Los fieles esposos dominicanos

Los esposos dominicanos se enamoran en Puerto Plata. Esperaban la ración de agua balde en mano durante un corte de agua. Se miran a los ojos. Es flechazo. Menos mal. Sus esposas están esperando a los hombres, cocinando en la casa.

Los esposos dominicanos planean escaparse a Nueva York. Uno tiene familia. El otro, no. Fingen unas vacaciones y se rentan un nidito de amor en Washington Heights. Trabajan en restaurantes, en tiendas de servicio. Sus esposas contentas de que se fueron juntos por seguridad piden, confiadas, su remesa mensual.

Les ruegan por teléfono que no salgan a buscar mujeres.

No, cómo se les ocurre – dicen los fieles esposos dominicanos   – qué va.

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