La historia del Estado Plurinacional de Bolivia, donde se hablan cuatro idiomas oficiales, aymara, quechua, guaraní y español, podría ser un capítulo de esas novelas donde coluden realidad y ficción.
Récord de golpes de Estado
Con 194 años de historia, posee el récord universal de más de 162 golpes de Estado, uno por cada 1.2 años.
Además, el agravante de haber tenido en un solo día, el 05 de octubre de 1970, siete (7) presidentes militares: el depuesto General Ovando, el General Miranda, el Coronel Hugo Banzer, el General Torres, el General Efraín Guachalla, el Contraalmirante Alberto Barracín y el General Alfredo Sattori. El General Juan Torres fue aupado con el apoyo de la Central Obrera Boliviana.
A pesar de no tener salida al mar, posee una Armada Marítima con su respectiva oficialidad desde contraalmirantes hasta grumetes. La residencia presidencial, el Palacio Quemado, está en las faldas de la montaña andina del Illimani, cuyas alturas dificultan la respiración.
La hoja de coca ensalivada con cal alivia el hambre y el cansancio, da bienestar y posibilita a los no acostumbrados sobrevivir al soroche, mal de altura, producido por falta de oxígeno, mareos, bajón de presión arterial, dolor de cabeza.
El derrocamiento de Evo
En este escenario se da el derrocamiento de Evo Morales el pasado 10 de noviembre, que podría resumirse en su terquedad por reelegirse a pesar de habérselo prohibido el referéndum del 21 de febrero de 2016.
Pero también por el accionar de grupos de poder voraces, que ven con interés desmedido la explotación privada de recursos naturales gasíferos, mineros, petroleros, manufactureros, alimenticios y cocaleros; así como el repunte económico de Bolivia, con un crecimiento del PIB (4,0) solo superado en Latinoamérica por República Dominicana y Panamá.
Bolivia semeja un borroso país irreal entre el sueño y las tinieblas, esfumado realmente de los mapamundi en 1868 debido a la afrenta del presidente Ariano Melgarejo, que paseó montado en un burro por La Paz al embajador plenipotenciario del Imperio Británico por negarse a participar en un baile.
[bctt tweet=»El derrocamiento de Evo Morales podría resumirse en su terquedad por reelegirse aunque se lo prohibió el referéndum de febrero de 2016; también por grupos de poder voraces por la explotación privada de recursos naturales (David Hernández)» username=»hispanicla»]
La reina Victoria, incapaz de enviar un carísimo ataque de represalia por mar y tierra a la lejana Bolivia, buscó su ubicación en el Atlas mundial, embadurnó su dedo índice en el tintero y manchó de negro el mapa del “enemigo”. “Bolivia no existe más”, dictó a sus asesores imperiales, que se encargaron de borrar por décadas a Bolivia de la cartografía oficial británica.
Un país borrado del mapa
Desde que perdió su salida al Océano en la Guerra del Pacífico (1874-79), la obsesión de Bolivia por una salida al mar ha llevado al país a una lucha diplomática sesquicentenaria que aún no consigue el apoyo suficiente que le facilite el vital callejón hacía un puerto marítimo, en territorio chileno o peruano.
Este “síndrome de Ponto” ha sido compensado en la última década por el “boom” de la producción de gas natural, que elevó a cotas inimaginables la exigua economía nacional. Bolivia, como en los tiempos de la Colonia, “bien vale un Potosí”, debido a la producción no solo de gas natural sino de zinc, plata, plomo, estaño y ulexita, en dicha región y el país entero.
Tanta riqueza potencial en juego, y con el reacomodo geopolítico que se está viviendo en Sudamérica, es otra causa del derrocamiento de Evo.