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Mátalos suavemente: Cómo la USAID y la NED conspiran contra la democracia

Estos aparatos han sido construidos para socavar a aquellos gobiernos, principalmente de izquierda, que no se ajustan a las medidas de la nueva Roma

La USAID: Intervencionismo disfrazado de ayuda humanitaria. Foto: captura de pantalla del video de La Iguana TV por el canal de Youtube.

La USAID, o bien la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, es un instrumento político del Departamento de Estado. Su objetivo: para someter las agendas internas de otros países a los intereses de la Casa Blanca. Funciona a través de un esquema de donaciones a actividades de organizaciones sociales, mediante convocatorias sobre temas afines a Washington. Por ejemplo, “democracia” y “derechos humanos”. Sí, el entrecomillado es a propósito.

Pero la USAID no actúa sola. Existen otros brazos de la política exterior estadounidense como la National Endowment For Democracy (NED) que hace exactamente lo mismo que la anterior, pero con otro nombre y otra estructura. Sin embargo, esta se aboca exclusivamente a aspectos políticos, mientras que su siniestra hermana también abarca temas “sociales”.

Pero ambos aparatos han sido construidos por las mismas manos para socavar a aquellos gobiernos, principalmente de izquierda, que no se ajustan a las medidas de la nueva Roma.

¿Cómo lo intentan? Utilizan a activistas y organizaciones que, incluso con propósitos cabales, entran al juego del imperio porque necesitan esos dólares para sobrevivir. Sin embargo, hay muchos otros que no ocultan sus intenciones golpistas y se adhieren a los principios del Departamento de Estado para operar su agenda política a cambio de esos dólares. Mercenarios, tal cual.

Dinero de la USAID y la NED financia la derecha en México

Y todo esto es tan conocido que, hasta el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, denunció una, dos y hasta tres veces, que la USAID financió a la oposición política de derecha durante el proceso electoral de 2024.

A través de organizaciones como Mexicanos contra la Corrupción, el gobierno de Estados Unidos soltó miles de dólares para supuestas investigaciones periodísticas que intentaron detonar los cimientos del gobierno mexicano en manos de Morena. Pero el problema no era que hubiera dinero gringo en una organización supuestamente civil; sino que ésta misma pertenece a un millonario de nombre Claudio X. González, cuya familia es dueña del monopolio de productos domésticos Kimberly & Clark, quien es ni más ni menos que el aglutinador de la coalición de partidos PRI, PAN y PRD, enemigos de AMLO y de su movimiento.

En una carta dirigida a Joe Biden en agosto, López Obrador no ahorra palabras para criticar la “actitud injerencista” de la USAID en México y acusa, sin restricciones, que esa agencia a través de la asociación Mexicanos Contra la Corrupción busca “atacar a nuestro gobierno”.

Por su parte, la Unidad de Inteligencia Financiera del Gobierno de México reveló que la USAID ha entregado a la organización de Claudio X. González más de 111 millones de pesos entre 2018 y 2023.

Demócratas y Republicanos metidos en política mexicana

La USAID y la NED no son las únicas organizaciones que trabajan en conspiraciones.

Para ello se valen de otros organismos como el Instituto Republicano Internacional (IRI), dependiente del Partido Republicano, que impulsa sus agendas partidarias por todo el orbe. El Instituto Nacional Demócrata (NDI), asociado al Partido Demócrata, hace lo mismo que sus pares republicanos. O el Consorcio para las Elecciones y el Fortalecimiento de los Procesos Políticos (CEPPS), una organización que trabaja de la mano con el IRI y el NDI, con el apoyo financiero de la USAID.

Y tiene razón López Obrador cuando asegura que todas estas organizaciones están creadas para intervenir en los asuntos internos de otros países, incluido México. Y no de ahora, sino de varios años atrás, a la fecha.

Informes filtrados contenidos en el enlace revelan datos sobre los presuntos procedimientos de cabildeo, capacitación, investigación y financiamiento de este tipo de organizaciones a través de los partidos políticos con tal de conseguir propósitos afines a Washington.

Así lo establece, por ejemplo, un proyecto aparentemente desarrollado por el Instituto Nacional Demócrata realizado en México con fondos de la NED llamado “México: Promoviendo una reforma a los partidos políticos” o “PREPA-México” bajo el folio 2004-036. El objetivo del proyecto fue “fomentar cambios a largo plazo en las estructuras y prácticas de los partidos en México” (…) “para impulsar los esfuerzos de reforma y modernización”.

Capacitación y acompañamiento al PAN, PRI, PRD

Se trató de todo un proceso de capacitación y acompañamiento a los partidos PAN, PRI y PRD (precisamente los opositores de AMLO, aunque el último de éstos ya desapareció) para reformar sus estructuras e incorporar a sus institutos ideológicos un nuevo currículo, metodologías y materiales acerca de “democracia”, “transparencia interna” y “alcance de nuevos sectores” (lo que sea que eso signifique, pues no aclara a qué sectores se refiere).

Como supuestos resultados, el NDI establece que tanto el PRI, el PAN y el PRD incorporaron materiales, técnicas y metodologías a sus documentos de capacitación política. Por ejemplo, en el caso del Partido Revolucionario Institucional, el documento afirma que se capacitaron a 125 voluntarios integrantes del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (ICADEP) de esa organización.

Pero lo más importante es lo que el documento aclara en sus notas al pie.

Por ejemplo, afirma que el treinta por ciento de los costos de ese proyecto fueron absorbidos por el NDI, mientras que el setenta por ciento del dinero restante corrió a cargo de la USAID.

Es decir, presuntamente el Departamento de Estado de los Estados Unidos ―es decir, el gobierno de ese país―, influyó directamente en el entrenamiento de líderes del PAN, PRI y PRD para modificar sus estructuras y reformarlos, según los objetivos que le convinieron.

¿A eso se le llama intervencionismo extranjero o no?

Pero no solo los demócratas. Los republicanos también hacen su tarea para intervenir en política local y se valen de alfiles de la derecha latinoamericana.

De acuerdo con el documento “México: incrementando la participación de las mujeres en el Estado y a nivel local” se detalla el proyecto. Según el mismo, el Instituto Republicano Internacional, habría obtenido 150,000 dólares de la NED para operar acciones de capacitación y asesoría. Su destino: políticas de los partidos de la derecha, PRI y PAN, en el año 2006.

Ese año, México enfrentó uno de sus capítulos más convulsos en política electoral. A finales de 2005, el PRI, el PAN y otros partidos de derecha, se aliaron en el Congreso de la Unión para desaforar al aspirante presidencial de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, y así impedirle participar en las elecciones presidenciales de 2006. Al final, la resistencia de este dirigente y el movimiento en las calles logró vencer el proceso y AMLO se postuló.

Pero durante la jornada electiva, las irregularidades fueron el común denominador. Un extraño conteo informático dio la vuelta a las tendencias que durante todo el día favorecían al candidato izquierdista. En una gráfica de espejo que sumaba a un contrincante exactamente los votos que el otro iba perdiendo. El representante de la derecha, Felipe Calderón, fue declarado vencedor con el 0.56 por ciento de ventaja. La izquierda tomó las principales plazas y avenidas de las capitales de México reclamando ¡Fraude!

Ese fue el año en el que el Instituto Republicano Internacional decidió operar proyectos en México.

Irregularidades, el común denominador

El proyecto citado bajo el número de expediente 2006-267.D/7672 operó entre el 13 de enero y el 31 de marzo de 2006 a líderes del PRI y del PAN. Contó como capacitadoras con las políticas argentinas María Karina Spalla y Damasia Pavlovsky. Ellas impartieron cursos sobre “estrategia política y psicológica”, específicamente a integrantes del Partido Acción Nacional y de la organización UNIMOSS-MUJERES.

Spalla y Pavlosky son dos políticas de derecha asociadas al expresidente argentino y multimillonario, Mauricio Macri.

Maria Karina Spalla fue legisladora de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el partido macrista PRO. Está casada con Néstor Grindetti, actual jefe del gabinete de ministros de la ciudad autónoma de Buenos Aires. Es un  político asociado a la funcionaria, ayer de Macri hoy ministra de seguridad de Javier Milei, Patricia Bulrrich, afiliada a organizaciones sionistas y culpable de las represiones y castigo armado a jubilados y jóvenes que han protestado contra las políticas de hambre del Gobierno neofascista de Argentina.

Damasia Pavlovsky es hermana del ex vocero presidencial de Macri, Iván Pavlovsky. Ha participado en diversas administraciones del bando macrista, tanto como jefa de asesores como directora de administración.

Al igual que con ocurre que la estrategia de “golpe suave”, el financiamiento a “organizaciones de la sociedad civil” o “no gubernamentales” por parte del gobierno de Estados Unidos, a través de sus agencias USAID y NED, y éstas a su vez por medio de institutos como el NDI y el IRI, tienen el objetivo de redirigir la política interna de un país hacia los intereses de Washington.

Injerencismo suave

Para ello, inyectan millones de dólares a proyectos que, sin embargo, no tienen los resultados esperados. El caso de México es un ejemplo. Son miles de dólares salidos de los impuestos de la clase trabajadora estadounidense para financiar supuestas investigaciones anticorrupción. Pero más bien se ocuparon para aglutinar una alianza de oposición al gobierno de AMLO,  Resultó en un fracaso político pues el oficialismo ganó las elecciones con más de sesenta millones de votos.

En 2014 ocurrió otro ejemplo, de muchos que existen en todo el mundo.

La agencia de noticias Associated Press obtuvo más de mil páginas de información sobre un programa para crear una especie de “twitter cubano” llamado Zunzuneo. Estaba financiado con más de 1.6 millones de dólares por la USAID. Y pretendía servir como red social para articular activismo en contra del gobierno de Cuba.

Zunzuneo se lanzó en Cuba en 2009, poco después del arresto de Alan Gross, un agente de la USAID que viajaba a través de la isla proveyendo internet mediante “tecnología sensible”. Una tecnología que solamente es de uso gubernamental, detalló AP. En 2012, el proyecto cesó cuando la agencia internacional cerró la llave de los dólares. Hasta entonces había logrado captar a más de 40,000 usuarios.

Por cierto, la agencia abandonó a Alan Gross en una celda cubana durante cinco años. Fue liberado gracias a las negociaciones entre los entonces presidentes Raúl Castro y Barack Obama.

“¿En qué estaban pensando, en el nombre del cielo?”, declaró el senador demócrata de Vermont Patrick Leahy, al enterarse del programa. Leahy no dudó en calificar tres veces como “tonto” al proyecto y dijo que no estaba al tanto. Era el presidente del Subcomité de Operaciones Extranjeras y del Departamento de Estado del Comité de Asignaciones de la USAID.

¿En qué estaban pensando?

En declaraciones hechas a la televisión recogidas por AP, el político fue enfático:

“Si vas a realizar una operación encubierta como esta para un cambio de régimen, no es algo que deba hacerse a través de USAID.  Asumiendo que alguna vez tenga sentido”.
Esta opinión fue compartida por el representante republicano Jason Chaffetz, entonces presidente del Subcomité de Seguridad Nacional de la Comisión de Supervisión y Reforma Gubernamental.

USAID está volando la bandera estadounidense y debería ser reconocida en todo el mundo como un intermediario honesto que hace el bien. Si comienzan a participar en actividades encubiertas y subversivas, la credibilidad de Estados Unidos se verá disminuida’.»

Bien. Seguramente amargaría a Leahy y a Chaffetz saber que la USAID continúa usándose para “actividades subversivas”. Y que en su propósito coexiste con la NED y otras organizaciones.

Autor

  • Luis Alberto Rodríguez (Tizayuca, México, 1983) es escritor y periodista. Autor de “Oficio rojo” (Revolución, 2014) y Eso que se dice hombre (Desde Abajo, 2023) y co-autor de Memoria contra el olvido (Indesol, 2008). Premio Nacional de Periodismo en derechos humanos. Ha divulgado sus piezas de narrativa, ensayo y poesía en diversas publicaciones, incluida Hispanic LA y la revista El Perro, becada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Su obra cotidiana puede encontrarse en su blog http://luisalberto.mx/

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