Chile: los nuevos esclavos del sueldo mínimo
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Los medios de comunicación en Chile están controlados en su gran mayoría por los grandes grupos empresariales. A estos grupos les basta realizar una reunión de directorio semanal para direccionar uniformemente al conjunto del país. Cada ciudadano chileno puede entretenerse e informarse de acuerdo a lo que estos señores han dictaminado.
De esta forma, Chile es para los chilenos un país eminentemente blanco, alegre, ordenado y pujante que mira con arrogancia la bananería de los costados. No existen huelgas ni indios ni conflictos laborales ni menos ideas contrapuestas que amenacen el sano devenir liberal democrático de la nación.
Parte de la popularidad de la presidenta Bachelet era atribuible a esta desinformación intencionada. La presidenta, con su inmaculada y sonriente estampa, actuaba como el más idóneo dique para subyugar las pretenciones del populacho.
Para el resto de los países latinoamericanos Chile es un ejemplo a seguir. Nuestra macroeconomía, en la que quince millones de chilenos no tienen ninguna incidencia, está sana y hasta vigorosa. A la población le han fabricado un jet set para que le entretenga y le desvíe su atención de los problemas cotidianos.
Al fútbol, el arma más efectiva de enajenación, se le confiere cada día la importancia de una guerra mundial. El 60% del tiempo de los telediarios y las planas de los periódicos se ocupa para hablar de fútbol. El drama de un penal mal cobrado es superior al despido de cien mil personas.
Pocos chilenos llegan a enterarse de que hay regiones devastadas por el hambre y la carestía, por la contaminación y los atropellos laborales, por la violencia intrafamiliar y la drogadicción, por el alcoholismo y el desempleo, por las huelgas interminables y las palizas policiales. Pocos entienden que el país no es sólo de cartón ni falsas sonrisas, y que afuera, a un costado de cada pantalla de televisor hay un país real que bulle de resentimiento, de miedo, de agobio y de pestilencia. Chile es para los chilenos tan bello como el sugerente spot publicitario de una gaseosa light.
Y así el país continúa su historia, controladito a control remoto por los grandes señores empresarios, propietarios y especuladores. Los grandes señores de la riqueza que aniquilaron las pequeñas economías para tornar a los hombres incapaces de generar su alimentación diaria, les depredaron y contaminaron las aguas y los suelos, les intervinieron las redes de comercio, les impusieron leyes y cuentas mensuales y los dejaron en tal propicio desamparo que en lo posterior se vieron obligados aceptar como mendicantes zarrapastrosos cualquier empleo mal pagado. Los orgullosos y libres rotos de antaño fueron sometidos a la esclavitud de la legislación ordenadora y el sueldo mínimo.
Pero toda la disuación golpeadora de la oligarquía privilegiada no fue suficiente para enfriar la caldera social. El resentimiento ha acumulado tal grado de presión que hoy en día el país incuba silenciosamente la posibilidad del mayor estallido social de Latinoamérica.
Mientras tanto, los esclavos chilenos del sueldo mínimo continúan celebrando goles, garabateando árbitros, silbándole a las putas emplumadas y pidiendo nuevos créditos para pagar el televisor, los pantalones y el pan que consumieron tres años atrás.
Ilustre escritor: La descripción de la situación chilena puede aplicarse a cualquier país latinoamericano, incluyendo a Colombia, donde los jóvenes profesionales( y peor aún si no lo son)se debaten entre el desempleo y la desesperanza; y también en los alamacenes de cadena( Exito, Carrefur,etc),los muchachos solo sobreviven con las propinas como empacadores.
La concertación gobernó con los pantalones abajo durante 20 años, y el actual gobierno se está esforzando demasiado por seguir esa nefasta moda, estimado Jorge.
Y por cierto que la sublevación es aún metafórica. Nadie moverá un dedo más que para defender su propio plasma.
Un abrazo.
El artículo es bueno pero, demasiado alarmista, el autor podrá decir, y creo que así lo piensa que todo esto fué dejado «amarrado» por el gobierno militar, pero la concertación estuvo 20 años y no cambiaron nada, siendo que ´»venía la alegría del arcoiris», pero, como todos sabemos el arcoiris terminó en blanco y negro.
Muchas de las promesas de todos los candidatos y futuros presidentes de la concertación no se llevaron a cabo, terminaron adorando, aplaudiendo el modelo económico, salvo con algunos pequeñísimos cambios, para el pueblo obviamente, cosa que no despertara resquemores en la ciudadanía. Yo me consideraba un hombre de derecha, pero, con el pasar de los años me he dado cuenta que al final lo que elegimos es si nos quieren robar del «bolsillo izquierdo» o del «bolsillo derecho», por que al final somo «violados» igual, y si vemos como está conformado la elite de este país, vemos que los unos y los otros son lo mismo, como dice mi padre son el mismo cura pero con diferente sotana.
LA gente no se va ha sublebar, por que ya se acostumbró al plasma, o el LCD, a las buenas zapatillas, discoteques, al «trago importado», etc, etc, aunque tenga que pagarlo en 36 meses, pero, ahora están las tarjetas a pagar todo en 24 cuotas precio contado.
Hola acabo de leer el artículo y es tal cual estuve viviendo en Chile bastante tiempo y la brecha entre ricos y pobres es muy cruel y una bomba de tiempo….bastaba ir al supermercado y confrontarse con los «propineros» que desesperadamente venían a empaquetar todo por alguna moneda ya que no cobraban sueldos….y asi con todos los «retails» que se burlan de la gente poniendo intereses altísimos a su muy asiática mercadería que luego de 1 mes de exhibirla te la regalan prácticamente……
Este artículo tuyo lo incluí en mi libro… que no acaba de salir publicado
Pensé que hablaban de México.