Reclusos: Historia emocional de un confinamiento (Video)

La experiencia inédita del aislamiento mundial debido al Coronavirus ha permitido registrar las vivencias de 23 personas en 10 países de 15 ciudades repartidas por el continente europeo y americano

¿Cuáles serán los efectos psicológicos del confinamiento?, ¿Qué sucederá con nuestra estructura psíquica una vez que termine esta anormalidad?, ¿Lo que estamos viviendo nos enfermará emocionalmente hablando?. Estas son algunas de las interrogantes que deberemos hacernos y con el tiempo, quizá, podamos responder. De momento sabemos que….

Algo murió. Todo cambió. Nada es lo de antes y lo de ahora es turbulencia, que lleva el sello de lo descomunal. No entender es el principio para sortear el caos que envuelve una forma en formación. Gritar, temblar, vomitar, huir, llorar, reír o golpear son actos que expresan una emoción. El miedo nos hace temblar; la ira nos hace gritar e incluso golpear; la alegría nos hace reír; el asco, vomitar; la sorpresa, quizá, huir y la tristeza, llorar. 

Detrás de cada sentimiento late una necesidad, y detrás de cada enfado siempre hay un dolor. Las emociones no son enfermedades, son la respuesta frente a un estímulo. Si se prolongan o profundizan entonces sí, estaríamos frente a psicopatologías. Hoy, debido a la pandemia del Cronavirus 19, vivimos un espacio existencial único que nos obliga a una re-actualización; nos enfrentamos más que nunca a ese conflicto constante entre el yo ideal y el yo real. Parte de la estructura psicótica de la personalidad tiene cabida en el desajuste entre suceso, pensamiento, emoción y conducta, por ello las perturbaciones emocionales provienen siempre de creencias irracionales. El método catártico como poder terapéutico de la palabra ha permitido asociar, liberar y nombrar lo que vamos sintiendo, pensando y haciendo, en medio de éste suceso inusual, inédito y total. De ahí nace y se entiende “Reclusos: historia emocional de un confinamiento”.

VIDEO: Reclusos: Historia emocional de un confinamiento 

“Reclusos” es un proyecto documental que relata audiovisualmente las seis emociones básicas del ser humano: alegría, tristeza, sorpresa, miedo, ira y asco. La experiencia inédita de un aislamiento mundial debido a la pandemia del Coronavirus (Covid-19) ha permitido registrar las vivencias de 23 personas en 10 países de 15 ciudades repartidas por el continente europeo y americano. Todas éstas personas corresponden a un nivel socio-económico, cultural y laboral semejante entre sí, equivalentes a la clase media en occidente, con edades que van de los 30 a los 58 años de edad. Un audiovisual grabado íntegramente a través de la plataforma Zoom. 

“RECLUSOS. Historia emocional de un confinamiento” es una serie documental en preparación, compuesta por cinco capítulos, con una duración de 5 minutos cada uno, donde se muestran las seis emociones básicas, consideradas psicológicamente como las respuestas bioquímicas a un estimulo que nos permite elaborar un sentimiento, un pensamiento y una conducta. Recordemos que sentimos lo que pensamos y en situaciones particulares se pueden experimentar pensamientos intrusivos, que conllevan a una distorsión cognitiva que nos hace percibir dichos estímulos de una manera exagerada, porque se presenta una alteración en la energía psíquica debido a una experiencia traumática, que nos puede llevar a generar una conducta disruptiva.

Como se podrá comprobar en el corto documental, el coronavirus ha servido como una suerte de catalizador de procesos neuróticos. Encerrados, todo se aumenta y potencia, generando una vida anímica donde se presentan desordenes emocionales como ansiedad, depresión, trastornos del sueño y/o alimenticios, violencia, euforia, o disforia; alteraciones donde la conducta, memoria, percepción, pensamiento, lenguaje, atención, sentimiento y cognición se ven involucrados en el universo psicológico de una persona que compromete, sobre todo, a su sistema límbico, regulador de las emociones. La emoción es una respuesta bioquímica, el sentimiento es la interpretación que damos a esos estímulos a través de nuestro aparato senso-perceptual.

Interrogantes a las que ha dado lugar este encierro y que se desvelan en este documento audiovisual son: ¿Por qué obedecemos? ¿Cuáles son los riesgos de una adaptación ? ¿Qué se aprende?, ¿Qué cambia?, ¿Qué aumenta?, ¿Qué se descubre?, ¿Qué se reafirma?, ¿Cuánto de algo es capaz de soportar el ser humano?

La posible experiencia traumática del confinamiento ha estado presente a través de elementos como: Riesgo de contagio/muerte; desilusión de perfección; exposición de la fragilidad humana; interrogación de nuestra existencia; y pulsión de muerte implicada. En algunos casos podremos ser testigos de testimonios que tienen que ver con una visión narcisista, como aquel que cree que no se va a contagiar, o al contrario, aquél que está seguro que se va a infectar y que proyecta su visión paranoica de la existencia. 

El objetivo de este documental es dejar testimonio de lo que hoy en día está viviendo la gente a nivel global, sin pretender juzgar, tan sólo como una muestra de lo acontecido, con la esperanza de que nos ayude a regresar con algún aprendizaje, sabiendo que volvemos a la nueva normalidad distintos, pero no necesariamente, mejores.

FICHA DE PRODUCCIÓN
Gustavo Mota Leyva, Director
Moisés Cabrera, Realizador
Ulises Castellanos, Productor Ejecutivo 

Un proyecto documental en realización con el apoyo de la Fundación Elena Poniatowska. 

Gustavo Mota Leyva

Psicólogo y periodista mexicano con una substancial trayectoria tanto en su país natal como en España. Fue realizador y productor de la serie “Letras íntimas” en el periódico El País; editor jefe, presentador y guionista del informativo cultural NCI Noticias, en la Televisión Española; director del reportaje documental “La cultura en los tiempos del Twitter”; y director del documental “Fogwill: El último viaje”.

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