Cruzando Líneas: El regreso, sin caretas ni cubrebocas

¿Será en realidad que ya nos libramos? Me cuesta guardar el cubrebocas, compartir el elevador, abrazar y dejarme tocar; pero lo necesitaba tanto

CALIFORNIA – Recorrí San Diego con aprehensión. Escapé unos días del calor del desierto en Arizona para trabajar con un paisaje de ensueño y pasar tiempo con colegas que inspiran y reinician. Lo necesitaba… mucho. Pero me desconcerté. Era una de las pocas personas que traía cubrebocas todavía. Quizá la pandemia empieza a controlarse en Estados Unidos, pero todavía me cuesta sacarla de la mente. ¿Será que podemos olvidar tan rápido?

No fue mi primer viaje pandémico o postpandémico, pero sí el único en el que he sentido que vivo en un universo paralelo. No sé si me fui al pasado o al futuro. Vi muchos rostros desnudos juntos. Era como antes, pero con un alivio de hoy. Nos veíamos y nos sonreíamos con complicidad entre extraños, pensando que sobrevivimos un monstruo. Se sintió extrañamente bien, pero contradictoriamente mal. ¿Será en realidad que ya nos libramos? Me cuesta guardar el cubrebocas, compartir el elevador, abrazar y dejarme tocar; pero lo necesitaba tanto.

La pandemia nos hizo quitarnos muchas máscaras para ponernos solo una que nos cubre la sonrisa, las muecas y el rostro. Le enseñamos a las cejas exagerar y al ceño a disimular. Usamos los ojos para decir las palabras que se nos ahogaron por dentro. Y ahora el mundo nos obliga a despojarnos de todas las caretas que nos pusimos en pandemia. Tenemos muchos filtros, como capas, y la vida nos fuerza a deshojarnos. Hemos vuelto a vernos en realidad.

Pagamos un precio muy alto por este regreso. Se nos murieron muchos y a los que sobrevivimos, nos asaltaron los miedos, los demonios y lo más oscuro de nuestros seres. Pero hay que dar el primer paso.

Tengo más de tres meses completamente vacunada y los míos igual. Ya nos reunimos, nos apapachamos, salimos a comer y hemos vuelto al cine. Lo hacemos con los rostros cubiertos, el gel antibacterial en el bolso y la distancia social. En California fue distinto. Era como si hubiéramos pasado página, pero confieso que a mí me cuesta hacerlo. Quizá, analizo, es la culpa del privilegio.

Sé que mientras yo tengo la libertad de escoger si me pongo o no la mascarilla, hay millones de personas aún en el mundo sin acceso a la vacuna contra el coronavirus. Sé que cuando yo me puedo costear una comida en un restaurante, hay millones en el mundo que perdieron sus ahorros o sus trabajos en medio de la crisis de salud pública. Estoy consciente de que viajo, celebro y vivo desde mi privilegio. Y me castigo al pensar que esta libertad es una afrenta al dolor ajeno. ¿Por qué todo tiene que ser tan complejo?

Pronto iré de nuevo a México y sé que la historia será muy distinta, pero igual de desafiante. Quizá la pandemia por el coronavirus empieza a ceder, pero las luchas internas nuestras no.  Los cuerpos regresan al mundo, pero ¿dónde se quedan los espíritus? Los míos siguen atrapados en este limbo de no querer olvidar y ansiar volver.

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Autor

  • Maritza Félix

    Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años. Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra. En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona. Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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