Censura y racismo en las escuelas: los maestros luchan por la educación independiente

La depuración de los programas de enseñanza para ajustarlos a un ideario racista y totalitario es inconcebible

En los estados con gobernadores y legislaturas en manos de los republicanos tiene lugar una ofensiva antidemocrática. Se enfoca, no solo en reducir el derecho al voto, sino también en una contra reforma educativa y un intento de reescribir la historia. 

Bajo la falacia de combatir opiniones radicales, tergiversan el significado de la guerra civil, la esclavitud, la lucha por los derechos civiles y en general el tema del racismo. Según ellos, existe un supuesto “racismo contra los blancos”. 

Una nueva ley en Texas, la HB3979, prohíbe el activismo político estudiantil y los debates políticos de temas “controversiales”. Asimismo restringe la enseñanza de historia y del tema del racismo en las escuelas.  

La ley, que entró en vigencia esta semana, establece que un maestro no puede enseñar que “un individuo, en virtud de su raza o sexo, es inherentemente racista, sexista u opresivo, ya sea consciente o inconscientemente». Los maestros no pueden exigir ni otorgar crédito adicional por el activismo político de un estudiante. La ley es intencionalmente vaga, lo que hace que los docentes, por temor a ser sancionados, dejan de enseñar temas como Martin Luther King.

Para cumplir, varios distritos escolares desalientan presencia estudiantil en reuniones públicas; otros desalientan que los alumnos escriban a sus legisladores; otros retiran libros del programa educativo; otros suspendieron la lectura de noticias en línea; y otro, en fin, canceló su participación en la  clase nacional “Juventud y Gobierno”. Texas es solo uno de los estados en los que esta contra-reforma tiene lugar. 

Desde hace meses, padres activistas protagonizan incidentes de caos y violencia en reuniones de juntas educativas de numerosos condados, y que allí donde se celebran elecciones para éstas, se postulan con el afán de “depurar” el programa de estudios del tema del racismo. Son los mismos que portan la fantasía de que Trump no está en el poder por una conspiración diabólica.

Conciben quizás que al censurar la enseñanza de nuestra historia y la revisión del presente, el racismo ya no sea considerado tal, ni condenado, ni combatido. 

Temen un Estados Unidos en donde los blancos cristianos se conviertan en una minoría, algo que según las estadísticas, podría suceder a partir del año 2045. 

Se podría pensar que son unos pocos. Sin embargo, el tema de su activismo y determinación del programa educativo fue la principal razón de la reciente  derrota demócrata en las elecciones para gobernador de Virginia. 

La reacción de los mismos alumnos no se hizo esperar. En esos mismos lugares suben los casos de ataques contra afroamericanos en las escuelas secundarias por parte de sus compañeros blancos. 

En Minnesota se difundió un video donde dos estudiantas blancas insultan y exhortan a una afroamericana a suicidarse. En una escuela de Utah una alumna afroamericana  y autista fue acosada por compañeros de clase hasta morir por suicidio. El odio, racismo y violencia en las escuelas no son nuevos. 

En reacción a videos racistas producidos por sus compañeros blancos, los alumnos de minorías abandonaron sus clases en una escuela secundaria en Tigard, Oregon. 

Un reporte nacional de la Oficina de Responsabilidad del Gobierno de Estados Unidos Indica que en 2019, 1.6 millones de alumnos fueron víctima de odio racial, con insultos antisemitas, referencias a linchamientos, el Holocausto y retórica anti-inmigrante. Entre 2016-2017 y 2017-2018, primer año del gobierno de Donald Trump, estos incidentes se casi duplicaron. 

Nuestras escuelas y nuestros hijos reflejan el cisma social, la realidad política nacional que vive el país. 

La depuración de los programas de enseñanza para ajustarlos a un ideario racista y totalitario es inconcebible. 

En este momento, numerosos sindicatos de maestros protestan contra las restricciones e inician una lucha por la educación. Los apoyamos. Esto es solo el comienzo. 

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