El sueño de ser «Americano»: un musical que llama a la impotencia

El protagonista descubre que es indocumentado cuando se quería enlistar en la fuerza naval

La impotencia es muy poderosa. Es mucho más que apretar los puños y fruncir el ceño, es una fuerza que nos sacude el vientre, nos hierve la sangre y nos obliga a movernos, como si la rabia nos quemara los pies. A los soñadores les pusieron las plantas desnudas en las brasas.

Conocí a Antonio Valdovinos hace más de 10 años. Era uno de los muchos estudiantes indocumentados que no se quedaron de brazos cruzados ante la frustración de haber crecido en un país que creyeron suyo hasta que un papel les dijo que no.

Tony fue parte de una revolución política en Arizona, allá por el 2010 cuando el estado estaba que ardía: habían pasado un par de años desde la promulgación de la Ley Anticoyote y convertía en un laboratorio de leyes antiinmigrantes encabezadas por la SB1070.

Luego llegó DACA, ese programa de acción diferida implementado por la administración Obama que les permitió asomarse entre las sombras, pero no los sacó de ellas. Todo y nada cambió; pero la lucha obligó a Estados Unidos a voltear a verlos: con miles, son fuertes, son bilingües y biculturales, son poderosos, indocumentados y sin miedo… y no se irán.

Historias como la de Tony Valdovinos se multiplican por cientos de miles: familias de estados migratorios mixtos y secretos generacionales; la eterna cultura del subterráneo social creado por la abismal brecha de los papeles. Muchas se cuelan por las alcantarillas del sistema, pero la de él llegó a Broadway y yo estuve en el estreno del musical “Americano” en Nueva York.

Acudí al estreno rodeada de ojos extranjeros que experimentarían por primera vez la narrativa migratoria de los Estados Unidos; no la de esos conceptos trillados y prostituidos del sueño americano, sino el sueño de Americano. Allá -en Europa o Brasil- se viven las fronteras diferente y ellos conocieron la mía, la nuestra, a través del arte. En medio de todo el folclor de la cultura y la música, sintieron el dolor ajeno del que tanto le he hablado: migrar duele y mucho.

La puesta en escena refleja una historia que pareciera típica: el joven que descubre que es indocumentado justo cuando se quería enlistar en la fuerza naval, hijo de padres sin papeles y con un hermano ciudadano estadounidense; pero es más profunda si la puedes sentir. Entre coreografías y canciones, habla de amor, del luto y las pesadillas, de las otras historias que se olvidan; muestra a los otros migrantes que viven a oscuras y en silencio y de aquellos que lo hicimos con privilegio.

Confieso que hubo un momento en el que el nudo en la garganta se me deshizo en lágrimas pausadas y sutiles. Solo aquellos que hemos vivido el proceso, quizá, lo entendemos. Luego reí, porque así lo hacemos todo en la vida los latinos: contrastante y en extremos, justo como la puesta en escena.

Sí, la impotencia es muy poderosa, pero lo es mucho más cuando se transforma en arte.

Autor

  • Maritza Félix

    Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años. Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra. En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona. Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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