De casa en casa: como cónvencer a los no vacunados
En los últimos días, un nuevo “enemigo público” surgió en Estados Unidos: los no vacunados. Mientras sigue subiendo la tasa de contagios, el CDC está definiendo la presente ola de la mortífera variante Delta como “la pandemia de los no vacunados”.
Los no vacunados
Cuando pensamos en ellos, la imagen que tenemos es de aquellos que, obrando por códigos tribales, engañados por sus líderes políticos, se solidarizan entre sí en la oposición implacable a vacunarse.
Pero muchos de los no vacunados no pertenecen a esa categoría.
Además de los menores de 12 años, se trata por lo general de residentes de barrios de bajos recursos y miembros de las comunidades de color, en especial latinos y afroamericanos.
Para convencerlos a darse la vacuna para protegerse ellos, los suyos y a nosotros mismos, los gobiernos y las organizaciones comunitarias están montando campañas de esclarecimiento, llegando a muchos miles de hogares, golpeando puerta tras puerta.
Es necesario, porque menos de la mitad de los latinos y los afroamericanos están vacunados.
Y sin embargo, y es la buena noticia, con la crisis desatada por la variante Delta, estas comunidades se están vacunando a un ritmo más acelerado que la media de la población.
Para informar a la prensa étnica acerca de los esfuerzos de aumentar la vacunación en California, la organización sin fines de lucro Ethnic Media Services organizó una presentación por Zoom de los responsables y activistas de la campaña estatal. Participoaron decenas de reporteros y editores que trabajan en varios idiomas. El evento tuvo lugar el viernes pasado, bajo el nombre de “Vacunando a los no vacunados”, y convocado de común acuerdo con el Departamento de Adultos Mayores de California (Department of Aging), cuya directora, Kim McCoy Wade inició la presentación.
Las comunidades lidian con “aislamiento, desconfianza, desinformación y miedo”, dijo Pilar Marrero, reconocida periodista, al iniciar la reunión
Kim McCoy Wade
«Hay un número desproporcionado de latinos que se contagian y que mueren por el COVID, especialmente entre adultos mayores», dijo la funcionaria.
“Aprendimos que el mensajero es muy importante y por eso agradezco la presencia de reporteros de los medios étnicos. Así que estoy aquí para escuchar de los verdaderos expertos de todo el estado cómo avanzar nuestra tarea para salvar vidas”.
Jorge Pingarrón
Pingarrón coordina la actividad del grupo Todos Unidos en un barrio de bajos ingresos de Stockton, donde se topó con supremacistas blancos, pandilleros y otras reacciones violentas mientras trataba de convencer a la gente de su ciudad a que se vacunen.
“Completamos 7,500 horas de promocióny encontramos muchos obstáculos. Algunos de ellos, una ola de calor extrema, que obstaculiza el trabajo, problemas de respiración por los incendios. Pero peor que ello, encontramos racismo, hostilidad, y hasta ataques físicos. Pero continuamos con nuestros esfuerzos para que Stockton esté vacunada”.
“Muchos aún no quieren vacunarse, no creen en el COVID, son directamente antigobierno, tienen una posición política y no real sobre este tema de salud.
Sin embargo, hemos llegado a muchos miembros de la comunidad. Entre todos hemos glpeado 80,000 puertas, logrado un 30% de conversaciones, pero solo el 1% se registró para vacunarse.
Seguimos ahí, tratamos de seguir adelante para ayudar a la comunidad. Estamos orgullosos de lo que hemos hecho.
¿Cuáles son los argumentos que funcionan?
Charlas personales, aunque no sepamos adónde van; abrir el diálogo.
Hay que saber contestar apropiadamente sus preguntas y entender su situación personal.
Pero si se comparan los métodos, tocar a la puerta y entablar una conversación es lo que mejor funciona. Porque los bancos de teléfono muchas veces la gente no quiere ni hablar y cortan inmediatamente. Pero si estamos ahí físicamente, con placas de identificación, con carteles, con literatura, es diferente.
¿En qué casos llamas a la policía?
Me da mucha tristeza porque quienes tratamos de ayudar a la gente tenemos que sufrir eso. Muchos nos atacan con argumentos racistas, y a veces llega a las manos. Nos pasó en Modesto en estos días. Es una zona rural, con banderas nacionales por todas partes. Un grupo empezó a seguir a nuestro equipo.
Les cerraron el camino para que no puedan seguir. Les dijeron que se fueran. Les explicamos que no hacíamos nada malo. No quisieron escuchar. Les dimos literatura pero golpearon con eso la cara de uno de los nuestros.
Llamamos entonces al Sheriff y le dijimos que queríamos presentar cargos, pero los policías se negaron, diciendo que era un caso civil, aunque nos habían atacado físicamente.
La principal razón por la cual la gente no quiere vacunarse es porque lo convierte en algo político. Sí, hay quienes no creen en la vacuna, o claman que no hay suficiente investigación, pero eso es secundario. En primer lugar está la situación política”.
Irma Muñoz, Mujeres de la Tierra
«En la zona del Parque MacArthur los residentes son casi un 100% inmigrantes de Centroamérica, especialmente guatemaltecos. También hay muchos mexicanos. La mayoría de ellos recién llegaron, este el lugar donde empiezan su vida en Estados Unidos,» dijo Muñoz.
Tuvimos 200,000 citas y 67,000 conversaciones. Se registraron 2,300 para vacunarse. El porcentaje de convencidos es muy bajo.
Fuimos exitosos porque conocemos a la comunidad, y gran parte del equipo de promoción son de la misma comunidad. Tenemos un equipo de 25 y las conversaciones son 95% en español.
Otras razones por las que rechazan la vacuna son que tienen que mostrar un ID y no quieren por su situación migratoria. Además, la mayor parte trabaja de lunes a viernes, y hay muchos lugares que no dan el servicio de vacunación los fines de semana.
Desconfían del gobierno y la autoridad. Es por eso que antes decíamos que veníamos de parte del condado. Ahora solo decimos que somos de organizaciones comunitarias. Hasta en las comunidades religiosas se oponen generalmente contra nuestros esfuerzos e incluso en las iglesias algunos pastores llaman a no vacunarse.
Solo 20% del trabajo es de casa en casa, porque en nuestro barrio, la gente no abre la puerta.
Por eso vamos adonde está la gente, a los mercados, la estación de Metro, puestos de venta de comida, tienditas, panaderías. Y también en el mismo parque, donde hay tres pandillas activas, y donde hay una gran población sin casa que merodea allí. También a ellos los tratamos de convencer, pero no nos acercamos a los pandilleros. Desde hace poco hemos tenido más éxito porque abrieron los sitios de vacunación los domingos, que es cuando la gente tiene tiempo.
¿Cómo convencen a las familias?
Convenciendo a la persona de mayor edad, a la abuela o al abuelo. Si ganas tienes a toda la familia. Si la abuelita dice que sí es más fácil vacunar a todo el grupo, y eso es cierto tanto para latinos como para coreanos.
No aceptan el pedido así como así. Necesitan datos, detalles, información. Necesitan que pasemos el tiempo necesario hablando con ellos y más importante, escuchándolos.
¿Y los menores de edad sin quien firme la autorización?
«Encontramos a muchos en esa situación, que están viviendo solos aquí a los 16 años. Quieren vacunarse y no pueden. No hay una solución en este momento y necesitamos que las autoridades se hagan cargo.
¿Cuál es el guión de la charla?
«El guión, lo cambiamos de acuerdo con las circunstancias y ultimamente, para adecuarnos a la variante Delta que es muy contagiosa. Hablamos de sus hijos que ellos esperan que vayan a la universidad. Les contamos cuántos han muerto y sobre la rapidez del contagio. Pero el guión es bueno por 10 segundos y luego tenemos que ser seres humanos y relacionarnos con el corazón, porque tratamos de salvar sus vidas y la vida de la comunidad.
Esperanza Vielma
Esperanza Vielma es la directora de la Coalición de Justicia Ambiental por el Agua
«Vengo de Stockton. También ahí tenemos la misma campaña. Es la segunda ciudad más grande del valle de San Joaquín y la mayor parte de la población es de bajos recursos. Tenemos promotoras bilingües, porque no solo llegamos a los latinos sino también a la comunidad asiática a la que también servimos.
En la novena semana de la campaña, tocamos a 184,600 puertas entre todas las organizaciones. Tuvimos 28,000 conversaciones y 700 citas para vacunación.
Estos números van a seguir creciendo.
El calor es constante, y salimos a la mañana, pero hay que ir porque nos basamos en el contacto personal.
Los promotores son jóvenes y también hay abuelas, y lo hacemos para así poder llegar a todos los grupos demográficos.
Podemos ampliar el mensaje con ayuda del condado y el estado, pasando a más idiomas, para que podamos visitar personalmente a la población.
Nuestras áreas rurales son un problema; ahí la gente no usa los medios sociales y el trabajo es personal. El mensaje se transmite más lento.