Aumentan los accidentes mortales en las granjas lecheras

Frecuentemente, son inmigrantes los que trabajan en ranchos donde hay poco control de los riesgos laborales

Esta es una serie de reportajes de ProPublica, un medio sin fines de lucro dedicado al periodismo de investigación

En una helada mañana de marzo de 2013, un hombre llamado Israel Lepe Quezada fue mortalmente aplastado mientras trabajaba en una granja lechera en el nordeste de Wisconsin. El dueño de la granja lo encontró atrapado entre el compartimiento del motor y los brazos hidráulicos de la máquina elevadora.

Casi seis años después, Blas Espinoza Cuahutzihua murió cuando los brazos de un minicargador mecánico, otro tipo de vehículo agrícola, le cayeron encima en la granja lechera donde trabajaba cerca de la frontera con Minnesota. Sus últimas palabras, según documentos judiciales, fueron decir adiós a su familia.

Y en una noche de marzo de este año, Florencio Gómez Rodríguez se ahogó cuando el minicargador que conducía cayó en un estanque de más de 4 metros de profundidad lleno de estiércol de vaca en la granja lechera donde trabajaba.

Cuando la hija del dueño de la granja llamó al 911, dijo que era poco probable que Gómez hubiera sobrevivido. “Normalmente cuando te hundes, no vuelves a subir,” dijo. “Es espeso.”

Una autopsia encontró restos de estiércol en las vías respiratorias de Gómez.

Casi todos inmigrantes y sin leyes de seguridad

En los tres casos, inspectores de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, OSHA por sus siglas en inglés, la agencia federal que se encarga de la seguridad en los lugares de trabajo, fueron a las granjas. Y en los tres casos, se fueron después de una hora—sin investigar las muertes.

Los inspectores dijeron que no pudieron investigar porque se prohíbe que la OSHA aplique las leyes de seguridad en granjas de menos de 11 empleados en donde los empleadores no proporcionan alojamiento conocido como “campamento de trabajo temporal.”

Desde 2009, al menos 17 obreros – la mayoría de ellos inmigrantes – han muerto en granjas lecheras en Wisconsin. Doce de estas muertes ocurrieron en granjas con menos de 11 empleados. OSHA no inspeccionó ocho de las 12, citando cada vez la exención para granjas pequeñas.

Los archivos revisados por ProPublica, además de las entrevistas, revelan que la agencia podría tener más poder para inspeccionar estas granjas del que hasta sus propios dirigentes parecen ser conscientes.

Cuando Lepe, Espinoza y Gómez murieron, no queda claro si los inspectores de la OSHA intentaron determinar si los granjeros proveían viviendas para sus trabajadores antes de decidir que no había un campamento de trabajo temporal e irse. Si hubieran mirado un poco más de cerca, los inspectores podrían haber detectado que los granjeros habían hablado abiertamente con agentes policiales sobre sus alojamientos para obreros inmigrantes.

Y si los inspectores hubieran leído los propios archivos de la OSHA, habrían sabido que la agencia ha inspeccionado de forma repetida, aunque inconsistentemente, las pequeñas granjas después de concluir que un alojamiento dado era un campamento de trabajo temporal.

La forma en que la OSHA interpreta y aplica su definición de campamento de trabajo temporal — y de si debería de considerar a los trabajadores lecheros como temporales aunque las granjas producen leche todo el año — tiene importantes implicaciones para la seguridad de miles de trabajadores en una de las industrias más peligrosas de los Estados Unidos.

Marca la diferencia de si las muertes, lesiones o quejas sobre la seguridad de los obreros son investigadas o ignoradas. Sin inspecciones de la OSHA, nunca nadie determinó si las muertes de Lepe, Espinoza o Gómez podían haber sido evitadas.

“No se hizo ninguna investigación de nada,” dijo la hermana de Lepe, Enedina Lepe Quezada. “Se murió. Lo trajeron. Lo sepultamos. Y se quedó todo en paz.”

OSHA y la falta de investigaciones

Los tres hombres — todos inmigrantes indocumentados de México — murieron a causa de peligros bien conocidos en la agricultura. En dos de las muertes, los trabajadores estaban haciendo tareas peligrosas que la agencia incluye en su “Dairy Dozen,” una lista que establece las doce consideraciones más importantes sobre seguridad en la industria lechera y que fue creada para ayudar a los inspectores y granjeros a velar para que las granjas sean lugares de trabajo seguros.

“Tenemos que hacer todo lo necesario para evitar las muertes de trabajadores,” dijo Amy Liebman, una oficial jefe de programas de la organización sin fines de lucro Migrant Clinicians Network, que está enfocada en la seguridad y salud de los trabajadores. “Ya estén en una granja pequeña o en una granja más grande, la idea detrás de las visitas de la OSHA es averiguar qué pasó y evitar que vuelva a pasar.”

ProPublica pidió a la OSHA una explicación de porqué la agencia no abrió una inspección después de la muerte más reciente, la de Gómez en el estanque de estiércol. Las reporteras también pidieron a la OSHA que clarificara si continúan considerando las viviendas provistas por los empleadores para obreros inmigrantes como una de las bases para abrir inspecciones en granjas pequeñas.

Los funcionarios de la OSHA declinaron las peticiones de entrevista, pero han respondido a algunas preguntas por escrito. La agencia dijo al principio que Gómez vivía “en otro pueblo y pagaba por su propia vivienda,” y que la granja donde trabajaba no proveía alojamiento a sus obreros. Las reporteras dijeron a la agencia que las entrevistas y los archivos policiales mostraban que Gómez y otros obreros vivían en una casa cercana proporcionada por el dueño de la granja y que otro trabajador vivía en una casa rodante en la granja. Como respuesta, los oficiales de la OSHA dijeron que un inspector no había encontrado pruebas de la existencia de un campamento de trabajo temporal.

Lo que OSHA considera un campamento de trabajo temporal ha variado de caso en caso. La agencia ha dicho que no consideraría las viviendas provistas por un empleador como un campamento de trabajo temporal si los trabajos de los obreros eran permanentes. Pero archivos de la OSHA que incluyen casos desde 2009 hasta tan recientemente como la primavera de 2022 muestran que la agencia ha repetidamente descrito a obreros inmigrantes o hispanos de las granjas lecheras que residían en viviendas provistas por empleadores como trabajadores temporales.

ProPublica identificó cinco casos — cuatro muertes y una queja — en granjas pequeñas de Wisconsin donde la OSHA dijo que los alojamientos para trabajadores inmigrantes eran un campamento de trabajo temporal que le daba a la agencia jurisdicción para abrir investigaciones.

Antiguos oficiales de la OSHA dijeron que la manera desprolija en que la agencia inspecciona las granjas pequeñas puede ser un subproducto de la desorganización o de las prioridades cambiantes en una burocracia enorme que es responsable de inspeccionar cientos de muertes en todo tipo de lugares de trabajo cada año. Jordan Barab, un antiguo sub asistente del secretario de la OSHA durante la administración de Obama, dijo que estaba “desconcertado” por el hecho de que la agencia inspeccionara a algunas granjas pequeñas que proveían viviendas a trabajadores inmigrantes pero no a otras. “Es imprescindible que la OSHA tenga una política consistente y consistentemente aplicada, especialmente cuando se trata de temas controvertidos como este,” dijo él.

Esta imprecisión crea dificultades para los dueños de las granjas lecheras y sus trabajadores. Los granjeros frecuentemente no saben que la OSHA puede entrar en sus granjas, mucho menos llevar a cabo investigaciones sobre muertes o lesiones que se prolongan por días. Abogados y defensores de los obreros de la industria lechera dicen que ya ni se molestan en llamar a la OSHA cuando los obreros mueren o sufren lesiones en granjas pequeñas porque están tan acostumbrados a que la agencia cite la exención para granjas pequeñas.

El mundo de la agricultura y la política de cuidado

Lola Loustanau, una profesora adjunta en la Escuela para Obreros de la Universidad de Wisconsin-Madison, dijo “realmente abriría la puerta a muchas protecciones para los trabajadores” si la OSHA inspeccionara consistentemente las granjas pequeñas que proveen viviendas a empleados inmigrantes.

“Si están políticamente interesados en hacer algo,” dijo, “parece que tienen toda la base para hacerlo.”

La exención para granjas pequeñas—una limitación que el Congreso ha inscrito en el presupuesto de la OSHA cada año desde 1976—fue pensada para proteger a las pequeñas granjas familiares de los excesos gubernamentales. Está tan arraigada en el mundo de la agricultura estadounidense que muchos granjeros piensan que la OSHA ni siquiera va a intentar entrar en su propiedad.

Así que cuando funcionarios de la OSHA fueron avisados en octubre de 2009 que un trabajador se había ahogado en una laguna de estiércol en una granja lechera en el oeste Wisconsin, primero tuvieron que determinar si la exención para granjas pequeñas entraría en juego.

Los inspectores de la OSHA averiguaron rápidamente que Val-O-Mo Farm, la granja lechera donde había muerto José Candelario Zacarías Rayón, tenía solo cinco obreros aparte de los parientes del granjero. Zacarías y otros tres obreros inmigrantes vivían en una casa rodante en la propiedad. En su informe, los inspectores dedicaron mas de una página entera a explicar por qué esa casa rodante se consideraba un campamento de trabajo temporal y ponía a la granja bajo la jurisdicción de la agencia.

Aunque el trabajo en la industria lechera dura todo el año, el estatus de inmigrante de Zacarías y los otros obreros hacían que la relación empleador-empleado fuera temporal, según lo escrito por los inspectores. No hay “una temporada de ordeño definida,” escribieron, pero se contratan a los trabajadores “con el entendimiento de que se les estaba ofreciendo empleo por una duración a decidir por ellos y que podían ir y volver de la granja para regresar a México y visitar a sus familias.”

Inspectores de la OSHA apuntaron que el alojamiento en el lugar ayudaba a asegurar que la granja siempre tuviera obreros a mano. Los trabajadores no tenían coches y dependían de familia y amigos para ayudarles a conseguir comida y otras necesidades. (Wisconsin prohíbe a los inmigrantes indocumentados conseguir licencias de manejar, como ProPublica ha reportado previamente.) No había alternativa alguna de viviendas cercanas, y no se cobraba alquiler a los obreros, creando incentivos para vivir en la granja. Los inspectores también concluyeron que “a los empleados hispanos se les daba poco tiempo para descansar entre los turnos y por consiguiente vivir fuera del lugar, aunque técnicamente permitido, era impráctico para el personal hispano.”

El esquema de vivienda en Val-O-Mo sigue siendo típico en las granjas lecheras de todos los tamaños en Wisconsin y otras partes del país. A nivel nacional, aproximadamente tres cuartas partes de las granjas lecheras proveían viviendas o un estipendio para vivienda, según una encuesta comisionada en 2019 por una asociación de la industria lechera.

La investigación de la OSHA determinó que un barandal en la plataforma de la laguna de estiércol, que tenía una profundidad de más de 2 metros, había caído o había sido sacado algunos años antes y nunca había sido reemplazado.

Los dueños de la granja le dijeron a la OSHA que habían advertido frecuentemente a los obreros para que tuvieran cuidado cerca del borde de la plataforma de la laguna. Según el informe de inspección de la OSHA, Steven Weinzirl, uno de los dueños, “dijo que, aunque no estaba negando que él personalmente tuviera la culpa, opinaba que la víctima sabía lo que estaba haciendo porque había estado realizando esta tarea durante casi dos años.”

Weinzirl instaló un nuevo barandal en la laguna de estiércol después de la muerte de Zacarías, según los archivos.

La OSHA también descubrió que Zacarías había trabajado como 40 horas durante los tres días anteriores a su muerte, y que “estaba en un estado de fatiga.” Es más, notaron los inspectores, “no era infrecuente que los obreros hispanos de la granja hicieran trabajos fuera de las horas cronometradas más allá del horario normal establecido.”

Los obreros también se habían quejado de los largos turnos a un oficial de la oficina del sheriff local cuando se investigó la muerte de Zacarías. (El ahogo fue declarado un accidente.) Un empleado dijo que Zacarías a veces dormía en los establos de ganado en el establo “para ahorrarse tiempo caminando desde los establos de ganado hasta la casa rodante para irse a la cama y así poder dormir más,” según un informe del sheriff de Dunn County.

Uno de los sobrinos de Zacarías, que trabajaba en una granja lechera cercana en aquel periodo, dijo que raramente veía a su tío porque ambos trabajaban tanto. “A trabajar y a dormir,” dijo en una entrevista.

Las pequeñas granjas y los «campamentos temporales»

La OSHA expidió multas a Val-O-Mo por nueve violaciones de seguridad. La agencia tiene pocas normas que se aplican específicamente a la agricultura, y ninguna relacionada con lagunas de estiércol. Pero la OSHA usó su multifunción “cláusula de deber general” para amonestar a la granja por incumplir su obligación de proteger a sus empleados de un peligro reconocido y propenso a causar la muerte o lesiones serias.

Meses después de que la OSHA abriera su inspección, Weinzirl cuestionó porque la agencia consideraba la casa rodante como un “campamento de trabajo temporal,” según los archivos. Pero aceptó corregir las violaciones de seguridad en la granja y pagó multas por un valor de $4,320. El granjero declinó hacer comentarios para este reportaje.

Zacarías tenía 31 años cuando murió. Dejó esposa en México, según sus parientes.

La gente que estudia la seguridad agrícola dice que las inspecciones de la OSHA son importantes porque instigan a las granjas a ser más seguras para los trabajadores, los granjeros y sus familias. Los inspectores entrevistan a los obreros sobre los riesgos potenciales y medidas de seguridad. Por ejemplo, se les pregunta si fueron entrenados en un idioma que entienden para operar maquinaria o si fueron instruidos en cómo lidiar con químicos peligrosos. Las inspecciones también dejan ver a los trabajadores que existe una agencia gubernamental a la cual pueden llamar para hacer quejas de forma confidencial sobre la seguridad, aunque es poco probable que muchos lo hagan por miedo a ser despedidos o deportados. También puede haber una reacción en cadena, como que otros granjeros tomaran medidas correctivas en sus propias granjas.

Después de la muerte de Zacarías en Val-O-Mo, la OSHA empezó a prestar más atención a la industria láctea en Wisconsin, la cual había experimentado una transformación dramática de las granjas mayoritariamente pequeñas y dirigidas por familias a operaciones más grandes que necesitaban mano de obra contratada. Muchos de esos obreros eran inmigrantes indocumentados.

La agencia lanzó un programa dedicado a mejorar la seguridad en las granjas lecheras a través del estado. Y aunque era inconsistente, la OSHA siguió usando el precepto sobre campamentos de trabajo temporal para investigar las muertes en granjas pequeñas. En un caso, un chico mexicano de 17 años murió tras ser aplastado mientras arreaba a las vacas hacia un establo interior en apenas su décimo día de trabajo.

Dexter Covey, un ex inspector de la OSHA que llevó a cabo algunas de estas investigaciones, dijo que entendía que muchos obreros de la industria lechera eran inmigrantes que desde Wisconsin iban y volvían a México para visitar a sus familias. Dijo que los inspectores usaban una gama clara de criterios para determinar si las viviendas provistas a los trabajadores inmigrantes podrían permitir a la OSHA abrir una inspección. También entrevistaban a los granjeros y a los empleados sobre los alojamientos.

“No creo que estuvieran intentando esconder algo,” Covey dijo a ProPublica.

Pero el trabajo que hicieron Covey y sus colegas para investigar las muertes en granjas pequeñas no parece haber sido bien conocido por altos jefes de la OSHA, tanto en el medio oeste como a nivel nacional.

Jurisdicciones y conflictos durante las investigaciones

John Newquist, un antiguo administrador adjunto para la región del medio oeste, dijo que no estaba al tanto de estas investigaciones hasta que ProPublica compartió una copia de uno de los informes con él. Si hubiera sabido de esas investigaciones, Newquist dijo que habría instado a los inspectores a buscar el alojamiento de los obreros para que pudieran investigar las muertes en las granjas pequeñas. Dijo que la exención para granjas pequeñas era una fuente de frustración para los inspectores de la OSHA “porque llegas allí y no puedes hacer nada porque es una granja familiar.”

Años después de que Newquist se jubilara, una familia impugnó el derecho de la OSHA a inspeccionar su granja, y la disputa llegó hasta altos oficiales de la agencia en el medio oeste. Esos oficiales fueron tajantes sobre la jurisdicción de la OSHA.

En 2017, la OSHA recibió una queja sobre un empleado que había sido lesionado por una vaca en una pequeña granja en el noroeste de Wisconsin. Cuando inspectores de la OSHA llegaron al lugar, y en los meses siguientes, miembros de la familia Byl dijeron que creían que la exención de granjas pequeñas cubría su granja porque solo tenían cinco empleados, según los archivos. Cuestionaron si la casa rodante en su propiedad que le proveían a sus obreros debía contar como un campamento de trabajo temporal si los trabajadores no estaban obligados a vivir allí. Además, dijeron que sus empleados no eran temporales.

“Mi granja es un asunto familiar y estamos tomando esto muy en serio,” escribieron los Byl a la OSHA. “No teníamos ni idea de que calificábamos bajo los estándares de la OSHA y estamos trabajando concienzudamente para cumplir.”

Los Byl hasta pidieron al Wisconsin Farm Bureau Federation y a su congresista, el representante federal Sean Duffy, que les ayudaran a verificar si la OSHA tenía jurisdicción sobre su granja. Tanto Duffy como el Farm Bureau escribieron a la OSHA respaldando a los Byl. Un funcionario del Farm Bureau también asistió a una reunión con la OSHA y cuestionó su jurisdicción.

Durante esa reunión, el director de la oficina de Eau Claire de la OSHA reconoció una “zona gris o fronteriza en cuanto a la definición de campamento de trabajo temporal,” pero insistió que la agencia tenía jurisdicción, según los archivos. La agencia nunca determinó si un obrero realmente se había lesionado y, de hecho, identificó una serie de medidas de seguridad que tenía la granja, como barreras de concreto de más de medio metro de altura alrededor del estanque de estiércol. Sin embargo, la OSHA impuso una multa de $650 a la granja por no proveer a los obreros entrenamiento o manuales de instrucciones para manejar los químicos que se utilizaban en el trabajo.

Los Byl declinaron hacer comentarios para este artículo. Duffy, un republicano que ya no está en su puesto legislativo, no respondió a un pedido de entrevista. Un portavoz para el Wisconsin Farm Bureau Federation remitió a las reporteras a la OSHA.

Mientras la OSHA investigaba algunas muertes en granjas pequeñas de Wisconsin que proveían alojamiento a los obreros inmigrantes, la agencia no investigó a otras granjas con el mismo tipo de alojamiento. En algunos de esos casos, los archivos muestran que los granjeros hablaron abiertamente a oficiales de la policía y del médico forense sobre los alojamientos que suministraban a sus empleados.

Esto es lo que pasó cuando Lepe murió en una granja en las afueras de Green Bay el 3 de marzo de 2013. Los archivos muestran que el dueño de la granja les dijo a los agentes del sheriff de Brown County que Lepe vivía en un cuarto sobre el lugar donde se guarda la leche. Un reporte del médico forense también indica que Lepe vivía en la granja, Ranovael Dairy. Los archivos de la OSHA son limitados por lo antiguo del caso, así que no queda claro si el inspector de la OSHA que fue a la granja al día siguiente averiguó esta información.

Cada día de trabajo es un riego a perder la vida

Lepe empezó su turno en Ranovael Dairy alrededor de las 6 de la mañana el día en que murió. La temperatura era muy fría y vestía pantalones y una camiseta termal bajo su overol aislante de camuflaje y botas.

Menos de dos horas más tarde, Ray Vanden Elzen, el dueño de la granja, lo encontró aplastado por un telehandler (manipulador telescópico), un tipo de máquina elevadora que se usa para mover o levantar material pesado y es conocido por entrañar riesgos de seguridad importantes. Lepe quedó atrapado entre el compartimiento del motor y el brazo hidráulico de la máquina, según el informe del sheriff.

“El cargador falló y se soltaron los hidráulicos, lo que causó que el peso de la pala cargada cayera al suelo,” escribió un agente del sheriff. “Esto ocasionó que los brazos cruzados de la máquina aplastaran el torso del cuerpo de la víctima fallecida.”

No se pudo establecer contacto con Vanden Elzen para obtener sus comentarios.

Lepe había trabajado en Ranovael durante unos ocho años y hacía “de todo” en la granja, según Vanden Elzen les dijo a los médicos forenses de Brown County. También les dijo a los agentes del sheriff que él sabía que Lepe era indocumentado, y que utilizaba un alias “por años para evitar ser deportado,” según los archivos.

Había crecido trabajando con ganado en el estado mexicano de Jalisco y disfrutaba de su trabajo en Wisconsin, su hermana dijo a ProPublica.

Pero era peligroso. Unas semanas antes de su muerte, Lepe dijo a su hermana que había perdido las puntas de dos dedos en un accidente en la granja. Cuando murió, Lepe tenía 29 años y era viudo. Le sobrevive una hija pequeña.

Casi seis años después, otro trabajador fue aplastado por una máquina parecida en una granja al otro lado del estado.

Los agentes del sheriff de Crawford County que investigaron la muerte de Espinoza el 12 de enero de 2019 en una granja en Steuben, en el oeste de Wisconsin, notaron que vivía en la granja. El dueño de la propiedad, Eugene Fritsche, hasta les dijo a los agentes que Espinoza y otro obrero dejaban la granja “solo una vez por semana para ir a comprar comida,” y que “siempre se quedaban en la granja y mandaban todo su dinero a sus familias en México,” según el informe del sheriff. El médico forense del condado también dijo que Espinoza vivía en la granja.

Sin embargo, un inspector de la OSHA que habló con Fritsche escribió que “la granja no proveía alojamiento para estos dos empleados.” No está claro cómo la OSHA llegó a esta conclusión.

Espinoza estaba de pie al lado de un cargador compacta quitando estiércol y lodo de la máquina, según un informe de la oficina del sheriff de Crawford County y una denuncia civil en curso puesta contra la granja por la familia de Espinoza.

En algún momento, Espinoza quedó atrapado entre la cabina de la máquina y los brazos hidráulicos, los cuales aplastaron sus muslos y abdomen. Un compañero que estaba en el cuarto donde se guarda la leche escuchó sus gritos y corrió hacia él.

Fritsche dijo a los agentes que creía que Espinoza había accidentalmente activado los brazos de la máquina para bajarlos. Dijo que la máquina tenía mecanismos de seguridad “pero Blas no los tenía activados para bloquear los brazos en su sitio.”

Según la denuncia civil, Fritsche sabía que la máquina tenía problemas mecánicos pero no proporcionó la “protección, preparación y atención necesarias para la seguridad del Señor Espinoza.”

En los archivos judiciales, la granja y su aseguradora han negado las acusaciones. Su abogado declinó hacer comentarios. Una mujer que contestó la puerta en la casa de Fritsche a una reportera de ProPublica declinó hacer comentarios, lo mismo que el abogado de la familia de Espinoza.

Espinoza era indocumentado, según sus parientes. Un agente del sheriff que le preguntó a Fritsche acerca del estatus migratorio de sus trabajadores escribió que este simplemente “aceptaba el papeleo que le entregaban” y que “utilizaba esa información en los formularios de trabajo.”

Espinoza tenía 45 años. Dejó esposa y dos hijos en el estado del este mexicano de Veracruz.

Las autoridades locales declararon ambas muertes como accidentes.

La precariedad laboral es una constante

Desde la muerte de Espinoza en enero de 2019, al menos otros siete trabajadores han muerto en granjas lecheras de Wisconsin. Uno fue aplastado contra una pared por una vaca. Otro fue destripado por maquinaria agrícola en un granero. Otro fue atrapado debajo de un tractor que volcó.

En la muerte más reciente, la de Gómez, quien se ahogó en una laguna de estiércol el 28 de marzo, el inspector de la OSHA preguntó sobre la vivienda de Gómez, pero no logró averiguar dónde vivían él y los otros obreros.

Un inspector de la OSHA se presentó en la granja en Melrose, en el oeste de Wisconsin, la mañana después de la muerte de Gómez y habló con el dueño, Donald Antal Jr. Los apuntes de la entrevista del inspector indican que la Antal Dairy Farm empleaba a seis trabajadores y que Antal dijo que Gómez “no vivía en nuestra propiedad.”

Pero Gómez y otros pocos hombres que trabajaban en la granja residían juntos en una casa que proveían los Antal para sus empleados en la carretera a como media milla de la granja, según ProPublica ha sabido por entrevistas y archivos policiales. Otro obrero vivía con su familia en una casa rodante en la granja. No está claro si el inspector se enteró de la existencia de alguna de estas viviendas o si las tomó en cuenta al decidir si la exención de granjas pequeñas era aplicable.

En la noche de su muerte, Gómez se suponía que tenía que estar manejando un minicargador para raspar el estiércol de vaca del suelo del establo hasta la laguna de estiércol cercana. Pero nadie podía encontrarlo.

Sus compañeros miraron la superficie negra de la laguna de un tamaño de más de 45 por 15 metros. Las lagunas de estiércol conllevan riesgos de ahogamiento bien conocidos; debido a sus muros empinados y a la textura resbalosa del estiércol, es casi imposible salir de ellas.

A través de la luz tenue del establo, los trabajadores podían ver varias pulgadas de metal blanco saliendo por encima del estiércol. Era una parte del cargador.

Los trabajadores alertaron a Antal, quien corrió hacia la laguna de estiércol. Su hija adulta llamó al 911: “Un trabajador cayó en el foso con mierda y se hundió y creen que está muerto.”

El cargador estaba sumergido a 4 metros y medio de la orilla de la laguna de estiércol. Los bomberos usaron una lancha para llegar a la máquina sin ahogarse ellos mismos, y conectaron una cadena al cargador. A continuación, Antal la arrastró afuera con un tractor.

Una ventana en el frente del vehículo estaba destrozada y la cabina se había llenado de estiércol. Gómez estaba dentro, caído en su asiento. Murió por asfixia, según el informe del médico forense del condado.

Gómez tenía un contenido de alcohol en su sangre de .18%, más del doble del límite legal para conducir. Bonnie Kindschy, la médica forense de Jackson County, dijo que no tiene forma de saber si Gómez habría caído dentro de la laguna de estiércol si no hubiera estado bebiendo. Se dictaminó que su muerte fue un accidente.

Kindschy llamó a la OSHA porque creía que la muerte de Gómez estaba claramente relacionada con el trabajo y creía que tenía que ser investigada. Y la OSHA investiga lesiones y muertes en el lugar de trabajo con independencia de si los trabajadores estaban intoxicados o habían usado drogas.

Pero la OSHA no investigó la muerte de Gómez. Ninguna otra agencia de las que respondieron a la emergencia aquella noche preguntó si la laguna tenía una barrera para evitar que la gente y las máquinas cayeran dentro o, si había una barrera, si era lo suficiente fuerte para bloquear un cargador mecánico de unos 3,000 kilos.

El sheriff de Jackson County, Duane Waldera, dijo que su departamento investigó si hubo un crimen, no la seguridad laboral en la granja. “Nosotros no indagamos sobre las barreras y como tienen que ser las granjas,” dijo en una entrevista.

Simples medidas de precaución que pueden salvar vidas

Antal declinó hacer comentarios. Gómez tenía 32 años. Era indocumentado, según un pariente, aunque los Antal hallaron un tipo de carnet de identificación estadounidense entre sus pertenencias en “el alojamiento de los obreros,” según el informe del sheriff. Nativo de Veracruz, Gómez había trabajado en granjas lecheras de Wisconsin durante la mitad de su vida y trabajó en Antal Dairy durante unos 30 días antes de su muerte.

Le sobreviven esposa y una hija. Había estado ahorrando para traerlas a los Estados Unidos.

Fuera de sus comunidades de inmigrantes, las muertes de Israel Lepe Quezada, Blas Espinoza Cuahutzihua, y Florencio Gómez Rodríguez recibieron poca atención.

Después de la muerte de Gómez, el dueño de una tienda mexicana a más de una hora al norte de Antal Dairy puso una pequeña caja de donaciones al lado de la caja registradora. Una foto de un Gómez sonriente con una gorra invernal verde de los Green Bay Packers estaba pegada al lado de una nota manuscrita en español. “Se solicita la cooperación para el compañero Florencio que sufrió un accidente en su trabajo,” de acuerdo con la nota. “La ayuda es para su familia.”

En abril, una pequeña caravana de obreros inmigrantes cruzó la frontera de Minnesota al pueblo de Saint Michael para asistir a un servicio en la funeraria que se había encargado de organizar el traslado de su cadáver a su tierra natal.

Muchas de las personas que estuvieron en la granja la noche en que Gómez se ahogó, incluidos la médica forense y el jefe de bomberos local, dijeron que se preguntan si se podía haber evitado su muerte.

Tim Kunes, el jefe del Departamento de Bomberos de Melrose, dijo que se había enterado de que la OSHA había decidido no investigar cuando volvió a la granja unos días después y habló con el dueño. Dijo que le sorprendió que la OSHA no abriera una investigación.

Kunes opera una pequeña granja él mismo, aunque no tiene empleados. Pero dijo que la mayoría de sus vecinos con granjas lecheras sí tienen trabajadores, y que frecuentemente son inmigrantes. Todas las granjas, agregó, tienen menos de 11 empleados.

“Entonces ¿el número mágico es 11 o más?” preguntó él.

En general, dijo que no le gusta la idea de una mayor regulación gubernamental o multar a las granjas pequeñas. Pero sabe cuán peligrosa puede ser la agricultura.

“¿Podría haber sido evitada con un par de simples medidas?” preguntó Kunes, refiriéndose a la muerte de Gómez. “Quizás. Nunca lo sabremos.”

Hace poco Kunes notó algo nuevo cuando pasó por la granja Antal Dairy: una cerca alrededor de la laguna de estiércol.

Esta historia fue publicada originalmente por ProPublica.

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Gabriel Lerner

Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent. More »

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