Paper gangster, un cuento de Liza Rosas Bustos
«I don’t want no paper gangster»
Lady Gaga
Ahí va Julia Matilde Ramos Cosgrove, enamorada hasta las patas del fotógrafo de Jpeg, de su blog, de lo que postea a diario. Es alto, fornido, porta ojos verdes y una masculinidad por la que no pide perdón que se deduce de los mensajes que, oh especie, escribe a diario.
En una especie de rito obnubilante, Julia Matilde Ramos Cosgrove, deja de doblar la ropa en la tienda donde trabaja, baja al sótano, saca el laptop de la cartera, se mete a la Net y registra el blog del fotógrafo una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince veces al día.
La cifra se dobla cuando el fotógrafo le contesta su correo electrónico. Se triplica cuando la llama por teléfono después de intercambiar varios mensajes que cuatriplican sus visitas y a él su ego. Se verán en una semana, cuando él vuelva de su tercer viaje a Pekín.
Entretanto, al otro lado de la ciudad, Tom Kuzniak, de padres ucranianos, surfea el Web para encontrar buenas fotos para colocar en su blog que según él cuenta, saca con su Cannon 2000.
La memoria no le falla, aunque a veces sí, especialmente tras cinco operaciones al cerebro que hace diez años le sacan las ganas de trabajar, de tener amigos, de frecuentar bares, de buscar mujeres.
Sin trabajo y con nada qué hacer, viviendo en el sótano de su madre, lo único que le queda es la pantalla de su Mac.
Los ataques han menguado desde entonces, a cambio de tres ticks nerviosos que incomodaban enormemente a sus empleadores de la pizzería. Tras sus ausencias y con el pretexto de la crisis lo han despedido hace seis meses sin posibilidad de recontratarlo. Disability todavía no cumple su promesa de pagar. No hay mejor lugar para hallar sosiego de la tonelada de realidad, que la red desde la cual escribe.
Desde el otro lado le contesta Julia Matilde Ramos Cosgrove, que lo sueña.
Nos veremos la próxima semana, escribe Kuzniak, cuando vuelva de mi asignación en Pekin…
Se citan en Grand Central… ella lleva un vestido verde. El…
Wooww…. una vez más me quedé con la boca abierta con tus relatos.