Turquía en busca de enemigos, por David Hernández

La invasión turca  busca torpedear la formación de un Estado Kurdo en el norte de Siria y el sudeste de Turquía, que podría sumar la franja kurda del norte de Irak y las mesetas kurdas de Irán.   

Iniciada el 10 de octubre y bautizada irónicamente como Manantial de Paz,  se extiende sobre una franja de 500 km2 del norte de Siria. Su propósito: combatir a las Unidades de Protección Popular (YPG), las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y al proscrito en Turquía Partido Comunista del Kurdistán (PKK),  conocidos como “peshmergas” o guerrilleros kurdos.

La intervención de Estados Unidos (EUA) contra Sadam Hussein en Irak, la guerra civil siria y el enfrentamiento Irán-Estados Unidos de los últimos 15 años, han favorecido la creación de autonomías kurdas en Irak y Siria que apuntan a lo anterior. 

El pueblo kurdo es uno de los más antiguos de la tierra y se remonta a los sumerios y al Imperio Meda de hace 8,000 años. Consta de cerca de 55 millones de miembros distribuidos fundamentalmente en Turquía (20 millones), Irán (12 millones), Irak, (8.5 millones) Siria (3.5 millones), Armenia y Azerbaiyán (0.5  millones cada uno) y alrededor de 1.5 millones de kurdos exilados en Alemania, Suecia, Inglaterra, Francia y otros países.

Es la minoría étnica más grande del mundo que carece de un Estado-Nación.

Sus cerca de 550,000 km2 abarcan desde el sur del Cáucaso hasta los valles de Mesopotamia entre los bíblicos ríos Tigris y Éufrates. Se estima que en esta región los kurdos inventaron la agricultura. 

Aliados de Occidente en la lucha contra el Estado Islámico (EI) durante la guerra civil siria, una vez derrotado éste, se hicieron fuertes en la parte norte de Siria ahora invadida por los turcos, donde establecieron una especie de república autónoma. Contaban con la presencia y protección de las fuerzas de EEUU, ahí estacionadas hasta principios de octubre, cuando Donald Trump anunció su retirada.

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Calificada como traición a sus aliados peshmergas, esta retirada dio la pauta para que Turquía intentara hacerse con estos territorios, con el argumento de arabizarlos, pues en este corredor kurdo los turcos planean asentar a los cerca de tres millones de refugiados árabes sirios que tienen en su territorio.

Traicionados desde siempre, la tragedia del pueblo kurdo parece ser su riqueza de recursos naturales y su sentido de nación, pues en el territorio kurdo de Turquía y Siria se extrae la totalidad del petróleo nacional; del territorio kurdo iraquí e iraní se extrae, respectivamente, el 74% y el 20% de la producción nacional.

Es un pueblo indoeuropeo, su religión es mayoritariamente musulmana sunita y su idioma de origen iraní. 

Los ganadores de esta mala jugada de la política turca han sido tanto el régimen sirio de Bashar Al Assad y Rusia. Entre el genocidio turco y la esclavitud siria, los kurdos han optado por pactar una alianza coyuntural con el gobierno sirio, que ha enviado tropas contra Turquía.

Rusia ha llenado el vacío dejado por la retirada estadounidense, y el Presidente Vladimir Putin se ha erigido como juez regional, pues las tropas rusas patrullan actualmente las líneas de fuego entre el ejército turco y sirio como garantes de una paz armada a punto de hacer estallar una zona altamente explosiva.

   

Autor

  • David hernandez e1564409111882

    David Hernández (1955). Poeta, escritor y periodista salvadoreño. Formó parte del grupo literario “La Cebolla Púrpura”, fundado por jóvenes escritores de El Salvador. PhD y M.A. por universidades de Hannover y Berlín, Alemania. Ing. Agrónomo por la Academia de Ciencias Agrícolas de Kiev, Ucrania.

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