El G20 en Buenos Aires

No tengo idea cuál será la visión, desde otro lugar del planeta, de la reunión del llamado Grupo de los 20 que se planificó en mi ciudad para este fin de noviembre.

Desde mi propio Buenos Aires, cambiaron mucho las cosas en los últimos años.

Bicentenario sin violencia

Todavía queda en el recuerdo los actos del Bicentenario, en 2010, en el que todos los presidentes llegados de UNASUR, más las delegaciones extranjeras, cruzaron la Plaza de Mayo sin ninguna custodia, en medio de los cientos de miles de argentinos que los saludaban en esa parte de la ciudad, en la que más de dos millones de personas, estaban celebrando 200 años de libertad.

Hubo manotazos, caricias, abrazos, calidez, afecto. Ninguno de los presidentes pensó que algo así podía suceder.

No hubo un solo acto violento, ni un golpe, ni uno de los tradicionales arrebatos que son naturales en las multitudes en cualquier lugar de la Tierra.

Nunca como en esos días, se demostró que no hay sistema más seguro que el que se basa en la libertad y la felicidad de la gente.

Un G20 diferente

Pero estamos en 2018. Ya no es el G20 que surgió de aquella crisis financiera global del 2008 que arrasó sistemas, volteo gobiernos, y desde mi punto de vista fue el cierre de la primera etapa de predominio neoliberal y destrucción del Estado de Bienestar.  Esa etapa que comenzó con Reagan, Thatcher, el papa Juan Pablo II, la caída del Muro de Berlín.

El final de esa etapa optimista para muchos –no es mi caso- de globalización feliz, terminó con esa crisis, que para muchos fue más grave que la de 1930.

Y ese G20 fue el ámbito multilateral que puso orden en el caos financiero, de manera contradictoria: algo de keynesianismo en EEUU, predominio financiero en Europa, intentos de una política distinta desde los BRICS.

Se sostuvo el sistema, incluso hubo reuniones en los que avanzaron en la agenda planteos tanto desde Argentina como Alemania, de poner algún control sobre los paraísos fiscales y el anarco-terrorismo financiero.

El neoliberalismo como fascismo del siglo XXI

Pero esa crisis de 2008 también puso en marcha otro proceso de concentración económica y destrucción democrática. Trump, en USA, el crecimiento neonazi en Europa, la política imperial de golpes blandos en América Latina. El neoliberalismo se asume como el fascismo del siglo 21. Y ese es el escenario en el que se reúne el G20 en Buenos Aires.

Muchos saben que la repuesta a la movilización popular al Plan de Mauricio Macri y el FMI en Argentina fue represión y señalar a inmigrantes como responsables de hechos violentos, cuando investigaciones periodísticas demostraron que fueron acciones provocadas por los mismos agentes de seguridad.

Estos días se agrega la aparición de artefactos explosivos que se adjudican a grupos anarquistas anti G20.  Todo indica que nuevamente son las bandas de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich las que construyen un escenario de violencia que es el que ellos querrían. Detrás viene una lista de declaraciones de prensa extranjera hablando maravillas del operativo de seguridad que Macri esta preparando frente a las terribles amenazas. La derecha organiza el terrorismo que dice combatir. ¿Se acuerdan del incendio del Reichstag en Berlín?

Tanto es así que la ministra Bullrich declaro que lo mejor que podían hacer los porteños era irse de la ciudad durante la reunión. Nada mas explicito de lo que significan los ciudadanos para el fascismo que nos gobierna.

Defender la multilateralidad

Tan horrible es la situación, mucho me temo, que esta reunión de la cúpula multilateral del mundo nuevamente se pierda una oportunidad.  Claramente para la cúpula neofascista de los Trump o Bolsonaros, el tema será el narcotráfico (del que USA es el principal consumidor) o el terrorismo (al que USA también ayudo a organizar), tratando de embarcar a todo el mundo en la guerra comercial USA-China, en la guerra al narcotráfico, en la guerra al terrorismo. Siempre en la guerra.  Una lástima.

La defensa de la multilateralidad es, creo firmemente, el único espacio que puede permitir a la humanidad no digo un futuro mejor, simplemente un futuro.

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