La inmigración como transferencia de riqueza a Estados Unidos

Cuando discutimos sobre la reglamentación de una ley inmigratoria… realmente ¿qué discutimos?

La realidad es que estamos hablando varios puntos que nadie quiere nombrar. Sea por ignorancia o  conveniencia, todos los debates se concentran en la parte humanitaria, que comparto plenamente. Pero no  profundizan en el inmigrante como fuente de ingresos al fisco nacional y estatal.

Los datos del 2019 muestran una realidad clara: 

Las familias de inmigrantes contribuyeron, aproximadamente con 300,000 millones de dólares en  impuestos directos a los gobiernos federales, estatales, y locales. 

Los negocios de los inmigrantes son una fuente sustancial de ganancias económicas y fiscales para  los ciudadanos estadounidenses. Existen más de 180 compañías fundadas por inmigrantes cuyos ingresos  totales en 2019 alcanzaron los 170,000 millones de dólares y que generan más de 300,000 empleos para los estadounidenses.  

Los estudios sobre el impacto fiscal de los inmigrantes no toman en cuenta los impuestos pagados  por los negocios iniciados por inmigrantes, ni tampoco los flujos de impuestos generados por los  trabajadores nacidos en Estados Unidos y empleados por esas firmas. Estos superan otros  200,000 millones de dólares en impuestos directos pagados a los gobiernos federales, estatales, y locales. 

En total, a las arcas nacionales, estatales o locales han ingresado en 2019 más de 500,000 millones de dólares generados por inmigrantes, beneficiando a todos los ciudadanos estadounidenses.

Es de vital importancia considerar la edad de los inmigrantes a su llegada. En su mayoría, arriban a Estados Unidos en la plenitud de sus años de trabajo. El 15% son menores de edad y solo 3%, mayores de 65 años.

Pero más del 82% de los inmigrantes tienen más de 18 años de edad.

Eso significa que hay aproximadamente más de 30 millones de inmigrantes en los Estados Unidos (con o sin papeles, latinos y de otros orígenes) cuya educación, por lo menos  básica, fue subvencionada por los ciudadanos de su país de origen y no por los contribuyentes  estadounidenses.

Para los Estados Unidos el ahorro real, sin contar el capital humano, es mayor a 5,000 millones de dólares. Podemos decir que los inmigrantes del siglo XXI ingresan aún mejor preparados  educacionalmente, aumentando el ahorro real del fisco y de los ciudadanos estadounidenses.

La inmigración es entonces una enorme transferencia de riqueza del resto del mundo a Estados Unidos. 

En el otro extremo, como expresamos, solo un 3% de los inmigrantes tienen más de 65 años de  edad, comparado con 19% entre los estadounidenses, un porcentaje que crecerá sustancialmente en el futuro.

Esto significa que aquellos en edad de trabajar, el 82% de los inmigrantes, subvenciona al 3%. Eso es muy distinto al caso de los ciudadanos estadounidenses, en donde el 71% subvenciona al 19%.

Supongamos que continúan los niveles actuales de inmigración. En ese caso, el beneficio total neto  – impuestos pagados menos beneficios recibidos –  para el sistema de Seguro Social es de casi un billón de dólares (un millón de millones) para el período 2020-2035 y el doble de ello hasta 2050.

La conclusión: la inmigración legal es un  componente esencial para resolver el problema de largo plazo de financiar el sistema del Seguro Social. 

Una de las alternativas es la creación de un banco laboral al que podrán inscribirse quienes están  en el país o en el exterior, cada uno de los cuales podrá recibir una visa de trabajo. La idea principal es que,  si una persona quiere venir al país a trabajar y regresar a su país lo puede hacer. 

Nuestro sistema de inmigración necesita reparaciones. Son millones los que sufren, y muchos mueren, debido a un sistema no funcional y anticuado. Creo que si los estadounidenses, demócratas o  republicanos, pudieran ver los beneficios económicos que tienen gracias a los inmigrantes apoyarían esta  propuesta, para ayudar a todos a lograr el “Sueño Americano” en paz.

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Cesar Leo Marcus, nació en Buenos Aires, Argentina.
Doctor (PhD) en Logistica Internacional y Comercio Exterior, y Máster (MBA) en Sociología Económica, fue profesor de ambas cátedras en las Universidades de Madrid (España) y Cordoba (Argentina).
Periodista, publica en periódicos de California, Miami y New York. Escritor, publico 12 libros, y editor literario, director de Windmills Editions. Actualmente reside en California.

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