Vacancia, corrupción y presidencias en el Perú
En cuatro años, del 2016 al 2020, el Perú ha nombrado a tres presidentes y nadie asegura que Manuel Merino sea el último de este periodo que termina en julio 2021.
La muerte de la democracia es anunciada por demagogos. Sucede cuando la gente no lo espera. Una de las grandes ironías de cómo mueren las democracias es que la propia defensa de la democracia se usa a menudo como pretexto para su subversión.
(Del libro Como mueren las democracias,
de y otros)
Esta semana, el Congreso peruano destituyó al presidente Martín Vizcarra por un supuesto caso de corrupción.
En un nuevo juicio político apresurado, se declara la “incapacidad moral” del presidente Vizcarra por el mal manejo de la administración pública y actos de corrupción realizados en diferentes periodos de su carrera política. La votación que se realizó anoche, se alcanzaron 105 votos, sobre los 130 congresistas que participan en el actual parlamento.
Vizcarra llegó al poder en el Perú en 2018 en reemplazo del expresidente Kuczynski, de quien era vicepresidente. Cuando Vizcarra subió al poder, la bancada oficialista dejó de apoyarlo. Con el cierre del Congreso en 2019 y el nuevo Parlamento, el Presidente se quedó sin legisladores que apoyaran su mandato.
Según una encuesta realizada a finales de octubre, IPSOS Perú, el 78% de los peruanos y peruanas estaban a favor de que Vizcarra continuara en el cargo, y que las investigaciones siguieran su curso para que fuese juzgado al terminar su periodo en julio de 2021.
Es importante notar que el actual Congreso solo está en funciones desde marzo 2020, es decir sólo ocho meses, y ha puesto en evidencia una vez más la fragilidad de la democracia peruana. Manuel Merino, presidente del Congreso ayer, ahora juramentaba como el “nuevo presidente de la república”.
Merino fue uno de los principales impulsores del primer intento de destituir a Vizcarra. En septiembre, Merino fue cuestionado por contactar a las Fuerzas Armadas del país antes de que el Congreso tramitara la primera moción de vacancia contra Vizcarra. Si estos hechos estuvieran verificados, estaríamos ante un delito de sedición.
Manuel Merino juramentó en el Congreso, poniendo la mano sobre la Biblia y enfrente de una cruz con el Cristo crucificado dijo: “Defenderé y haré cumplir la Constitución política y reconoceré respetando la libertad de culto, la importancia de la Iglesia Católica y la formación moral de todos los peruanos”.
Las manifestaciones no se hicieron esperar a las afueras de Palacio y Congreso. La población en su mayoría jóvenes de diversos colectivos salieron a las calles mostrando su desaprobación a la destitución de Vizcarra. En las redes se muestran videos de muchos de los activistas que durante las horas del día, han sido arrestados y violentados por la policía con gases lacrimógenos.