Inmigración y autoestima: el impacto emocional del desarraigo
Los inmigrantes tenemos sentimientos parecidos que nos caracterizan y que nos acompañan por muchos años. Según cada personalidad, se manifiestan de diferentes formas.
Todos los inmigrantes sentimos el desarraigo, la soledad, la familia ausente, las diferencias culturales, el cambio de idioma, y por supuesto la discriminación. La forma de procesar o manejar estos sentimientos dependerá del lugar físico, sentimental y emocional en que nos encontramos, ya que todo esto influirá negativa o positivamente en la forma de actuar de cada uno, o sea en la estima que cada persona tenga de sí mismo.
Esto se llama autoestima, y es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad.
La niñez, el primer espejo
La autoestima es como nos vemos en el espejo, no solamente en el espejo que cuelga en nuestra habitación, sino en el espejo que tenemos en nuestra alma. Cambia de acuerdo con nuestras circunstancias, y es nuestro deber mejorarla día a día. Es a partir de la niñez cuando empezamos a formarnos un concepto de cómo nos ven nuestros mayores (padres, maestros), compañeros, amigos, etcétera y las experiencias que vamos adquiriendo.
Según como se encuentre nuestra autoestima, será responsable de muchos éxitos y fracasos, ya que una autoestima adecuada, vinculada a un concepto positivo de uno mismo potenciara la capacidad de las personas para desarrollar sus habilidades y aumentará el nivel de seguridad personal. Una autoestima baja, por el contrario, enfocará a la persona hacia la derrota y el fracaso.
Sentimientos de los migrantes
Los inmigrantes, por sobre otros grupos, tenemos sentimientos no resueltos, aunque no siempre seamos conscientes de estos. Los sentimientos ocultos de dolor suelen convertirse en enojo, y con el tiempo volvemos el enojo contra nosotros mismos. Dudamos si hemos hecho bien en separarnos de nuestra familia, dudamos de nuestro futuro en otro país, dudamos de nosotros mismos, dando así lugar a la depresión que va asumiendo diversas formas: ansiedad, cambios de humor, culpas, reacciones exageradas, hipersensibilidad, violencia verbal y física, incluso sentirnos impotentes y autodestructivos, encontrando el lado negativo en situaciones positivas.
Estos sentimientos negativos nos originan los mayores sufrimientos, que pueden transformarse en enfermedades psicológicas y físicas, conocidas como psicosomáticas, incluyendo una serie de situaciones dolorosas en nuestra personalidad, como son los miedos, los temores e incluso el pánico y las fobias.
La autoestima y la comunicación están muy relacionadas, porque según como se diga algo, el efecto será positivo o negativo, de aprendizaje o de resentimiento, que se transmite desde la infancia hacia el futuro. Muchas de las heridas emocionales que fueron provocadas en la niñez, repercuten en la adultez y nos causan trastornos psicológicos, emocionales y físicos (cáncer, úlceras, hipertensión, trastornos cardíacos y alimentarios, problemas en la piel, depresiones, etc.), produciendo dificultades relacionadas a conflictos serios en el trabajo, disminución de la energía y de la capacidad creativa, relaciones matrimoniales desastrosas, no poder hacer o conservar amigos, poco entendimiento con los hijos.
Nuestros mayores
Son los padres y los maestros quienes favorecen u obstaculizan el proceso por el cual uno puede encontrarse a sí mismo. La comprensión favorece a la personalidad que se desarrolla y está en vías de manifestarse en la mente del niño, llena de imágenes y es trabajo de los mayores reforzar esas imágenes para que una persona puede llegar a triunfar.
En los casos en donde los padres o maestros fallan, el niño crea una mala impresión, y se cree una persona de poco valor, con escasa capacidad y pocas posibilidades de lograr éxitos en algún área de su actividad. Eso lo llevara a tener poca confianza de su capacidad dentro de la sociedad, y buscará roles de sometimiento, evitando las situaciones que requieren asumir responsabilidades y en ocasiones cayendo en la delincuencia como pandillas, drogas o prostitución.
Es muy importante mejorar la opinión que el niño tiene de sí mismo en relación con otras personas. Muchas veces puede considerar que sus valores, sus actitudes, su hogar, sus padres, el color de su piel o su religión, son la causa de que se lo mire con temor, desconfianza y disgusto, o que se lo trate con interés y amor.
La imagen que cada niño tiene de sí mismo se forma a través del reflejo de las opiniones de los demás. Pero esta imagen se vincula con la imagen de sí mismo, tal como desearía que fuera y los mayores debemos tratar de que la distancia entre estas dos imágenes, como se ve realmente y la imagen idealizada, no sea muy grande, de modo que a medida que crece y madura pueda alcanzar la asimilación de ambas y se puede decir que se acepta a sí mismo como persona.
Criterios culturales y valores morales
Mediante la publicidad anglosajona, a los latinos que nos inculcado y trastocado nuestros conceptos reales. Nos proporcionan extremos de belleza exterior e interior diferentes: gordo o delgado, alto o bajo, blanco o negro, rubio o morocho, y algunos valores morales que no se corresponden con nuestra cultura: capacidad para soportar el dolor, la astucia para ganar dinero, la capacidad para manipular a las demás personas, etc.
La realidad es que toda persona se ve a sí misma desde el punto de vista de los grupos en que participa y todo aquello que piensen de uno influirá positiva o negativamente en la personalidad o forma de pensar. La autoestima es importante porque es nuestra manera de percibirnos y valorarnos.
Muchos inmigrantes no tienen confianza en sí mismos o en sus propias posibilidades porque tuvieron experiencias negativas que fueron mal trasmitidas por personas importantes en sus vidas. Otros se desvalorizan por la comparación con los demás, ya que destacan de otros las virtudes en las que son distintos. No llegan a comprender que todas las personas somos diferentes, únicas e irrepetibles, con habilidades superiores a lo demás, dependiendo el rubro que elijamos.
Por ejemplo, muchos latinos nos caracterizamos por nuestras habilidades manuales, por eso nos destacamos en mecánica, construcción, deportes, agricultura, reparaciones electrónicas, incluso muchos que no han podido estudiar tienen habilidades naturales en jardinería, mantenimiento de casas o gastronomía.
Síntomas en el habla y escucha
La Biblia dice que “es más importante lo que sale de tu boca que lo que en ella entra” y es verdad ya que podemos conocer la estima que tiene cada persona al solo escucharla…
Por ejemplo, los síntomas de baja autoestima son fáciles de detectar: aquellas que viven criticándose, dura y excesivamente, porque tienen un estado de insatisfacción muy alto o aquellas personas que no soportan ser criticadas y son hipersensibles por la que se siente exageradamente atacada/o, herida/o o las personas.
Culpan de sus fracasos a los demás, o mantienen indecisiones crónicas, no por falta de información, sino por miedo a equivocarse o deseo por complacer todo el tiempo. El que no se atreve a decir NO, por miedo a desagradar y a perder la buena opinión de los otros. También están los autoexigentes, que se desmoronan cuando las cosas no salen con la perfección exigida.
Por último, la baja autoestima tiene relación con las tendencias defensivas, un negativo generalizado (todo lo ve oscuro: su vida, su futuro y, sobre todo, a sí mismo) y una inapetencia generalizada del gozo de vivir y de la vida misma.
Ayudar a una persona
con autoestima baja
Ante todo se tiene que concientizar del problema que tiene, y luego se la podrá ayudar llevándolo a un especialista y apoyándolo durante el tratamiento o el proceso de recuperación. Lo importante es que tome conciencia de que todos tenemos virtudes y habilidades que nos hacen únicos, distintos al resto. Eso le dará un sentido a la vida y comprenderá que es él, el único artífice de su destino, aceptando sus elecciones y acciones con responsabilidad y sin temor.
Comprender que cada uno decide el modo de hacer las cosas, si algo no va bien, no es porque sea un fracaso sino que todavía tiene que aprender más. Desarrollar la suficiente confianza en resolver lo mejor posible cualquier situación y aprender a comunicar los sentimientos y comprender que es una persona valiosa, capaz, creativa. Estar abierta para cambiar todos los aspectos de su vida.
Los latinos vinimos a los Estados Unidos a triunfar y sabemos que SI SE PUEDE, pero primero es vital convencernos a nosotros mismos de que es así… y para ello debemos aprender a comunicarnos con nosotros mismos, ayudarnos a adquirir seguridad y tener presentes nuestros derechos.
Lo más importante para nosotros es aprender a valorarnos, a transformarnos en la guía de nuestra propia vida. De esta forma nunca más sentiremos culpas irracionales, ni nos creeremos incapaces o inútiles, ni tendremos que complacer para ser aceptados.