La indigna decisión del presidente de México

No es ningún secreto que la mitad de mi vida me la gasto en aeropuertos, hoteles y hospitales. Puros lugares con conexiones a internet sin seguridad, públicas y vulnerables. Aprendí, hace un par de años, a vivir con un delirio de persecución cibernética. Fue a la mala. El fabricante de mi celular me informó que tenía un software no autorizado instalado en mis dispositivos: el teléfono y la computadora portátil. Por eso ya no me conecto a nada que no sea una fuente de electricidad sin puente a la red.

La seguridad cibernética es también cuidar al otro

Me volví una juiciosa de las conexiones: VPN, seguridad de dos pasos, candados de contraseñas y todas las suscripciones de protección digital que los más versados me recomendaron. Ahora no me puedo dar el lujo de tener mala memoria, porque si olvido una clave de acceso pago las de Caín para recuperar mis cuentas con tanta defensa y prevención. Lo prefiero así. Mi salud mental y cibernética lo requieren. Sin embargo, hay un motivo mayor: los otros.

En mi carrera he realizado entrevistas complicadas de las que no hablo a la ligera. Citas en lugares clasificados, con personajes controvertidos, que hablan de complicadas situaciones sociales, sin dar su nombre ni su rostro, cuya información sirve de contexto y nunca de frase textual. Sitios a los que entro sola, sin celular ni nada que sea rastreable. Tengo documentos y detalles personales de entrevistados que se han jugado la vida o la siguen poniendo en un hilo y aun así confían en mí. No puedo arriesgarme a que ellos pierdan algo o todo por un descuido mío; mucho menos cuando se trata de niños.

Una afrenta directa al periodismo

Por eso es tan peligroso que se haya hecho público el teléfono de una periodista sin su consentimiento. No es solo su seguridad digital, sino su integridad física y la de aquellos que confiaron en su pluma. Para algunos es una nimiedad, que consiga otro número y ya, piensan, pero es mucho más complicado que eso.

Más de 128 periodistas han sido asesinados en México desde 2006, de acuerdo con el Comité para la Protección para Periodistas. ¿Vale más una dignidad presidencial que una vida humana? Por menos se han lanzado amenazas y acosos; por más poco han asesinado a reporteros en un afán de irónicamente matar una historia que sangra al publicarse.

También es preocupante la reacción del mandatario al desvelar los datos personales que están protegidos por la ley. “Lo volvería a hacer”, sentenció AMLO. Después despotricó contra YouTube por bajar La Mañanera en la que dio a conocer el número telefónico de la periodista, a pesar de que su acción es violencia digital. Esta es otra afrenta directa al periodismo y a quienes lo ejercen, a pesar de todo, en un país en el que saben que no pueden confiar en nadie, mucho menos en las autoridades. Para otros hay abrazos… ¿y para mis colegas?

Autor

  • Maritza Félix

    Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años. Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra. En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona. Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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