Llegó San Obama
Despierta
Despierta, mi bien, despierta. San Obama no existe, y el Sueño Americano murió hace muchos años. El presidente Obama no legalizará a los indocumentados, ni premiará a quienes posibilitaron su surgimiento. No puede aunque quisiese, porque lo que ahora pasa en Estados Unidos y California y Los Angeles viene de hace mucho y es mundial e imparable y de cualquier manera él es parte de lo mismo, por progresista que sea y por entusiastas que estemos (y lo estamos) por la elección de un presidente negro cuya esposa es ni más ni menos que la tataranieta de James Robinson: un esclavo.
Esto es cierto: una encuesta del centro Pew Hispanic confirma lo ya sentido, que el interés por una reforma migratoria en la población hispana cayó a un tercio de lo que era.
La crisis de Wall Street es tal, las bancarrotas y cierres de empresas financieras y fábricas es tan rápida, que el tema migratorio no será considerado en los primeros días de la nueva administración: los primeros mil días, quizás.
Y es tal, que los estados de la “Unión Americana” padecerán de una catatonia similar a la bancarrota, y el sistema educativo vomitará a profesores y alumnos a la calle, y el sistema de atención médica protegerá menos a menos trabajadores. Y tal, que seremos afortunados si la historia no se repite y no estalla un conflicto armado general.
Este es el verdadero fantasma que recorre ahora América, el mundo. Es el Viejo del Costal -u Hombre de la Bolsa- que nos asusta a nosotros y hasta a Obama. Juntémonos para verlo.
Gracias por este blog tan rico en ideas, sentimientos y el lenguaje potente y bello. No he leído mejor versión de las expectativas y trampas del momento en la historia que atraviesan los EEUU. Y sí, también es acertada la percepción de la veta religiosa que reviste la presencia de Obama así como los motivos de su electorado, aunque, hay que reconocer que la lógica más decente también hubiese conducido a votarlo. el Sueño Americano existió y puede existir allí donde la realidad logre sintonizar de algún modo con una ideología que aún logra impresionar por la grandeza de su visión – la Constitución, Emerson, Thoreau, Whitman y el mismo presidente Lincoln. Los países no son sólo esas ideas, pero esas ideas pueden inspirar el sueño personal de sus ciudadanos.