Aparece Palabra Abierta número 9
Palabra Abierta les invita a disfrutar otra edición que podría llevarlos a realizar un viaje al infinito del pensamiento. En esta ocasión se trata de la inmensidad del ensueño, tema que se encuentra más desarrollado en su editorial de este número 9. Si ya sabemos que “la imaginación forma parte esencial de la naturaleza humana”, ahora podríamos darnos cuenta de que entrar en el ámbito literario y artístico puede hacernos experimentar lo inefable de algo que es muy difícil explicar con palabras, pero que sí se puede sentir.
Recuerden este tema a la hora de leer nuestros trabajos. Todos y cada uno de los poemas, cuentos, entrevistas con ideas y conceptos, estampa y ensayo que les presentamos en esta edición les pueden ser propicios para abrir una puerta hacia la “inmensidad del ensueño”.
Asimismo, queremos decirle que Palabra Abierta, esta vez, ha cambiado su dinámica, que es ahora la de ir publicando los trabajos del número correspondiente, en una frecuencia de varios de ellos por semana y al final el editorial, que cerrará la publicación total de la edición en cuestión. Ello le aplica a nuestra página una mayor fluidez de lectura y, al mismo tiempo, el conjunto de los trabajos publicados en un mes no dejarán de tener su concepto de número. Esperamos que esta nueva forma de confluir con ustedes les sea más interesante y contribuya a crearles una mayor expectativa.
Gracias por su atención y, como siempre, les deseamos lo mejor,
En este número
El editorial de Manuel Gayol Mecías propone que “la literatura, tanto para el creador como para el lector, es un poder imaginante de primera magnitud, que hace de la experiencia vivida un camino de transformación en la inmensidad del ensueño…”.
En un aparente discurso lógico con sorpresivas metáforas, Daniel Montoly nos entrega “La ritualidad del círculo y otros poemas”, con escenas de una dimensión íntima del mundo, en bellas imágenes de sortilegios sacados de experiencias vividas.
Exquisitez, finura, ensueño y simbolismo mítico son unos de los muchos aspectos que se extraen del conjunto de poemas “En el laberinto de los mitos”, que nos regala Adelis León Guevara, en un viaje por las remotas regiones de la imaginación.
Siguiendo el sentido de la exquisitez y la finura, Herminia de Ibaceta nos canta su “Loa al idioma castellano”, junto a otros poemas con temas como el de la patria y la soledad que nos identifican con el drama universal de una isla dejada a la mano de Dios.
Entran entonces las ansias de Tony Ruano con sus “Poemas de la nostalgia”, mezcla de tiempo feliz y de tristeza por sus lares de antaño en esa misma Isla trémula y sola, donde una antigua novia (poema XVII) recompone el drama de la vida y de la muerte.
Desconcertantes metáforas de una sutil combinación entre surrealismo y abstracción sobresalen en los “Poemas de Edith Lomovasky”, diciéndonos lo que es la vida y la palabra misma entre sutiles batallas de congojas y esperanzas.
En el cuento, se nos abre la puerta con José Prats Sariol y su relato “La habitación”, en el que los deseos de un amor perdido exaltan los recuerdos de un aparente fantasma, a quien el protagonista espera, quizás para decirle: “Ves, ‘el cuartico está igualito’”.
A modo de diario, presentamos “El sostén maravilla, los chocolates, el Xanax y el Prozac”, de Liza Rosas Bustos, que va tejiendo con mínimos relatos la compleja y excitante cotidianidad de la Gran Manzana, siempre con la precisión y profundidad de una ocurrencia puntual.
Por su parte, Rosa Marina González-Quevedo nos sorprende con un cuento singular: “Extraña descripción de un cuadro”, breve pero intenso, con la magia necesaria que hace que el realismo salga embellecido de lo fantástico. El efecto del final es intrigante.
“Bernarda y la lujuria” es un relato de Luis Muñoz que nos envuelve en un bien descrito contexto rural, para hablarnos del amor que comienza en la infancia de los protagonistas y termina con la delirante seducción del sexo, y un final inesperado.
La sorpresa, la magia, el suspenso, el sentido poético, el horror de lo gótico, la paradoja, lo sarcástico, lo onírico y el juego con las palabras surgen en los resultados del I Concurso de Cuento-Mínimo, auspiciado por Libros y Letras, de Colombia.
Pasando a la estampa, esta vez conocemos las “Tribulaciones en una micro”, de Roberto Álvarez Quiñones, quien nos descubre jocosamente los avatares cotidianos de un grupo de vecinos cubanos que viven en un edificio dado por el gobierno.
Interesante entrevista al escritor Milcíades Arévalo por los 38 años de difusión cultural mediante su revista Puesto de Combate, en la que se encuentran toda una historia de la literatura colombiana y buena parte del quehacer de escritores hispanoamericanos.
En “El cementerio de los libros olvidados”, Carmen García Villalaz da estimables criterios sobre La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, y del oficio de leer, del cual se desprende que atesorar libros en la memoria es uno de los caminos del ensueño.
De nuevo José Antonio Velasco, en “Llover sobre mojado”, nos deja ver la importancia de la valoración e información de clásicos y actuales a tener en cuenta. Esta vez habla sobre Cormak McCarthy, Julio Verne, Alejo Carpentier y Henry de Montherland.
Por último, Pedro de Miguel presenta su breve ensayo “El microrrelato: Ese arte pigmeo”, con el cual reconoce y desarrolla las posibilidades de una forma de narrar muy en boga en estos tiempos, y de frecuente aparición en la literatura de la Internet.