, lingüista, periodista de la lengua y musicólogo. Obtuvo su PhD en la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA). Es asimismo licenciado en Lingüística Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid (España) y Profesor de Música por el Conservatorio Superior de Música de Madrid. Ha impartido clases en UCLA, UCSB y CMU. Actualmente es profesor emérito del Departamento de Lengua, Literatura y Comunicación de Masas de este último centro. Especializado en lengua y lingüística, e Historia y Cultura de España y Latinoamérica, su interés se centra en el español en Estados Unidos. Como periodista de la lengua ha publicado en España, en las revistas Ritmo y Folk, y en diferentes medios de Estados Unidos: La Opinión (LA), Diario de Nueva York, La Raza (IL), Hispanic LA, y Entérate Latino (CO), entre otros. Posee una docena de libros en el mercado, de los que destacan: Hablaciones (2009), Hablacadabla (2011) y El fondo y el forro del idioma (2020). Es el autor de la entrada enciclopédica “Periodismo de la lengua en la prensa escrita” de la Enciclopedia de lingüística hispánica, 2016. Luis Silva-Villar is an educator, linguist, language journalist and musicologist. He earned his PhD from UCLA (CA) and his licensure in Hispanic language and Literature from the Universidad Complutense de Madrid (Spain). He completed his studies in music from the Royal School of Music of Madrid (Spain). He was a professor at UCLA, UCSB and CMU, from where he is an emeritus professor of the Department of Languages, Literatures and Mass Communication. He is specialized in language and linguistics, Spanish in the US, and History and Culture of Spain and Latin America. As a language journalist he has worked for the following publications: Ritmo and Folk in Spain, and a variety of newspapers in the US: La Opinión (LA), Diario de Nueva York, La Raza (IL), Hispanic LA, and Entérate Latino (CO), just to mention a few. He has written a dozen books, among them we would highlight: Hablaciones (2009), Hablacadabla (2011) y El fondo y el forro del idioma (2020). He is the autor of the encyclopedic entry “Periodismo de la lengua en la prensa escrita” (Enciclopedia de lingüística hispánica, 2016).

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