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Ex ministro Vensentini sobre la nueva etapa que comienza en Argentina

En una América Latina devastada por el neoliberalismo, Alberto Fernández surge como una última esperanza de justicia social dentro del modelo institucional democrático actual.

Buenos Aires – No puedo empezar una perspectiva de mi país sin dejar de ver el contexto continental. La política norteamericana de los últimos años: lawfare, golpes blandos, y no tanto, generó en Latinoamérica casi el mismo resultado que las guerras locales provocadas en Medio Oriente: la destrucción de sociedades prósperas, con gobiernos adecuados a su realidad, pero democracias al fin.  Libia, Argelia, Siria, Irak, Afganistán, son hoy sombras de lo que fueron. Gobiernos títeres sin poder, sociedades fracturadas, futuro de odio y guerra, quiebre de las naciones como tal.

Algún líder importante de América Latina dijo en estos días que lo que pareciera estar terminando en la región es la etapa donde las naciones podían llegar a construir sociedades más justas por la vía electoral, democrática. Ese fue el signo de nuestra América luego de la salida de las dictaduras militares de los años 70. Pero la intervención de EE. UU. parece estar obturando esa vía, abriendo nuevamente el cauce a la etapa insurreccional.

El caso argentino

En ese contexto, Argentina -me asombro a mí mismo- con todas sus imperfecciones está demostrando cómo la democracia caló hondo en la población. Empezando por las elecciones primarias, en la que los millones de argentinos, salieron de sus casas con una voluntad silenciosa pero firme, y con una boleta electoral dieron por terminado al gobierno neoliberal que destrozó al país.  Esa noche sentí que habíamos construido democracia en serio. Gracias, Alfonsín.

Argentina no es ninguno de nuestros vecinos.  El neoliberalismo impuso una economía de mercado, pero no pudo imponer una sociedad de mercado. En Argentina no perdimos el combate en las calles, millones salimos en estos cuatro años contra el neoliberalismo, los movimientos sociales se organizaron mejor, los sindicatos se fueron uniendo, las mujeres llenaron de verde al país, los docentes mostraron que esa perla de la democracia argentina que es la escuela pública no se puede matar.

Pero ese clima insurreccional creativo, tuvo su reflejo en la vida democrática, institucional. Argentina es una democracia de partidos políticos, y a pesar de todas las maniobras para vaciarlos de contenido, el Peronismo demostró su naturaleza de movimiento nacional articulador de las fuerzas populares, y así esa unidad en el Frente de Todos que construyo una salida democrática ante el desastre neoliberal.

Alberto Fernández

Ahora, en pocas horas, va a asumir el gobierno Alberto Fernández.

Hay esperanza, hay fuerza. El discurso y los movimientos del Presidente electo luego de las elecciones fueron en la misma línea que durante la campaña, eso ya levanta los ánimos

Y ahora, ya presentado su gabinete de ministros, la esperanza se fortalece.   Es un equipo solvente, equilibrado en un frente multipartidario, pero coherente. Un equipo joven con mucha fuerza.

La economía

Seguramente el centro de la atención esté puesto en el área económica que es quizás lo que desde afuera más se comenta sobre nosotros, un país fundido por el neoliberalismo.

La respuesta es coherente, Martin Guzmán en Economía, discípulo de Joseph Stiglitz, a cargo de las finanzas y la deuda externa; Matías Kulfas en Desarrollo Productivo, que es poner la economía real a funcionar y generar los recursos para poder pagar los compromisos; y Cecilia Todesca como vice jefa de gabinete, a cargo del manejo centralizado de los recursos del Estado. Un triángulo virtuoso.

Tres designaciones claves

Pero más allá del punto económico quiero señalar tres designaciones que demuestran que Fernández va a dar combate en aspectos centrales de la vida de los argentinos, ninguna de las tres son designaciones formales. Mucho más después de lo que está sucediendo en nuestra América latina, cuyo ultimo ejemplo es el golpe cívico militar que instauró la actual dictadura en Bolivia.

Agustín Rossi va a ser el próximo Ministro de Defensa, ya lo fue con Cristina. Gran continuador de esa gran ministra que fue Nilda Garré. Fortalecer los mandos civiles, dar un objetivo estratégico a nuestras Fuerzas Armadas, reequiparlas, capacitarlas, para que cumplan su función en la democracia de acuerdo con las necesidades nacionales y regionales.

Sabina Frederic va a ser la próxima Ministra de Seguridad, una antropóloga especializada en el tema que tendrá la tarea de limpiar el área de seguridad de las doctrinas estadounidenses del llamado combate al narcotráfico: nueva versión de la Guerra Fría del Pentágono.  “El terrorismo es un problema de la OTAN, no compramos agenda de otros”, ha declarado.  Simple, potente.

Y se crea un nuevo Ministerio de Mujer y Equidad y al frente está Elizabeth Gomes Alcorta. Por si no la conocen, es la abogada de la líder kolla Milagro Sala, encarcelada desde los primeros días por el gobierno de Macri, cuya libertad reclaman tanto la OEA como las Naciones Unidas. ¿Piensan que este tema no es estratégico? Miren el racismo, como bandera de odio que fragmenta las sociedades y destroza las democracias. Sobre ese odio se montan las corporaciones, se articula el trabajo sobre policías y ejércitos para quebrar democracias.

¿Democracia con justicia social?

Argentina empieza una nueva etapa, y como vengo diciendo, más allá de salir de la crisis económica lo que tenemos por delante es esa pregunta que se hicieron en su momento tantos líderes como Allende, Perón, Evo, Lula, Correa: ¿Es posible, frente a las políticas estadounidenses, construir sociedades más justas para nuestros pueblos por la vía pacífica y democrática?

En Argentina estamos haciendo esa apuesta.  Espero que no sea por última vez.

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2 comentarios

  1. Evidentemente el comentario de Adriana es el de ese sector que desea continuar promoviendo una grieta de ODIO y DIVISIÓN. Alberto Fernández representa el resurgimiento de la ESPERANZA en un país en que en los últimos cuatro años, con el neoliberalismo de Mauricio Macri, 40% de los argentinos terminaron en la pobreza.

  2. Alberto Fernandez no tiene ni siquiera fuerza en la mirada, es un títere de una familia que durante su gobierno de 12 años mantuvo jubilaciones de hambre.

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