Al gobierno no le interesan los negocios latinos

El Congreso de Estados Unidos se reunió – físicamente – este jueves, por primera vez en un mes, para aprobar con celeridad poco característica, un nuevo paquete de ayuda a los negocios y esta vez, a los hospitales.

Deciden cabilderos y banqueros

Sin descanso, siguen en Washington las negociaciones sobre un nuevo paquete de ayuda a la economía privada. Aunque el objetivo declarado es salvarla de las consecuencias de económicas de la pandemia, hay, nos dicen «profundas diferencias» entre republicanos y demócratas. Los debates detrás de las bambalinas siguen, con la presencia de cabilderos y representantes de los bancos y los grandes negocios. 

Una vez que se han repartidos ya miles de millones de dólares es inconfundible el cuadro de favoritismo y la falta de miras. Y es asombroso que no exista un plan que saque al país con sus 328 millones de habitantes adelante. Porque la verdad es que, como se esperaba que iba a suceder,  son las grandes empresas las que recibieron y están recibiendo estos fondos.

Ante la protesta pública, que tímidamente magnifican algunos de los medios de comunicación masivos, algunas de ellas se han avergonzado y apresurado a devolver millones de dólares que realmente no necesitan.

Aunque, claro, dejaron las declaraciones en tal sentido en manos de sus profesionales de prensa para quedar, digamos, bien. Perder, no van a perder

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Pero la triste realidad es que este desbalance por el cual se beneficia a las grandes corporaciones en lugar de hacerlo con los 30 millones que perdieron sus empleos, en vez de apagar las llamas de la crisis solo empeora la situación. Hipoteca nuestro futuro. Y quien va a pagar las consecuencias serán los trabajadores, los pobres, las minorías. El derrumbe económico será precisamente por ello. 

Si bien los pequeños negocios en general no no han sido suficientemente considerados a la hora de prestar ayuda, los latinos entre ellos son sin duda los más ignorados.

Quienes deciden el destino de los fondos, en realidad les han prestado muy poca atención. Por no decir ninguna. 

Un nuevo estudio conjunto de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC) y la Cámara de Comercio Hispana de Estados Unidos lo confirma. En efecto, de 330 pequeños negocios latinos que solicitaron la ayuda (llamada PPP) solamente 97 fueron aprobados. Un 30%. Es un porcentaje que concuerda con los que históricamente han enfrentado los hispanos. 

“El dinero del Programa de Protección de Pagos fue a los multimillonarios de Wall Street y muy poco goteó a negocios familiares y los pequeños negocios de América”, dijo el Presidente Nacional de LULAC Domingo García. 

Rechazo a los pequeños negocios latinos

Esta actitud no es nueva. Las solicitudes de préstamos empresariales para compañías de propiedad de minorías son rechazadas dos a tres veces más que la norma. Los pequeños negocios latinos son relegados

Y sin embargo, a fuerza de trabajo arduo, de fe, de solidaridad y cooperación dentro de las familias, nuestros negocios crecen. De hecho, mientras que entre 2007 y 2015 el número de negocios en Estados Unidos bajó, el de los pertenecientes a latinos subió en 46%. Y esto sucedió a pesar de que sólo el 28% de los negocios latinos que pidieron préstamos los recibieron, comparado con 49% para negocios de dueños blancos.

Claramente, existe una predisposición de los bancos y los gobiernos a ser especialmente severos con las solicitudes de préstamo de latinos y una tendencia a verlos negativamente.

El sector latino abarca casi cinco millones de negocios de propiedad de latinos que generan 800,000 millones de dólares en ingresos anuales. 

Es hora de que los pequeños negocios latinos dejen de ser tratados como ciudadanos de segunda categoría, especialmente porque han demostrado su potencial de crecimiento y su arraigo dentro de una población pujante, dinámica y trabajadora. Le toca a los gobiernos corregir esta discriminación.

 

Autor

  • Gabriel Lerner

    Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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