Las universidades en la era de la Inteligencia Artificial: crecientes desafíos

Inmersas en una vorágine tecnológica, se mantienen como pilares fundamentales de la formación del talento humano

En esta era de vertiginosos avances tecnológicos, incluyendo Inteligencia Artificial (IA), las universidades en general y las de Latinoamérica y el Caribe en particular, enfrentan desafíos sin precedentes.

En el contexto actual, están inmersas en una dinámica que brinda oportunidades inéditas en el desarrollo de sus funciones como entes de educación superior, a partir de sus raíces en la Ilustración, en el Siglo XVIII, el Siglo de las Luces.

El sistema educativo y las revoluciones tecnológicas

Es muy probable que aún sea prematuro establecer proyecciones seguras sobre el desarrollo del campo educativo y la influencia de las sorprendentes tecnologías actuales. Tómese en cuenta que fue no más allá del 30 de noviembre de 2022 y del 15 de mayo de 2024, cuando se presenta la IA y se consolida con “saltos de desarrollo expansionista” utilizando las conexiones de internet en todo el mundo.

Surgen entonces nombres como ChatGPT, Gemini, Co-Pilot, Qwen, DeepSeek. El cambio es vertiginoso y las universidades deben lidiar no sólo con estos factores que constituyen poderosos medios para el conocimiento, para procesos de enseñanza y aprendizaje, sino también con rápidos desarrollos de nexos tecnológicos y adaptación a las demandas de competitividad y productividad en los mercados.

Los desafíos y las oportunidades para todo el sistema educativo general de los países se ubican en ese contexto de cambios poco previsibles. Como parte esencial de ello, no obstante, las universidades se mantienen como los pilares fundamentales de la formación de capital humano, del talento humano, del recurso más valioso que tiene toda sociedad y toda empresa.

La necesidad de reevaluar los métodos pedagógicos

El talento humano es el único recurso que permite generar riqueza a partir de los otros factores de producción, tal como capital, recursos naturales, trabajo y capacidad empresarial. Para el caso de América Latina y el Caribe, una región con sus propias particularidades socioeconómicas, la necesidad incuestionada de reforma, de adaptación,  no implica solamente modernización, la puesta al día, sino también la ineludible necesidad de asegurar su relevancia institucional y competitividad en la era digital.

Uno de los factores que se hace más evidente en las condiciones actuales, se refiere a la necesidad apremiante de reevaluar los métodos pedagógicos, los sistemas de evaluación y los contenidos curriculares.

Esto es vital desde varias perspectivas, lo que incluye: formación por capacidades, por competencias y formación integral; atención a la cobertura y acceso de la educación por parte de estudiantes; abordaje de la problemática rural y urbana en los diferentes países;  consideración de la formación constante, la actualización de los cuerpos profesorales, verdaderas columnas de sustentación de los sistemas educativos.

¿Qué habilidades deben priorizar las universidades?

Ante esta pregunta clave, la respuesta debe buscarse en contenidos que no abandonen las capacidades que les son inherentes a la esencia humana: creatividad, innovación –“siempre hay una forma mejor de hacer las cosas, los productos”- pensamiento crítico, resolución de problemas –con pensamientos lineales, sistémicos, complejos- ética, liderazgo, adaptabilidad, inteligencia emocional y capacidad de operar profesionalmente en organizaciones interdisciplinarias.

A partir de ello, la siguiente consideración medular: en tiempos de la IA, algo fundamental es conocer los aspectos esenciales de una disciplina y -segundo- cómo esos elementos interactúan dinámicamente siguiendo patrones lógicos. Esto permite pasar de datos a información, de ésta a conocimiento y de esta fase a recomendaciones y evaluaciones.

Las respuestas a muchas interrogantes parecen estar relacionadas con la característica de que el currículo debe evolucionar para enseñar a los estudiantes no sólo a comprender la IA, sino a interactuar con ella. Se impone la necesidad de eficiencia, eficacia y oportunidad. La IA, es de recordar, no es infalible, existen ocasiones en que “con tal de no quedar callada”- puede compartir planteamientos falsos, por más intrincados que se presenten.

Las implicaciones éticas, sociales y legales de la IA

Se trata de cuestionar las respuestas de la IA y utilizarlos como productos de una herramienta útil a fin de amplificar capacidades. En general, esto se relaciona con una revisión exhaustiva de los planes de estudio, la integración transversal de la IA y el desarrollo de nuevas metodologías de enseñanza que incluyan el fomento de la participación activa y el aprendizaje basado en proyectos específicos, en el aprendizaje basado en retos (ABR).

Por otra parte, la IA tampoco tiene la pureza de la neutralidad. Esto tiene implicación con dimensiones éticas, sociales y legales, desde la privacidad de los datos y el sesgo algorítmico hasta la transparencia y la rendición de cuentas. Este aspecto ha sido por demás cuestionado, por ejemplo, en campañas de marketing, pero también en procesos políticos, tales como el denominado “brexit” en el Reino Unido, o campañas políticas de diversos países, tanto emergentes como desarrollados.

Es importante tener en cuenta que se requieren programas de investigación que aborden los impactos de la IA en la sociedad; se necesitan espacios de diálogo que fomenten una comprensión crítica y multidisciplinar de sus repercusiones, de sus externalidades.

En especial, mas no únicamente en Latinoamérica y el Caribe, se requiere de una visión estratégica a largo plazo, de una cooperación persistente entre la academia, el gobierno, los sectores productivos y la sociedad civil. La finalidad es hacer que la IA sea un poderoso instrumento para el bienestar y desarrollo sostenible, la prosperidad y consolidación de sociedades libres, competitivas, capaces de ir superando las brechas existentes.

Autor

  • Giovanni E. Reyes

    Giovanni Efrain Reyes Ortiz, Ph.D. en Economía para el Desarrollo y Relaciones Internacionales, de la Universidad de Pittsburgh, con post-grados de la Escuela de Altos Estudios Comerciales -HEC- en París, Francia, y de la Universidad de Harvard. Ha sido Director de Integración Latinoamericana y del Caribe en el Sistema Económico Latinoamericano y Director de Informe en Naciones Unidas.

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