...

Tomemos unos mates

Esa simple infusión, con agua a punto de hervir que si uno la saborea bien hasta puede llegar a la conclusión de que no es rico, pero tampoco feo… no es dulce, pues también muchas veces se busca endulzar con azúcar, no es un ginseng afrodisiaco o un tónico para la caída del cabello, tampoco es una bebida, porque no se toma cuando uno tiene sed. Es sólo mate.

Esta explicación se la tuve que dar a mis amigos mexicanos, el primer día que compartí este brebaje cuando atinaron a sacarle la bombilla.

Es sólo mate, este vehículo de mitologías, leyendas y costumbres indígenas tan nuestra en la Pampa húmeda argentina . Es originario de las cuencas de los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay. Se consume en Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Brasil y hasta en Siria  y en algunos tímidos rincones de Los Angeles.

La cuenca, la calabaza que sirve de recipiente como un continente húmedo, recibe la penetración fálica de la bombilla,  logrando así una comunión entre opuestos que se encastran, con la excusa de la comunicación, la mirada reflexiva interior y familiar de una pareja. Entonces, hallamos en nuestra costumbre tan querida también el anhelo de compartir, transportar y soñar en su desembocadura.

La bombilla junto a la acción de succionar nos delata como niños a los recuerdos cálidos, maternales, de nuestro primer instinto infantil. Como ya no estamos tendidos en aquel regazo, optamos por transmitir nuestros sentimientos en una ronda de bebedores del mate, uno tras otro de la misma bombilla, porque el mate es una bebida social, pero esto incomoda al extranjero reacio a compartir este extraño rito de cortesía comunitaria.

Extranjero: el mate es quinto elemento del universo, el necesario para la ceremonia mágica de la comunicación. Está junto a la Tierra, de la cual proviene la planta que nos da la hoja; el Agua que debe llegar a su punto justo necesario para la infusión; el Fuego para acariciarla, y el Aire que como un suspiro de vida completa el proceso de matear.

Matear: una sencilla demostración de valores. Es la solidaridad de bancarse esos mates lavados, porque la charla es buena; es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, es la sinceridad para decir: «cambiá la yerba». Es el compañerismo hecho momento, es la sensibilidad del agua, es el cariño para preguntar: «¿está caliente?» Es la molestia de quién ceba el mejor mate, es la generosidad de dar hasta el final. Es la hospitalidad de la invitación, ya sea en la alfombra de tela o la de pasto. Es la justicia de uno por uno. Es la obligación de decir gracias, al menos una vez al día.

Gracias, por eso, digo a quienes llegado hasta el final de estas 494 palabras que me llevaron escribir este artículo, que es una recopilación de momentos, lecturas y anécdotas que comparto como si fuese un mate, transmitiendo para ustedes, durante este ínterín en el que me tomo unos cuantos.

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Autor

  • Joaquin Lisandro Bravin

    Joaquín Lisandro Bravín, 33 años, se recibio de Licenciado en Diseño en 1999 en la ciudad de Santa Fe y desarrolló su carrera profesional en la ciudad y zona de Coronda. Creó el primer Portal en Internet regional en 2000. Nutriéndose luego de varias capacitaciones en tecnología, ofreció una novedosa manera de comunicación profesional a la sociedad, para más tarde incursionar en sus estudios de Management Empresarial en la Ciudad de Córdoba y volcar su labor en diferentes proyectos nacionales e internacionales.

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9 comentarios

  1. Felicidades Joaquìn! has planteado una buenìsima acuarela de una tradiciòn tan importante como èsta, la del mate. Sentimiento, contensiòn, amistad, entrega, compañia. Patrimonio cultural que, a màs de heredarse, se siente y se transmite con afecto.

    1. Gracias Marvel… como bien decís: es una acuarela, con fragmentos de un grande como Lalo Mir y una concatenación de sentimientos propios. Un abrazo.

  2. Excelente el comentario, Joaqui. Entiendo que es parte de nuestro patrimonio cultural intangible . Forma parte de nuestra idiosincrasia , es el compañero, el amigo y el confidente.

    1. Es lo primero que decimos cuando alguien llega a nuestra casa; queres tomar unos mates. No se trata sólo de abrir las puertas, se trata más de abrir todos nuestros sentidos, hacia un amigo, un hermano, un extraño.

    1. Hola Sol, gracias por tu comentario. El primer elemento «agua», lo tenes. El segundo «fuego», también. El aire depende de ti. La «yerba», la bombilla y el mate la podes conseguir en algún Market Argentino o similar. Y sino, podemos organizar un rueda de mates en alguna playa de LA, cuando gustes.

  3. Para nosotros los argentinos del litoral, se trata de una ceremonia el matear. más cuando se comparte con amigos, lo tomamos a cualquier hora, pero con frecuencia a la mañana temprano y a la tardecita. Muy bueno el árticulo, felicitaciones.

    1. Gracias, la última parte es de Lalo Mir…. la leí en algún blog y me pareció acertado transmitirlo. Bendito será el día en que se encuentre un mate en la Casa Blanca.

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