Violencia vicaria, repaso y reparo, por Luis Silva-Villar

Los recientes usos de “vicario” asociados a “violencia vicaria” fuerzan la lengua hasta límites denunciables. Estamos acostumbrados a que los vicarios sean personas, por eso, nos desorienta cuando se usa aplicado a una cualidad adjetiva. Pues no se trata de identificar a una persona violenta, sino a una cualidad, acción o efecto: a una “violencia de género” ejecutada con el propósito de generar dolor a través del daño a terceros.

Lo traemos a colación por la ola de violencia contra la mujer en la que ésta sufre de su pareja la ejecución sumarísima de sus hijos: porque es “lo que más le va a doler”. Palabras del matón.

La propuesta del uso de “vicario” en “violencia vicaria” para este trasvase macabro de víctimas, se halla lejos del uso del prefijo “vice” de los cargos político-administrativos con el que se ha establecido una relación histórica. Así, “vicepresidenta”, “vicealmirante”, o “virrey”, vienen a representar al que ocuparía el lugar del correspondiente cargo “sin el vice”. Pero es un cargo “en nombre de”, no la cualidad del cargo.

Otra posible denominación del fenómeno es “subrogación”, segmentado “sub-rogación”. En este caso, se trata de una cosa que ocupa el lugar de otra. Se aplica esta voz hasta en la misma descripción gramatical: así decimos “roto” y no “rompido”, y “haré” y no “haceré”.

El vudú es otro ámbito en que se usa una aparente sustitución. Al pinchar una figurita, se busca dañar a la persona de la que es reflejo. El daño es un componente intrínseco, pero la sustitución en esta circunstancia, a diferencia de la violencia sobre los hijos, se produce a espaldas del perjudicado.

El uso de terceros para obtener un objetivo lo vemos en todas las películas en que le piden al actor principal que se entregue bajo amenaza de provocar un mal a la actriz protagonista. Es la típica escena del cuchillo en el cuello de la chica. El imbatible gladiador se rinde sin condiciones como un corderito para evitar que la inocente paloma salga lastimada. Es el talón de Aquiles de los buenos de las historias.

De imponerse el adjetivo “vicario”, tendría además la desafortunada resonancia de que al Papa se le diga “vicario de Cristo” (por hacer las veces de Cristo).

El concepto de “vice” en “vicario” lo rechazamos también porque implica un tipo de relación jerárquica que encaja difícilmente en su aplicación a “madres” e hijos”. ¿Son los hijos “vicemadres”? Algo no cuadra. El matiz dominante de “vicario” debería circunscribirse en esencia al trastorno mental del perturbado, por lo que pensamos que no queda bien representado en “violencia vicaria”.

La lengua posee suficientes mecanismos para saciar la crudeza de esta violencia. Podemos hacerlo mejor, en la vida familiar y en la lengua.

Luis Silva-Villar es profesor de Lengua y Lingüística

Autor

  • Luis Silva-Villar

    Luis Silva-Villar es educador, lingüista, periodista de la lengua y musicólogo. Obtuvo su PhD en la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA). Es asimismo licenciado en Lingüística Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid (España) y Profesor de Música por el Conservatorio Superior de Música de Madrid. Ha impartido clases en UCLA, UCSB y CMU. Actualmente es profesor emérito del Departamento de Lengua, Literatura y Comunicación de Masas de este último centro. Especializado en lengua y lingüística, e Historia y Cultura de España y Latinoamérica, su interés se centra en el español en Estados Unidos. Como periodista de la lengua ha publicado en España, en las revistas Ritmo y Folk, y en diferentes medios de Estados Unidos: La Opinión (LA), Diario de Nueva York, La Raza (IL), Hispanic LA, y Entérate Latino (CO), entre otros. Posee una docena de libros en el mercado, de los que destacan: Hablaciones (2009), Hablacadabla (2011) y El fondo y el forro del idioma (2020). Es el autor de la entrada enciclopédica “Periodismo de la lengua en la prensa escrita” de la Enciclopedia de lingüística hispánica, 2016. Luis Silva-Villar is an educator, linguist, language journalist and musicologist. He earned his PhD from UCLA (CA) and his licensure in Hispanic language and Literature from the Universidad Complutense de Madrid (Spain). He completed his studies in music from the Royal School of Music of Madrid (Spain). He was a professor at UCLA, UCSB and CMU, from where he is an emeritus professor of the Department of Languages, Literatures and Mass Communication. He is specialized in language and linguistics, Spanish in the US, and History and Culture of Spain and Latin America. As a language journalist he has worked for the following publications: Ritmo and Folk in Spain, and a variety of newspapers in the US: La Opinión (LA), Diario de Nueva York, La Raza (IL), Hispanic LA, and Entérate Latino (CO), just to mention a few. He has written a dozen books, among them we would highlight: Hablaciones (2009), Hablacadabla (2011) y El fondo y el forro del idioma (2020). He is the autor of the encyclopedic entry “Periodismo de la lengua en la prensa escrita” (Enciclopedia de lingüística hispánica, 2016).

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