Mientras tanto, regionalmente, las cifras de deportaciones son alarmantes, y demuestran que a más de un año de las “caravanas” de solicitantes de asilo que salieron del norte de Centroamérica, no existen políticas públicas para recibir a las personas deportadas y atender las razones por las cuales salieron del país, con lo cual muchas de estas personas volverán a migrar. En Honduras, el número de personas deportadas está alcanzando las 100,000 en 2019. Un 60% de ellas han sido deportadas desde México, y 21,000 son menores de edad. El número de ciudadanos guatemaltecos deportados en 2019 es similar al de 2018: 47,000 personas. En 2019, han sido deportados de México 42,000 guatemaltecos, una cifra superior en 4,000 personas a las del año anterior.
Trump sigue su campaña antimigrante
El 12 de noviembre, en la Corte Suprema de Justicia de EEUU tuvo lugar la audiencia de la demanda que cuestiona las motivaciones de la administración Trump para poner fin al programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), que benefició a 765,000 jóvenes migrantes en situación irregular posponiendo su orden de deportación y otorgándoles un permiso de trabajo.
La audiencia reflejó la división al interior de la Corte, y la preocupación por decidir el caso, considerando las expectativas que los beneficiarios, y las instituciones educativas tenían de que el programa sería una transición hacia un estatus permanente.
Preocupado por el impacto que tendrá la decisión en un grupo de migrantes, que es visto con simpatía por la opinión pública, la administración emitió un reporte que enfatiza el número de personas a quienes les negaron el beneficio o les fue revocado por ser arrestadas. Además de ser cifras menores, es un argumento simplista que omite considerar que estas personas crecieron en Estados Unidos, y que invita una vez más a cuestionar la idea de revocar estatus migratorios porque la persona fue arrestada o cometió algún delito.
A la par, continúan pendientes los litigios contra la terminación del Estatus de Protección Temporal (TPS) y la información que continúa emergiendo confirma que el gobierno ignoró la información del Departamento de Estado y que buscó la forma de que coincidiera con el calendario electoral, con la expectativa de beneficiarse de ello.
Asimismo, el año fiscal en EEUU termina con la monstruosa cifra de 69.550 niñas y niños migrantes detenidos, un aumento del 42% con relación al año fiscal anterior. El trauma causado por la separación de los padres apenas empieza a ser discutido, pero refuerza la importancia de garantizar el derecho a la protección de la familia, que incluye la unidad familiar.
Erosión de protección humanitaria arriesga a centroamericanos y mexicanos
Publicaciones en medios revelan que ante el aumento de las solicitudes de asilo de nacionales de México en EEUU, la administración Trump ha puesto en marcha el Proceso de Consideración de Asilo Humanitario (Humanitarian Asylum Review Process, HARP) mediante el cual se procesan y deciden las peticiones de asilo en diez días. El aumento de los solicitantes de asilo mexicanos refleja el empeoramiento de las condiciones de seguridad en México. De acuerdo con un estudio reciente, 21,398 personas esperan respuesta de asilo en 11 ciudades fronterizas con EEUU y de estas, el 52% son de nacionalidad mexicana. También, se han disparado las alertas sobre el riesgo mortal al que están siendo enviados solicitantes de asilo de Estados Unidos al ser devueltos a México, donde son vulnerables al crimen organizado. Por otro lado, organizaciones de la sociedad civil en México reclaman al gobierno de Andrés Manuel López Obrador una pronta respuesta a las más de 60,000 personas que han solicitado asilo en el país, así como se le concedió la protección humanitaria al expresidente de Bolivia, Evo Morales.