En el parque John Anson Ford los inmigrantes se sienten en casa

En el parque John Anson Ford Park el día es radiante. Una madre le grita a su hijo de nueve años, que está jugando al fútbol con sus amiguitos, que «haga un gol». Más allá, un grupo de hombres acompañan a sus hijos – o sus nietos – a los toboganes y otros juegos infantiles. Un muchacho se quedó dormido en el césped. Otros jóvenes andan en bicicleta por los senderos del parque. Quienes van caminando con sus perros saludan a las personas mayores que resuelven crucigramas. Y algunos discuten sobre política, inmigración, fútbol.

Aquí, en el parque de la ciudad de Bell Gardens conviven, disfrutan y descansan. Está a unas 11 millas al suroeste del centro de Los Ángeles. Abarca 12.5 acres, el equivalente a nueve campos de fútbol americano.

El nombre del parque hace referencia a John Anson Ford, quien vivió un siglo años (1883-1983),  y trabajó como periodista y político del Partido Demócrata. Nacido en Illinois, se enamoró de la región y llegó a ser supervisor del Condado de Los Ángeles por 25 años de 1934 a 1958. Aquel mismo año bautizaron al parque con su nombre.

Tres años después, Bell Gardens era reconocida como ciudad, una de las 88 de las que actualmente consta el condado de Los Ángeles. El sitio Los Angeles Almanac dice que en 1961 Bell Gardens tenía 26,467 habitantes. Hoy, los residentes son casi 45,000. El 93% son latinos, y de ellos, un 43% son migrantes.

Los migrantes, sus hijos y sus nietos, forman parte integral del mosaico demográfico bicultural que le da vida al parque con su presencia. El domingo 6 de abril, Marcos, un inmigrante de 54 años de Jalisco, México, visita el parque con sus hijos y nietos. Su familia, dice, ha vivido en la ciudad por los últimos 20 años. Y en cada uno de esos años han disfrutado del parque.

Cuatro amigos de la tercera edad se reúnen a diario en el parque Ford para compartir sus historias y recordar su vida. Foto: Agustín Durán

Guillermo, de 30 años, pasea con su amiga Patricia y su perrita, Frijoles. Dice que él creció jugando en el parque con sus amigos. Celebraban cumpleaños y convivían con la familia. El parque, en fin, le trae momentos muy gratos. Ha decidido quedarse a vivir en Bell Gardens porque aquí está su infancia, los recuerdos que sigue construyendo porque sigue regresando al parque hasta tres veces por semana.

Patricia, su amiga, vive en La Habra, pero disfruta del parque donde creció y del que conserva grandes memorias. Cada semana viene a visitar a su madre, que todavía vive aquí.  Le gusta que sea grande y que esté para realizar distintas actividades, “ya sea que camines, corras o andes en bicicleta, juegues béisbol, fútbol soccer o nades, el parque tiene algo para todos”.

Lo mismo piensa, de 85 años, un señor inmigrante de Durango, a quien el parque le brinda reposo y buena salud. Día tras día viene aquí a caminar. Luego se sienta para llenar sus crucigramas. “Es pura tranquilidad”, dice, y nos interrumpen las ardillas que se le acercan en busca de comida.

Gracias a la tradición futbolera de la comunidad latina, en 2006 convirtieron una parte del parque Ford en un complejo deportivo con tres canchas de fútbol soccer con pasto sintético y dos adicionales de pasto natural. Les agregaron un campo de béisbol y otro de softball. Cada semana visitan centenares de residentes de varias partes del sur de California, y en ocasiones, hasta de equipos extranjeros que participan en algún torneo.

Marco Bárcena, concejal de Bell Gardens y residente de la ciudad por más de 30 años, nos dice que el parque Ford ha sido fundamental para muchas familias migrantes e de segunda generación que han crecido en la ciudad practicando algún deporte o una actividad física.

“Es uno de los parques más bonitos del sureste de Los Ángeles”, afirma el concejal, quien trabajó aquí por casi 20 años. “Está a un lado del río Hondo, sobre una ruta que conecta a muchos lugares importantes. Además tiene un estanque con patos silvestres, el Bell Gardens Sports Center. Y en octubre se inaugurará su Centro Acuático que tendrá una alberca olímpica”.

Bárcena agrega que también habrá clases de natación, de water-polo, programas de recreación, clases, aerobics, y mucho más. El objetivo, dice es tener más opciones de deporte y entretenimiento para los residentes de Bell Gardens y las ciudades vecinas.

Cada día, cinco trabajadores le dan mantenimiento al parque. Uno de ellos cuenta que el 80% de los visitantes son latinos. No deja de haber afroamericanos, asiáticos o blancos, agrega. «Pocos, pero llegan».

«Este lugar», asegura, «es seguro». Las familias pueden tranquilamente disfrutar de sus actividades. Los trabajadores mantienen el parque limpio. «Y todos le ayudarán en lo que puedan». Efectivamente, la página del parque en Yelp abunda en alabanzas al personal por su ayuda bondadosa e incondicional a los visitantes: una niña ciega; un hombre en silla de ruedas…

Servando, de 44 años de edad, dice que viajó 110 millas desde la localidad de Victorville para llevar a su hija Bella, de 14 años, a jugar con su equipo de soccer SoCal Elite. Conoce muchos parques y complejos deportivos en el sur de California, dice. «Pero ninguno es como el de Bell Gardens».

El parque John Anson Ford en un domingo de primavera. Foto: Agustín Durán

“Las canchas están parejas y son muy profesionales”, explica el padre, mientras trata de no perder de vista ni un instante del partido de su hija. “Podría decir que es uno de los mejores parques para practicar el fútbol soccer en el sur de California”.

Jesús llegó a jugar en el parque por varios años, luego llevó a su hijo a jugar y ahora trae a su nieto. Es que tiene 74 años. Ahora vive en la vecina Huntington Park. «Venir los domingos con la familia a ver al niego jugando es una tradición familiar».

“Este parque me trae buenos recuerdos,» explica. Imagínese, desde la década de los 80 que vengo”. “Aquí hemos construido parte de nuestra vida”.

Desde la tribuna, una mujer alienta en inglés a su hijo de 15 años. Es Birgitte, quien viajó 123 millas desde Palm Desert, para ver a su hijo jugar.

“Venir al parque con mi hijo nos hace feliz”, expresa la madre. “Al rato él crece y al menos le quedará el recuerdo de que su madre siempre lo llevó a jugar soccer al parque”.

Un inmigrante de Santa Ana anima a su hijo: “go, go, quickly, shoot, shoot; you push him too!”. De repente los gritos en inglés son reemplazados por el idioma árabe. Prefiere no dar su nombre y pide que lo identifique solamente con la letra K. Se disculpa y agrega que le gusta mucho venir al parque a ver los partidos.

Al igual que muchos de los presentes ese domingo, llega al parque Ford a entrenar con sus hijos, o los fines de semana para apoyar un equipo o simplemente disfrutar del parque, con su laguna.

Todos ellos son solo una pequeña parte de los muchos miles de residentes de Bell Gardens y del sur de California que componen este mosaico de colores que le dan vida al parque con su presencia.

Y no faltan los vendedores ambulantes que lo recorren incesantemente.

En una de las mesas resguardadas por la sombra de los grandes árboles, Molca de 86 años de edad, Antonio de 75, Rubén de 58 y Luis de 61 se reúnen para compartir sus historias.

“Aquí estamos a diario. Somos cuatro o cinco, o luego hasta ocho o nueve”, dice uno de ellos. “Pero siempre platicando y disfrutando nuestra vida, hasta que ya no podamos y dejemos de venir”.

Cómo llegar al parque

Para llegar al parque John Anson Ford, desde el centro de Los Ángeles, se puede tomar la autopista 101 al sur, 5 al sur y la 710 al sur. Se baja en la avenida Florence, rumbo al este, y en la avenida Garfield se da vuelta a la derecha y llegando a la calle Park LN se da vuelta a mano izquierda.

John Anson Ford Park
Dirección: 8000 Park LN, Bell Gardens, CA 90201
Teléfono: (562) 806-7650
Hora: Cierra a las 10 pm

En la historia decidimos utilizar solo el nombre sin apellido de los entrevistados porque muchos de ellos temían que su información fuera a llegar a manos equivocadas, especialmente con la situación migratoria que se vive actualmente. 

Este artículo es parte de Greening Los Angeles, un proyecto de American Community Media, University of California Los Angeles y LENS. 


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