Armando Jiménez: se durmió para siempre el Gallito inglés
Abrir cualquiera de sus libros es una verdadera fiesta. En la página que sea, lo que ahí se lee, nos hace reír, recordar y descubrir un México de contrastes enigmáticos, tan visible y tan oculto a la vez. Visionario y prolífico, Armando Jiménez Farías, conocido como Armando Jiménez, o simplemente como el Gallito inglés, gracias al épico personaje de muchas de sus crónicas y chistes; nos ha dejado solos pero nos ha dejado mucho.
No hace falta decir aquí que sus 17 libros que suman 614 ediciones y 11.2 millones de ejemplares es su gran legado. No. Porque su colosal herencia no solamente incluye los volúmenes que compilan adagios, refranes, groserías y piropos; dibujos descubiertos en baños públicos, grafitos de paredes y litografías clandestinas que datan de la primera mitad del siglo XX y que son parte intrínseca de la cultura urbana hasta la actualidad.
No. Su obra es mucho más que eso. Es llevar a la perpetuidad el hermoso y variado mosaico de caracteres y expresiones del mexicano, el invaluable regalo de reavivar esa capacidad de estallar en carcajadas cuando leemos y disfrutamos de su trabajo.
La bibliografía de Armando Jiménez convierte al epíteto y las metáforas de contenido sexual en la reivindicación de la cultura popular por muchos años en el pasado reprimida, prohibida. Su obra dignifica los modos de expresión de la clase trabajadora y de la barriada. Porque Jiménez es uno con la con la cultura popular, porque compartirla hoy en día es posible gracias a que él tuvo la visión y la audacia de ‘rastrear’, documentar y publicar las expresiones del pueblo en el contexto de un México purista y autoritario. Se adelantó a su tiempo, como hoy se nos adelanta en su transición hacia otra existencia.
Valga decir que Armando Jiménez se lleva con él nuestro indescriptible agradecimiento por haber amado a México de la manera tan profunda como solo él supo hacerlo: entregándole su talento y su obra que hoy todos sin límite de fronteras disfrutamos y reconocemos. Su obra cumbre, Picardía mexicana sigue siendo una de las más populares y leídas en el mundo hispanoparlante, sólo superada por el Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. Sepa, maestro Jiménez, que de esa magnitud es el respeto, aceptación y admiración que usted logró ganarse en el corazón del pueblo.
Descanse en paz. Una estela de risas y carcajadas le sigue en su partida.