Trump despide a Sessions y ataca libertad de prensa
A pocas horas de que su partido perdiera control de la Cámara de Representantes, el presidente Donald Trump cambió el tema del día con dos actos que más allá de su sensacionalismo político tienen serias repercusiones para las instituciones democráticas de la nación: despidió a su Procurador General Jeff Sessions y atacó la libertad de prensa al echar de la Casa Blanca al periodista de CNN Jim Acosta.
Obstáculos para Mueller
Para sorpresa de todo el país, el presidente le pidió la renuncia a Jeff Sessions. Aunque sugirió que era un cambio postelectoral sin mucha trascendencia, la medida generó todo tipo de especulaciones.
Las diferencias entre el presidente y su procurador general eran bien conocidas. En su momento, Sessions provocó la ira de Trump al recusarse de la investigación relacionada con la interferencia rusa en las elecciones de 2016, que está a cargo del fiscal especial Robert Mueller.
Se teme que al despedir a Sessions, Trump ha decidido acelerar el proceso de obstaculización de la investigación. Una táctica que parece confirmarse con la designación de Matthew Whitaker, un funcionario del Departamento de Justicia que respondería al presidente. En agosto de 2017, Whitaker escribió un comentario editorial para CNN en el que critica la investigación que, el mismo presidente, ha caracterizado como “una caza de brujas”.
Cualquier acción de Trump o de su Departamento de Justicia que interfiera con la investigación de Mueller o que busque clausurarla, sería interpretada por amplios sectores políticos como un acto inaceptable que podría llegar a generar una crisis constitucional al estilo Watergate.
Ataque contra la libertad de prensa
El mismo día que despedía a Sessions, Trump ordenó que se retire la acreditación a la Casa Blanca del periodista de CNN Jim Acosta.
La drástica medida fue provocada por un incidente en el que, en la primera conferencia de prensa después de las elecciones, el periodista trató de hacerle preguntas adicionales al presidente que se rehusó a contestar.
Videos del hecho muestran a una interna de la Casa Blanca que intenta sacarle el micrófono y Acosta que trata de evitarlo. Pero contrario a lo que la Secretaria de Prensa Sarah Sanders acusa, el periodista nunca toca ni agrede a la joven.
Jim Acosta tiene un largo récord de confrontaciones verbales con el presidente. Quitarle las credenciales parece un acto de represalia por su consistente cuestionamiento a algunas medidas controvertidas de la Administración. Un acto que, en el fondo, busca intimidar a quienes critican al presidente.
Especialmente a aquellos en una prensa democrática que Trump despectivamente ha definido como enemiga del pueblo. En ese sentido, al atacar a Acosta, se está atentando contra la libertad de prensa que es uno de los principios fundamentales de la Constitución Nacional y un pilar de nuestras instituciones democráticas.
Jeff Sessions y Jim Acosta son dos caras de la misma moneda. Una moneda que es consecuencia de un presidente autoritario que busca controlar la investigación de un fiscal especial y tapar la boca de la crítica opositora. En ambos casos, amenazas a la democracia estadounidense.