John Pérez y las historias de la Asamblea
Con los demócratas en la Asamblea de California tras sí se aseguró que John Pérez, asambleísta por Los Angeles y también conocido como primo del alcalde Antonio Villaraigosa, será el próximo Presidente de la Asamblea estatal. El puesto es considerado por muchos como el número dos en todo el estado, claro, después del de gobernador.
Pérez, que llegó a la Asamblea el año pasado después de 15 trabajando para sindicatos, tiene la característica de ser el primer presidente gay de la cámara baja californiana. El no se considera que está en la política en representación de los gays. De cualquier manera, la ocasión es válida.
Otra característica es que contrariamente a sus antecesores inmediatos, podrá estar al frente de esta institución por más de cuatro años. La razón: las leyes que limitan a tres ejercicios de dos años cada uno los términos de los asambleístas (más dos de cuatro años para los senadores estatales). Al ser Pérez casi un recién llegado, le queda su primera y su segunda reelección (si es que es reelecto; Gil Cedillo, senador estatal y autor perenne de la ley de licencias de manejar para indocumentados que ha presentado doce veces, quiere su puesto. A Pérez no lo conocen muchos, a Cedillo sí… pero me imagino que algún tipo de acuerdo habrá.)
Con cuatro años Pérez superará a la enorme mayoría de los 67 presidentes que tuvo la Asamblea desde la incorporación de California, en 1850.
En efecto, entre 1850 y 1911 hubo 38 presidentes de Asamblea, a raíz de un promedio de poco más de un año cada uno. Algunos duraron días, semanas o pocos meses. Recién fue el número 39, C.C. Young, quien duró más de cuatro años.
Los ejercicios brevísimos continuaron entre el 39… y el 49. Recién en 1943 Richard Lyon, un republicano, duró tres años.
Ya en la era moderna se alargaron los términos; Jesse Unruth duró ocho años y es considerado el más importante e influyente de todos ellos, y Leo McCarthy, un demócrata luego candidato a gobernador, ejerció por siete años.
Pero ninguno como Willy Brown, quien con 15 años de poder directo y dos más con simples testaferros manteniendo un puesto que seguía siendo suyo, llegó al pináculo de la influencia del “speaker of the Assembly”.
Entre 1850 y 1980 hubo 57 presidentes de la Asamblea de California. Todos varones, todos blancos, hasta que llegó Brown, el primer afroamericano.
En 1995 la republicana Doris Allen fue la primera y única mujer en el segundo puesto más importante del estado. Pero careció de poder alguno: había sido nominada por el demócrata Brown para conservar el poder. Fue destituida luego de tres meses por sus copartidarios y reemplazada por otro republicano invención de Brown, Brian Setencich, quien duró también tres meses y cayó en desgracia cuando su benefactor renunció para convertirse en alcalde de San Francisco.
El primer latino fue el número 62, Cruz Bustamante, luego vicegobernador, en 1996 y por un año y dos meses.
Pero desde entonces y contando a Pérez, serán cuatro de los últimos siete latinos: le precederán desde entonces además de Bustamante, Antonio Villaraigosa y Fabían Núñez. Un cambio gigantesco desde que se sucedían los caraspálida en una estructura donde la Asamblea se reunía por sólo tres meses al año hasta lo que es hoy.
O era hasta hace poco, porque la Asamblea, al mismo tiempo, ha ido perdiendo su poder, y con ello el de su presidente.