Crisis en el Perú: cierran el Congreso Nacional

La semana pasada, el presidente peruano Martín Vizcarra, en medio de una disputa con el partido de oposición, tomó la drástica medida de disolver el Congreso Nacional y el país se vio envuelto en una momentánea crisis constitucional que podría haber tenido consecuencias dramáticas.

No es la primera vez que en el Perú se da un terremoto político. Muchos de los últimos temblores están asociados con presidente tras presidente que termina en la cárcel o que se suicida.

En julio de 2017 arrestaron al expresidente Ollanta Humala. El expresidente Alejandro Toledo se encuentra en una cárcel estadounidense esperando ser extraditado al Perú. Hasta Pedro Kuczynski, el primer mandatario antes de Vizcarra, también fue detenido en abril. Una semana después, en una nota más trágica, cuando lo fueron a detener al expresidente Alan García se encerró en su estudio y se suicidó.

El fantasma de Odebretch

Tantos presidentes en la cárcel e inclusive la última crisis constitucional son consecuencia de la monumental corrupción descubierta cuando se investigó a Odebretch: un poderoso conglomerado brasileño  que admitió haber pagado millones de dólares a líderes políticos en varios países latinoamericanos para obtener suculentos contratos.

Fuerza Popular y el chantaje a Kuczynski

Cuando Pedro Kuczynski asumió la presidencia en 2016, el Congreso Nacional estaba  controlado por Fuerza Popular, la fuerza derechista liderada por Keiko Fujimori. Desde el primer día, los fujimoristas arrinconaron políticamente al nuevo presidente, que era investigado por sus vínculos con el caso Odebretch, y amenazaron con hacerle juicio político si no liberaba al padre de Keiko, nada menos que el exdictador Alberto Fujimori.

Después de confusas marchas y contramarchas, la presión fue tal que Kuczynski tuvo que renunciar en marzo de 2018. Y así, con todo ese teatro político como fondo, es que Vizcarra, asumió la presidencia.

Los Fujimori

Alberto Fujimori, que había sido beneficiado por un perdón presidencial de Kuczynski, volvió a la cárcel cuando las cortes revirtieron la medida. El expresidente, valga recordar, se encuentra cumpliendo una condena por crímenes de lesa humanidad, incluyendo el asesinato de 25 personas a manos de un escuadrón de la muerte durante la dictadura que instauró en la década de 1990.

Hablando de los Fujimori, no solo el padre está en la cárcel sino que su hija Keiko también terminó en una celda. Y fue casualmente este tema sobre la detención de Keiko lo que, junto a otros tópicos, empujó a la actual crisis. Una crisis en la que Vizcarra optó por cerrar el Congreso.

El presidente peruano Martín Vizcarra. FOTO: commons.wikipedia

Vizcarra llega al poder

Recapitulando, con el arribo de Martín Vizcarra a la Casa de Gobierno, no se acabaron los problemas. Los líderes de Fuerza Popular, siguiendo su estrategia de bloquear medidas destinadas a combatir la corrupción, quisieron imponer un juez que los favoreciera en el crucial Tribunal Constitucional y, de paso, ordenar la liberación de su líder Keiko Fujimori.

Pero la jugada política les salió mal y terminaron con un Vizcarra que no cedió a las presiones y tomó la valiente pero riesgosa decisión de disolver el Congreso Nacional. Una medida que si bien puede ser controvertida cae dentro de los preceptos constitucionales que autorizan al poder ejecutivo a tomarla en ciertas situaciones críticas.

Crisis y resolución

El Congreso resistió. Intentó destituir a Vizcarra y nombró a la vicepresidenta Mercedes Aráoz como nueva presidente. Por un par de días, Perú tuvo dos presidentes. Evidentemente, se vivió una crisis constitucional que puso al país al borde del desastre. Pero las Fuerzas Armadas respetaron el orden constitucional, la Organización de Estados Americanos respaldó a Vizcarra, al igual que manifestaciones de la gente en la calle. Y la crisis pasó. Aráoz renunció y el Presidente Vizcarra, ya sin Congreso, convocó a elecciones para el 26 de enero.

Mientras tanto, hay cuatro expresidentes y la líder de la oposición en cárceles peruanas, otro en una celda estadounidense esperando su extradición y uno, lamentablemente, muerto.

Por el momento, Perú respira más tranquilo. Pero no muy lejos de la superficie, las fuerzas de la inestabilidad que aún están intactas y las condiciones estructurales que condujeron a esta crisis política acechan peligrosamente el futuro político peruano.

Autor

  • Nestor M. Fantini, M.A., Ph.D. (ABD), is an Argentine-American journalist, educator, and human rights activist based in California. Since 2018, Fantini has been co-editor of the online magazine HispanicLA.com. Between 2005 and 2015 he was the main coordinator of the Peña Literaria La Luciérnaga. He is the author of ´De mi abuela, soldados y Arminda´ (2015), his stories appear in ´Mirando hacia el sur´ (1997) and he is co-editor of the ´Antología de La Luciérnaga´ (2010). He is currently an adjunct professor of sociology at Rio Hondo College, Whittier, California. As a refugee and former political prisoner who was adopted as a Prisoner of Conscience by Amnesty International, Fantini has dedicated his life to promoting the memory of the victims of state terrorism of the Argentine civil-military dictatorship of the 1970s and is currently coordinator of Amnesty International San Fernando Valley. Fantini graduated from Woodsworth College and the University of Toronto. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Néstor M. Fantini , M.A., Ph.D. (ABD), es un periodista, educador y activista de derechos humanos argentino-estadounidense que reside en California. Desde 2018, Fantini es coeditor de la revista online HispanicLA.com. Entre 2005 y 2015 fue el coordinador principal de la Peña Literaria La Luciérnaga. Es autor de De mi abuela, soldados y Arminda (2015), sus cuentos aparecen en Mirando hacia el sur (1997) y es coeditor de la Antología de La Luciérnaga (2010). Actualmente es profesor adjunto de sociología, en Rio Hondo College, Whittier, California. Como refugiado y ex prisionero político que fuera adoptado como Prisionero de Conciencia por Amnistía Internacional, Fantini ha dedicado su vida a promover la memoria de las víctimas del terrorismo de estado de la dictadura cívico-militar argentina de la década de 1970 y actualmente es coordinador de Amnesty International San Fernando Valley. Fantini se graduó de Woodsworth College y de la Universidad de Toronto.

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