Catar por Qatar: dilema y rentabilidad

El deporte nos trae la lengua a la mesa. Con motivo del campeonato mundial “Qatar 2022” que actualmente se celebra en “Catar” (¿?) sale a la luz el choque de dos ortografías: Qatar y Catar. La postura académica de recomendar “Catar” (Ortografía 2010) se apoya en que la grafía de “q sin u, más vocal” no es parte del sistema ortográfico español. El uso simultáneo de ambas grafías se acepta cuando se da el caso de marcas registradas, y “Qatar 2022”, nombre del presente campeonato mundial de futbol, lo es. Desvirtuar la marca comercial sería, entre otras cosas, cometer algún tipo de delito.

En busca de un registro correcto

La estrategia académica de alternar “Qatar” y “Catar” no es fácil de poner en práctica, ya que implica para su aplicación conocer de antemano si estamos ante una marca comercial registrada. Sin comprobar caso por caso si aparece en un registro de la propiedad intelectual nunca habrá total seguridad. Parece fácil en “Qatar Airlines”, pero ¿y en “Te quiero Qatar”?El argumento académico en pro de “Catar” es poco sólido, ya que, si bien es cierto que “qa” no es parte de la ortografía escolar, tampoco lo son, por ejemplo, las combinaciones “sh” o “ngt”, e incluso “wa”; sin embargo, escribimos “Washington”. Si aplicásemos el criterio académico tendríamos que escribir: “Huásinton”. Sin ir muy lejos, igual ocurriría con “México” pues su “x” debería ser igual a la de “exigir”; no obstante, no suena “méksiko”.
Probablemente a alguien se le cruzó por la cabeza la brillante idea de que si se favorece un gentilicio escrito “catarí”, habría que derivarlo de un hipotético “Catar”. Esto tampoco lo justifica, porque ante “abulense” con “b”, gentilicio de los de Ávila, con “uve”, deberíamos escribir “Ábila”, con “b”. Y no es así.

La ortografía de las lenguas latinas

En apoyo de “Qatar” podríamos aducir que en español existe desambiguación léxica, esto es, usar grafías fuera del sistema para deshacer una ambigüedad. Tenemos, por ejemplo, encima, el adverbio, y enzima, la proteína. Igual lógica se aplicaría con el verbo catar ‘probar’ y su homófono nombre “Qatar”.

Impresión de la letra Q en la Biblia de Johannes Gutenberg.

Además, ya que hay un sistema oficial de transliteración del árabe al español, ¿por qué saltárselo a la torera? La letra inicial de “Qatar”, que se corresponde con el símbolo “qāf” en el alifato (alfabeto árabe) se representa en español con “q” como bien decía el Diccionario Panhispánico de dudas (DPD 2005).
Por lo anteriormente dicho, la grafía “Catar” provoca una duplicidad de formas de escasa rentabilidad.
Habría que añadir también que las restantes lenguas románicas, o latinas, utilizan la ortografía “Qatar”: italiano, francés, portugués. ¿Por qué abrir una brecha con ellos cuando la situación es la misma para todos? Mejor dejar “Catar” para un “catar y no aceptar”.

Autor

  • Luis Silva-Villar

    Luis Silva-Villar es educador, lingüista, periodista de la lengua y musicólogo. Obtuvo su PhD en la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA). Es asimismo licenciado en Lingüística Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid (España) y Profesor de Música por el Conservatorio Superior de Música de Madrid. Ha impartido clases en UCLA, UCSB y CMU. Actualmente es profesor emérito del Departamento de Lengua, Literatura y Comunicación de Masas de este último centro. Especializado en lengua y lingüística, e Historia y Cultura de España y Latinoamérica, su interés se centra en el español en Estados Unidos. Como periodista de la lengua ha publicado en España, en las revistas Ritmo y Folk, y en diferentes medios de Estados Unidos: La Opinión (LA), Diario de Nueva York, La Raza (IL), Hispanic LA, y Entérate Latino (CO), entre otros. Posee una docena de libros en el mercado, de los que destacan: Hablaciones (2009), Hablacadabla (2011) y El fondo y el forro del idioma (2020). Es el autor de la entrada enciclopédica “Periodismo de la lengua en la prensa escrita” de la Enciclopedia de lingüística hispánica, 2016. Luis Silva-Villar is an educator, linguist, language journalist and musicologist. He earned his PhD from UCLA (CA) and his licensure in Hispanic language and Literature from the Universidad Complutense de Madrid (Spain). He completed his studies in music from the Royal School of Music of Madrid (Spain). He was a professor at UCLA, UCSB and CMU, from where he is an emeritus professor of the Department of Languages, Literatures and Mass Communication. He is specialized in language and linguistics, Spanish in the US, and History and Culture of Spain and Latin America. As a language journalist he has worked for the following publications: Ritmo and Folk in Spain, and a variety of newspapers in the US: La Opinión (LA), Diario de Nueva York, La Raza (IL), Hispanic LA, and Entérate Latino (CO), just to mention a few. He has written a dozen books, among them we would highlight: Hablaciones (2009), Hablacadabla (2011) y El fondo y el forro del idioma (2020). He is the autor of the encyclopedic entry “Periodismo de la lengua en la prensa escrita” (Enciclopedia de lingüística hispánica, 2016).

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