El caso Roque Dalton: Siete meses después engavetado en la Fiscalía salvadoreña
El 2010 fue un año bastante convulsionado para la memoria de Roque Dalton. Entre las demandas de la familia, las posturas de los presuntos participantes del asesinato, las deudas del Estado salvadoreño, la introducción de la demanda en la Fiscalía aún se espera que haya resultados que aclaren este hecho, que lleva impune más de 35 años.
A pesar de eso, la familia está dispuesta a tocar puertas a la justicia internacional, de no resolverse el caso en el país. Este es un resumen de lo sucedido en el año, la evaluación de los que han estado pendientes del caso. ¿Seguirá su curso la impunidad en el caso Dalton en el 2011?
El pasado 14 de mayo un evento sin presentes se generó en las oficinas de la Fiscalía General de la República. Juan José Dalton y Jorge Dalton, acompañados de la representación legal del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (IDHUCA) interpusieron una denuncia por el crimen cometido contra su padre, el poeta Roque Dalton, cometido el 10 de mayo de 1975, y que fue ordenada por la máxima dirección del extinto Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Dalton fue asesinado luego de un cuestionado «juicio político» dentro de la otrora dirección del ERP, de los cuales estaban Alejando Rivas Mira, de quien se desconoce su paradero; Joaquín Villalobos Huezo, ahora asesor del presidente mexicano Felipe Calderón en la lucha contra el narcotráfico; y Jorge Meléndez, actual director de Protección Civil del Gobierno de Mauricio Funes.
Junto a Dalton fue asesinado otro salvadoreño de nombre Armando Arteaga, conocido como Pancho. Según la familia del poeta, han recabado diversos testimonios donde se evidencia que estos tres dirigentes estuvieron de acuerdo con la ejecución de Roque Dalton y Armando Arteaga. Y fue Rivas Mira, en ese entonces, jefe máximo del ERP, quien ordenó a sus inmediatos subalternos, también al frente de la organización, Joaquín Villalobos, Vladimir Rogel y Jorge Meléndez, ejecutarlos sumariamente.
Uno de estos testimonios es del mismo Joaquín Villalobos, quien en una entrevista en 1993 para el periódico mexicano Excélsior, dijo que el asesinato del poeta Dalton «fue un tremendo error». En esa entrevista dio un listado de los que participaron en la decisión colectiva de desaparecer al poeta: Alejandro Rivas Mira, Jorge Meléndez, Vladimir Rogel, Alberto Sandoval, otro de seudónimo Mateo y el mismo Joaquín Villalobos.
El año pasado, a 35 años del asesinato y en honor a las 75 primaveras del poeta, la familia decidió generar una batería de demandas dirigidas hacia el Estado salvadoreño para esclarecer el caso y, sobre todo, despertó una polémica entre el actual Gobierno y las víctimas.
El encontronazo se produjo con un comunicado, que publicó la familia el pasado 4 de mayo, donde exponían su postura, demandaban el esclarecimiento del caso y arremetían contra la incoherencia del Estado, al querer conmemorar al poeta, cuando dentro del gabinete presidencial se encuentra uno de los principales sospechosos de la muerte del poeta, Jorge Meléndez, actual director de Protección Civil. De este hecho, se desprende una de las principales demandas de la familia: «El despido inmediato de Jorge Meléndez como jefe de Protección Civil», según reza la misiva, en protesta a la que llaman «la ofensa más grande en contra de la memoria de Roque Dalton, así como contra su familia, desde su asesinato».
En medio de la polémica, Meléndez, en una entrevista a ContraPunto, dijo no recordar el asesinato de Roque Dalton, sino «un proceso político en el cual salieron muertos varios compañeros, uno de ellos, Roque Dalton». Además afirmó «yo estuve ahí y yo sé lo que pasó», dice además estar orgulloso se haber sido parte del «proceso».
En este mismo tono, apunta Paolo Lüers, periodista y excolaborador del ERP, que el asesinato de Roque sirvió para que el ERP «aprendiera la amarga lección de sus errores y en el transcurso de la guerra no cayó en tentación de usar su poder destructivo de manera represiva contra su propia gente y bases».
Además califica de «absurdo e irónico» que se siente en el banquillo de los acusados a quienes sí aprendieron de sus errores (Jorge Meléndez) y no a los que no aprendieron.
Por su parte, Lüers, quien se considera amigo de Meléndez, asegura en una columna publicada el 5 de mayo pasado en un matutino, que si Meléndez participó en el asesinato «como joven radical y confundido, miembro de un grupo inmaduro de aficionados que querían convertirse en guerrilla, esta tragedia le sirvió para convertirse en un hombre que superó el sectarismo y se convirtió en un líder guerrillero audaz, justo y responsable».
Dentro del mismo marco del natalicio y el aniversario de la muerte de Roque Dalton, el Gobierno de El Salvador, comenzó a esbozar la posibilidad de hacer un acto in memoriam.
Sin embargo, la familia del poeta fue contundente y negó toda posibilidad de apoyar este tipo de actividades en el mismo comunicado. «La familia Dalton decide: No participar, apoyar o avalar acto oficial alguno que, dentro o fuera del territorio nacional, realice el actual gobierno relacionado con la conmemoración del XXXV Aniversario del asesinato de Roque Dalton, o de otra naturaleza ligado a su figura y su obra», expresan. Además, les veda la oportunidad de publicar sus obras o de usar su figura y su nombre por cualquiera de las instancias del actual Gobierno.
Y no solo a la familia le parece un poco incoherente utilizar la figura y la obra del poeta y recibir honores, para Dalia Chévez, artista visual y directora de la revista cultural Ordinaria, este es un mal de los gobiernos salvadoreños, donde el artista se ve como «un adorno».
De igual forma, agrega que «se les hacen homenajes, se les pide a los niños que los pinten y está bien. Habla de lo valiosos que fueron y son, pero veamos todos los lados, esas figuras (como Roque Dalton o monseñor Romero) cargan sus historias, donde se pone de manifiesto que incidieron contundentemente en la realidad, pero actuaron de formas bien bajas con ellos».
Siete meses en el limbo
El presidente salvadoreño Mauricio Funes, quien no realizó las demandas de la familia, los invitó a pasar a las instancias de la Fiscalía para comenzar una investigación y esclarecer el caso a posteriori. Recomendación que acató la familia; ya que el caso no entra dentro del período que abarca la Ley de Amnistía del 93 y a su vez es imprescriptible. Actualmente, el caso tiene siete meses de estar engavetado, ya que según Henry Fino, abogado del IDHUCA, el retraso de la Fiscalía es tan grave que ni siquiera le han asignado un número de entrada a la denuncia ni un fiscal que inicie las investigaciones del caso.
Juan José Dalton, frente a esta situación, asegura que «no es raro (el retraso), los casos de monseñor Óscar Romero y de los padres jesuitas, las masacres y más atrocidades no se han resuelto jurídicamente, pero el día de la justicia tiene que llegar».
Asimismo, enfatiza que para su familia, el hecho de haber llevado el caso del asesinato de Dalton a la Fiscalía constituyó un hecho trascendente a nivel nacional e internacional. «.
Frente al papel que tomó el gobierno salvadoreño, Juan José Dalton asegura que actúo «políticamente». Agrega que el presidente Funes «actuó más en defensa de su ‘genuino colaborador’, es decir, Jorge Meléndez, ex jefe guerrillero del ERP y uno de los responsables del asesinato de Roque Dalton, que en defensa de la justicia y de la víctima, en este caso Roque Dalton».
Además admitió haberse entristecido frente a la actitud que tomó el mandatario por ser «el primer presidente de izquierda, un intelectual de gran calibre y no defendiera a Roque Dalton».
Juan José Dalton aseguró que las pruebas, que ahora están en manos de la Fiscalía, son contundentes y se pueden comprobar, mediante confesiones, testimonios y presunciones, la participación de los implicados. Incluso, agregó que «Villalobos y Meléndez están situados en la escena del asesinato»; sin embargo, esas son revelaciones que deben salir a partir de la investigación de la institución.
A pesar de sentirse confiados en que el Estado salvadoreño pueda dar debida justicia a este caso, la familia es enfática en que «si no funciona la justicia local, llevaremos el caso a la justicia internacional. Así será. Pero tienen que cumplirse todos los trámites locales», ya que el caso ha sido presentado como «un crimen de lesa humanidad».
En medio de la opinión pública
Roque Dalton es un poeta estudiado, analizado, recomendado y leído, no solo por el valor estético de su obra; sino también por su ideología, sus planteamientos políticos; e, incluso, por la figura y el mito que se generó a su alrededor debido a los hechos que rodearon su muerte. Por esta razón es que diversos artistas, académicos y generadores de opinión se conmocionan con los hechos que giran en torno a él. Los acontecimientos ocurridos en el 2010 tampoco se pasan por alto.
Para el escritor Pablo Benítez (director de La Cátedra Libre Roque Dalton), el caso «marca un punto crucial en la historia salvadoreña del Siglo XX». Además, califica de «acertados y necesarios» los movimientos que ha hecho la familia Dalton en torno a este caso. De igual opinión es el escritor, filósofo y estudioso de la obra de Roque, Luis Alvarenga, y asegura que «sirve para poner en relieve que, la muerte de Roque, no es asunto privado de la familia, sino que es de interés nacional», ya que opina que este caso «sigue favorecido por el silencio, la impunidad y las verdades a medias».
Concuerda con él, Paola Lorenzana, bailarina y poeta, y expone que el esclarecimiento de este hecho «ayudaría a comprender y a sensibilizarnos; porque, tal vez, eso es lo que hasta ahora entrampa cualquier proceso de reconciliación: La impunidad y el olvido por desconocimiento y poca sensibilidad ciudadana frente a estos casos».
De la misma manera, Lorenzana apunta que «la familia tiene todo el derecho de reclamar y dar seguimiento en su pérdida». En este sentido, también los artistas jóvenes toman la voz y coinciden. La poeta Miroslava Rosales afirma que no solo la familia tiene el derecho, sino que debería ser una demanda de la ciudadanía. Asimismo, considera que el caso debe llevarse hasta las últimas consecuencias.
Dalia Chevez, artista visual, considera que la familia está actuando conforme a la ley; sin embargo, considera lamentable que el proceso «se haya estancado y después de ver las noticias parezca que todo se enfrió».
Los artistas con los que habló contrACultura coinciden en que es importante enfocar la mirada en este caso, no solo por la familia y el derecho que poseen, sino porque consideran que hay interés nacional e internacional en este caso, sobre todo por la trascendencia del poeta. A pesar de que algunos puedan creer que la obra de Dalton vale en sí misma, más allá de la figura, consideran que no puede desligarse una de la otra, porque ambas deben tener la importancia debida.
«A mí, como lector de su obra, no me deja tranquilo la impunidad que sigue reinando alrededor de la muerte de Roque. Leo un poema suyo como ‘Hotel German-American’ y no puedo dejar de pensar en que esas palabras están clamando justicia y verdad», ejemplifica Alvarenga. Por su parte, Mayra Barraza, artista visual y directora de la revista de arte El Ojo de Adrián, apunta que ambos campos de Roque tienen la trascendencia debida en su contexto.
Son muchas organizaciones, artistas extranjeros, incluso salvadoreños en el exterior que han expuesto su postura oficial frente al caso. Sin embargo, en El Salvador, a pesar del apoyo con el que cuenta el tema, aún no existe un manifiesto de parte de la comunidad artística del país pronunciándose en torno al caso. Pablo Benítez explica que hubo un intento de organizar la firma de un manifiesto; sin embargo, fue imposible. «Los pronunciamientos no siempre son la mejor vía», comentó. Mayra Barraza, por su parte, la considera «una deuda pendiente».
Por su parte, Dalia Chévez es más lapidaria y considera que «nadie quiere problemas». Asegura que va más allá de que «a nadie le indigne el caso de Roque», cree que la poca empatía es porque «primero, se necesita que cada gremio esté organizado, para tener una incidencia real con un documento como un manifiesto de los artistas salvadoreños». Miroslava Rosales atribuye esta falta de un pronunciamiento «precisamente por los vínculos partidarios o ideológicos de muchos».
Pese a la falta de un manifiesto oficial de la comunidad artística del país, el caso sigue a paso lento, pero seguro, ya que si las instancias nacionales se agotan el siguiente camino será la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Como bien lo englobó Juan José Dalton: «El asesinato de Roque Dalton será esclarecido. Sus asesinos quedarán al descubierto. La verdad descubierta será el castigo para los criminales impunes y para sus encubridores que quieran protegerlos».
Lea gratuitamente la versión electrónica del libro: ¿Quién asesinó a Roque Dalton? Mapa de un largo silencio de Lauri García Dueñas y Javier Espinoza. La parte de los anexos se publicará, por entregas, a partir del 10 de enero de 2011 en ContraPunto y en la revista contrACultura.
Original publicado en contrACultura y ContraPunto.