Continúan las diatribas en América Latina: un 27% de aranceles de Ecuador a productos mexicanos

Si América Latina y el Caribe actuaran coordinados, no digamos integrados plenamente, la región tendría aproximadamente el peso económico de Alemania.

Seríamos con mucho, la cuarta economía del mundo; un actor de clase mundial. Con todo un continente desde el Río Grande que nos separa de Estados Unidos, hasta la Patagonia, con posesiones en la Antártida, con un canal interoceánico que es estratégico –véanse las estridencias desde Washington- y uno de los pulmones del mundo en la Amazonía.

Datos y perspectivas indiscutibles.

La exportación mexicana y la amenaza de Ecuador

Sin embargo, el subdesarrollo no es de gratis. Aparte de que muchas condicionantes internacionales son adversas, es evidente que también nosotros, especialmente dirigidos por una clase política en general incompetente –muchos de ellos vividores de recursos financieros rápidos y fáciles- hacemos también un decidido esfuerzo por empeorar las cosas.

Un ejemplo último: al momento de escribir esta nota, la pretensión del mandatario de Washington de subir 25% de aranceles a productos de Canadá y México –quizá alguien razonó intempestivamente- se deja sin aplicar al menos durante un mes. Pero en el caso concreto de la exportación mexicana, ésta no se libra de la amenaza del gobierno de Ecuador de un aumento de aranceles de 27%.

Por supuesto que el peso del gobierno de Quito no es comparable con el de Washington,  ni con amplias aproximaciones. La segunda economía latinoamericana –quien tiene un tratado comercial con Estados Unidos y Canadá- destinaría no menos de un 80% de todas sus ventas al exterior a la potencia más al norte. 

El país dirigido desde Washington es el mercado natural de México, Centroamérica, El Caribe. No obstante, este caso donde se involucra Ecuador es interesante porque entre otras consideraciones, está ilustrando parte de la miopía de integración comercial, algo que es clave en esta época de globalizaciones complejas y de circuitos productivos muy integrados en el ámbito planetario.

Los aranceles de Daniel Noboa

El actual mandatario ecuatoriano, el joven (37 años de edad) Daniel Noboa, anunció el lunes 3 de febrero de 2025, un arancel de 27% a todos los productos que Ecuador importa desde México, según lo da a conocer con detallada información el diario mexicano El Financiero. Al respecto un dato muy importante: ambos países latinoamericanos tienen rotas las relaciones diplomáticas luego de que fuerzas militares de Ecuador asaltaran la embajada mexicana en Quito a fin de detener al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Blas el 5 de abril de 2024.

Las imprecisiones y contradicciones del mandatario Noboa no se han hecho esperar. Al mismo tiempo que indica la normativa de ese nivel arancelario, reitera su deseo por firmar un tratado de libre comercio con México y su aspiración a que Ecuador forme parte de la Alianza del Pacífico –un tratado de integración formado por Chile, Colombia, México y Perú.

El mandatario ecuatoriano justificó el arancel a México puntualizando que “el intercambio comercial no petrolero entre ambos países configura un abuso para el país andino, que registra una balanza negativa” –importa más de lo que exporta.

Un buen conjunto de inconsistencias

Primero: los déficits comerciales no son “abusos” de unos países con otros. Esta expresión es más bien una búsqueda populista para impresionar a poco-entendidos en la materia.  O bien, justo es reconocerlo, de confirmarse estaríamos ante una auténtica idea que bien podría merecer un Premio Nobel. Lo que los países deben buscar es superávit comercial de manera agregada, en total; es completamente normal que un país tenga déficit con algunas naciones con las que se tienen nexos comerciales. 

Los ejemplos abundan. Señalamos aquí algunos: Japón tiene déficit con países árabes exportadores de crudo.  Otro tanto puede decirse de la competitiva economía de Singapur respecto a naciones que le proveen de productos agrícolas, pecuarios y también energético-petroleros. Al explicar estas cosas uno no deja de sentirse relativamente incómodo, dado que está lidiando con temas que afectan especialmente –esto es importante- a algunos mandatarios que aparentemente pueden desdeñar el conocimiento a cambio de mensajes populistas.

Segundo: al establecer entusiastamente aranceles –impuestos a las importaciones- se da continuidad, de manera actualizada a las posiciones del Siglo XVII, basadas en el mercantilismo.  Si todos desean vender cuanto puedan, pero comprar lo menos posible, este sistema colapsa cuando quienes compran reducen esta demanda. Eso se superó hace más de 150 años, con tres posiciones complementarias en el comercio internacional:  ventajas absolutas de A. Smith;  ventajas comparativas de David Ricardo y ventajas competitivas de Michael Porter. 

Tercero: implementar un sistema generalizado de aranceles puede fácilmente desembocar en transacciones perder-perder.  Precisamente lo que se desea es que –mediante el logro de calidades comparables- se asignen de forma óptima recursos escasos en la producción.  En este convendría revisar los métodos de optimización de Lagrange, así como las implicaciones del teorema de Stolper-Samuelson. Por supuesto, son contenidos alejados del populismo que está de moda. En todo eso, dado que Ecuador está dolarizado, se comprende que pueda usar aranceles, pero con las restricciones del caso, sin motosierra.

Mientras Latinoamérica no supere problemas internos, propios de autismo regional, temas sin grandes proyecciones, más propios de telenovelas, continuaremos con nuestras debilidades y marginalidad. Sí, temas como de telenovelas o de “series”; no son importantes, pero sí muy entretenidos.

Autor

  • Giovanni E. Reyes

    Giovanni Efrain Reyes Ortiz, Ph.D. en Economía para el Desarrollo y Relaciones Internacionales, de la Universidad de Pittsburgh, con post-grados de la Escuela de Altos Estudios Comerciales -HEC- en París, Francia, y de la Universidad de Harvard. Ha sido Director de Integración Latinoamericana y del Caribe en el Sistema Económico Latinoamericano y Director de Informe en Naciones Unidas.

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