La partida de Micheletti y la lucha de la Resistencia

por Ricardo Salgado

A propósito de la anunciada salida del señor Roberto Micheletti de la presidencia de facto de Honduras, que consiguió a costa de mucho dolor y sufrimiento del pueblo hondureño, es importante que los miembros de la resistencia no olviden que el Golpe de Estado es una acción colectiva de la oligarquía dominante contra el pueblo; que Micheletti aproveche las cámaras para gritar las mismas mentiras que ha estado repitiendo durante 7 meses es más bien irrelevante, él solo es el peón.

Las estructuras represivas, los funcionarios corruptos, los magistrados cómplices de los crímenes de lesa humanidad; el fiscal sirviente de los intereses más oscuros en el país; la abyecta procuradora; los asesinos, violadores, ladrones de verde olivo y la policía, siguen intactos, desde la cabeza hasta los pies. De ninguna manera es razonable asumir que algo está cambiando.

El mismo congreso, diputados más diputados menos, se dispone a asumir cuatro años más de desgobierno. Recordemos que los diputados que llegaron a este nuevo congreso que no votaron a favor de la monstruosidad del 28 de junio, con honrosas excepciones, están en sus posiciones por haber apoyado el proceso que delinearon los golpistas.

El acuerdo que trajo Porfirio Lobo Sosa, convenientemente, expresa los puntos de vista que representan su voluntad, no la del estado de Honduras; afirma que una vez que él sea presidente emitirá un salvoconducto para el presidente Zelaya, su familia y su círculo intimo. No menciona la desmovilización del aparato represivo montado por la oligarquía con militares, policías y paramilitares.

El acuerdo es respaldado por los ex candidatos golpistas y Cesar Ham, quien parece haber decidido darle una tregua al nuevo gobierno; los demás son los mismos que apoyaron decididamente el golpe; hicieron lobby por el golpe; buscaron fondos y reconocimiento para el golpe; siguen siendo golpistas. Hablan de reconciliación después de todas las atrocidades cometidas.

Si vemos este acuerdo con detenimiento, el mismo busca, con una movida más de damero que de ajedrez, mostrarle al mundo una cara conciliadora, respetuosa de los acuerdos violados por ellos mismos, por acción o por omisión, en muchas ocasiones. Muchos pretenden hoy “borrar” de nuestra memoria hechos que nos implantaron a fuerza de garrotazos, balazos y gases en nuestra mente.

Los “testigos de honor” firman sabiendo que las arcas del estado están destrozadas; sabiendo que ellos no van a participar de los pingues negocios que la oligarquía y las transnacionales lograron como resultado del golpe. La parte del pastel que les toca a ellos, está deprimida. Elvin Santos, por ejemplo, se dedica a la construcción, carreteras, esas no las paga la oligarquía, se construyen con la caridad internacional; Ricardo Álvarez, alcalde de Tegucigalpa y golpista cuasi confeso, no va a hacer ningún proyecto energético, su negocio está en la movida, la coima, y eso solo se consigue de la ayuda internacional.

Este paquete de gente del acuerdo necesita garantizar que estar en el gobierno sea un buen negocio; por eso juegan a ser generosos con Manuel Zelaya Rosales; el mismo al que defenestraron y vilipendiaron sin ningún empacho durante meses; el mismo que han encarcelado por meses en una embajada sitiada por incontables militares.

Que el presidente Zelaya acepte salir por la vía propuesta luce razonable. Su encierro seguramente le ha ayudado a crecer de muchas formas. Ha demostrado un gran aplomo en momentos en que muchos creímos que los animales verde olivo entraban a la embajada para asesinarlo. Ha logrado perturbar la tranquilidad de los golpistas cuando con lucidez, coraje y sentimiento canta a través de la radio.

Pero ese “encarcelamiento” debe terminar. Es simplemente justo. El tendrá ahora que recuperar su salud, reorganizar sus argumentos y reintegrarse a lucha que él promovió. Recordemos que la misión es de todo el pueblo. Se puede vislumbrar una jornada durísima, en muchos campos; tenemos tanto que hacer que nuestra obligación fundamental es concentrarnos en cumplir, en informarnos y formarnos; en transmitir nuestras ideas a los compañeros que necesitan dirección.

La lucha en el campo de los derechos humanos es tarea de todos; ya hay muchos hondureños decentes y valientes en esta actividad. Sin embargo, la búsqueda de justicia, del fin de la represión, del respeto a los derechos fundamentales tomará mucho tiempo, y un papel central en el trabajo del pueblo hondureño en resistencia.

No cabe duda que la situación seguirá siendo complicada; por esa razón debemos integrarnos a las diversas formas de organización política que el Frente Nacional de Resistencia Popular irá marcando como el camino a seguir. De ninguna manera debemos permitirnos desviarnos de nuestro objetivo fundamental: la refundación de la patria.

La oligarquía sigue teniendo todas las ventajas que da el dinero: medios mercenarios, propaganda alienadora, desinformación, comida chatarra, las iglesias de todas denominaciones. Si esto no funciona, entonces, en última instancia, tienen a los chafas y a los chepos. Hoy menos que nunca debemos subestimar el poder del que dispone la derecha en este país.

Tampoco deberíamos caer en un excesivo optimismo sobre el nuevo gobierno. Su proyecto de desarrollo sigue siendo un apoyo del sistema neoliberal; proponiendo que se aproveche la enorme cantidad de mano de obra barata como incentivo al capital extranjero. Recordemos que es el trabajo el que produce bienestar, no el capital, y en esta propuesta de nación, se busca aumentar la masa con ingreso no la cantidad de bienestar del pueblo. Ya conocemos cómo funciona este modelo de empobrecimiento del que más trabaja, no podemos esperar nada bueno de él.

Debemos estar alerta sobre las movidas de la misma oligarquía golpista, que seguramente buscará recomponerse para enfrentar la oposición de la resistencia. No hay que descartar la posibilidad de que ellos mismos terminen invocando la necesidad de una nueva constitución, y llamen a una constituyente. Esta puede ser una forma de quitar banderas de lucha al pueblo y acomodar la nueva legislación a su conveniencia.

Por último, no debemos distraer nuestra atención de las cosas que ya comenzaron los golpistas, como la contratación de energía renovable más costosa, la privatización de la ENEE, HONDUTEL y del agua. También debemos ver la agresiva campaña contra los compañeros campesinos, o la regresión de las conquistas laborales de todos los gremios, especialmente el magisterial.

No hay que perder de vista que la reconciliación de Lobo Sosa busca desmovilizarnos para concretar estas acciones que violan la soberanía popular. A ellos les interesa su Paz, no la de todos. De nosotros esperan que callemos, nada más. Es imperativo mantener la atención centrada en las cosas fundamentales. Una tregua, bajo las circunstancias actuales equivale a capitular nuestras aspiraciones. Aquí el beneficio de la duda solo puede jugar en nuestra contra.

Hay que estudiar, pensar, luchar, no podemos parar.

Al presidente Zelaya gracias por habernos ayudado a encontrar la senda de la dignidad, de la lucha como medio de buscar la libertad. Aquí tiene un lugar entre nosotros para seguir luchando. Decida o no aceptar lo que Lobo Sosa propone, estamos conscientes de la urgencia de su liberación; y apoyamos con respeto su posición.

* Ricardo Salgado es un dirigente del Frente de Resistencia Nacional contra el Golpe en Honduras.

[Texto publicado originalmente en Agencia Latinoamericana de Información, ALAI: http://www.alainet.org/active/35695〈=es]

[El video de YouTube fue publicado originalmente en Links, International Journal of Socialist Renewal: http://links.org.au/node/1449, que contiene también el audio de tres entrevistas con Salgado]

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3 comentarios

  1. Señor Salgado, solo voy a responder a su artículo con unas cuantas preguntas, y algunas breves observaciones, a ver si usted tiene respuestas para ellas. ¿De qué pueblo de Honduras habla usted a favor de Zelaya, cuando más del 75 % de los hondureños apoyo a Micheletti y la salida de Zelaya? Y le digo 75 % para ser un poco moderado, porque probablemente muchas otras personas piensen en un porciento mayor. ¿De qué resistencia habla usted, si —que se sepa— no les ha faltado la comida, ni la electricidad, y mal que bien han podido hacer manifestaciones, han podido hablar y gritar a los cuatro vientos lo que han querido; si han podido (y pueden) viajar al país que deseen; si pueden expresar sus ideas sin miedo a que los encarcelen, si —también que se sepa— no tienen presos de conciencia, ni presos por ejercer el periodismo y el sindicalismo independientes, ni presos por leer y prestar libros prohibidos, ni leer y distribuir la Declaración de los Derechos Humanos, si ustedes pueden —de una forma u de otra— hacer elecciones libres, al menos muchísimos más libres y no controladas como las que ha hecho Chávez y otros de sus seguidores; si ustedes no han tenido campos de concentración donde se repriman a los homosexuales, a los religiosos y a los que no piensen como el gobierno? Esta pregunta sería un rosario interminable mucho más largo que el vía crucis de Cristo, enormemente más largo, tan largo como 51 años en Cuba (y que ahora ya está empezando para el pueblo de Venezuela). La resistencia ha sido la del pueblo cubano, y ahora la del venezolano; la resistencia fue la de los pueblos del ex bloque soviético, años de años. En realidad, señor Salgado, la resistencia ha sido (y es todavía) la del pueblo cubano, que ha tenido que sufrir cárcel, fusilamiento y torturas (la masacre del remolcador 13 de Marzo, en las que murieron ahogados ancianos, mujeres y una buena cantidad de niños, y la de tres negritos que fueron fusilados, todos por el único hecho de querer irse del país, y más y más que harían interminable esta observación). Resistencia ha sido la de levantarse por la madrugada, transido del hambre, abrir el refrigerador y ver que solamente hay un mendrugo de pan, y saber que tiene que quedarse intacto porque es para nuestra hija al otro día. (¿Lloró usted de hambre, alguna vez, señor Salgado?). Son tantas cosas las que podría decirle de lo que es la real resistencia del pueblo cubano, que no vale la pena (¿o quizás sí?) insistir en algo que, por el tipo de discurso que veo que usted emplea nunca va a aceptar. Pero esto es también para que lo lean otras personas que posiblemente tengan juicio y entendimiento. Entonces, vale la pena que se lo diga; y vale también la pena que los que hemos sufrido todo esto que le digo durante años y años sigamos insistiendo hasta el cansanci, hasta la extenuación si es necesario para que —aunque sea alguien— que se haya estado dejando vender gato por liebre, resucite sus neuronas y comience a razonar. Quisiera, de todas maneras, pensar que usted algún día se podría dar cuenta de su ingenuidad actual. Déjeme decirle que hay veces que actuaciones drásticas, como las del llamado golpe de Estado en Honduras, evitan, a la corta y a la larga, un enorme, inmenso caudal de sufrimiento. Yo no estoy de acuerdo con ningún golpe de Estado, pero también reconozco que si Zelaya hubiera permanecido preso en el país, o simplemente destituido, por violar la Constitución, como lo hizo, hubiera sido bastante seguro que si hubiera habido un gran derramamiento de sangre. O va usted a dudar de que había, con Zelaya, una componenda chavista? O va usted a dudar de que Hugo Chávez no fue un verdadero golpista que costó más de doscientos muertos a Venezuela? Y eso que no he querido meterme en el escabroso asunto del narcotráfico, que se lo dejo a otros que tengan las cifras y los hechos a manos, y quieran contestarle… En fin, señor Salgado, le deseo, con sinceridad, un mejor tiempo, más reposado, de buenas lecturas, como por ejemplo: Malcolm Gladwell: Inteligencia intuitiva (¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos?), Santillana Editores, 2005; Rafael Rojas: Isla sin fin (Contribución a la crítica del nacionalismo cubano), Ediciones Universal, 1998 (En este libro, dice Rojas: “Es tan rústica la idea de Nietzsche fue el padre filosófico del nazismo hitleriano como la de que Martí es el autor intelectual de la revolución castrista. Sin embargo, toda cultura resistente a la modernidad, como la cubana, procura conservar sus tradiciones ideológicas de un modo casi religioso, incitando, así, al; poder para que ejerza sobre ella sus rituales autoritarios”.); Carlos Alberto Montaner: La libertad y sus enemigos, Editorial Sudamericana, 2005; Andrés Oppenheimer: Cuentos chinos (El engaño de Washington, la mentira populista y la esperanza de América Latina), Editorial Sudamericana, 2005; Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa: El regreso del idiota (con prólogo de Mario Vargas Llosa), Random House Mondadori, 2007. Disfrute —o haga un esfuerzo sobrehumano, para conocer cómo piensan otros que no comulgan con sus ideas— y podrá, quizás, reflexionar, hacer una mea culpa, o un acto de contrición. Y tenga la completa seguridad de que esta vida aún le puede dar la oportunidad de cambiar y darse cuenta de dónde, esencialmente, está la verdadera resistencia. Gracias por su artículo, que siempre me ha enseñado algo, y le deseo las mejores cosas del mundo, a su pueblo hondureño junto con usted.

  2. Es algo frustrante leer un artículo así, que reedita todo el «revolucionarismo» izquierdoso fuera de moda….o mejor dicho tratándose de mantener de moda a la fuerza, en contra del sentido común….Más triste es aún confirmar que todos estos miles de seguidores de Fidel Castro, Chávez, Evo Morales y otros, tienen que ganar esa batalla que creen lógica y beneficiosa, para luego de varias décadas (ojalá que no, por aquellos que tienen los pies en la tierra y conocen la historia de los movimientos comunistas fracasados) darse cuenta sin remedio de que fue un error irreparable….Confío en que el sentido común se impondrá…
    El que escribe estas líneas nació y creció dentro de la supuesta doctrina del socialismo y del hombre nuevo que definió el Che Guevara…Es una estafa suprema a largo plazo….y luego para recuperarse a veces es ya muy tarde….

  3. Es espantosa increble la visión de la realidad que tiene este señor Salgado. Le llama oligarquia al 70% del pueblo hondureño que apoyo la destitucion de Zelaya que lo que queria entregar a Honduras al comunismo chavista y castrista.
    Por favor, hay que dejar el fanatismo a un lado y analizar las cosas como son y no como uno (fanatico) quisiera que fueran. Defender a Zelaya es defender a Chavez y a Fidel Castro, el hombre que convirtio a Cuba en puras ruinas y ha hechoi sufrir a los cubanos durante mas de medkio siglo. Por favor, aprenda las lecciones de la historia.
    Dago

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