México el país de los desaparecidos

Desparecer en México es un limbo y una nada, es la impotencia, el desconsuelo, la esperanza y la incertidumbre. Desaparecer es convertirse en número, estadística o recuerdo

Cuando Cecilia Delgado encontró a su hijo explotó en llanto. Era como si le hubieran sacado con un puñal del corazón ese dolor de madre, la incertidumbre de no saber en dónde está… como si le hubieran arrancado con violencia ese rayo de esperanza al que se aferraba para hallarlo con vida. No. Estaba muerto y enterrado. Estaba con otros desaparecidos, entre huesos, cuerpos y pertenencias a las que no se puede tragar la tierra.

Parar de existir

La de su hijo no fue la primera osamenta que desenterró en el desierto de Arizona. Llevaba demasiadas, muchas más de las que hubiera querido ver. Las observaba tratando de encontrar en ellas un rastro de aquel joven de su sangre al que habían levantado hacía meses. Y cuando lo encontró, sintió el alivio que pocos padres entenderán y tantos anhelan; ese pase de página de hacer las paces con la muerte, aunque no así con los vivos.

México es el país de los desaparecidos

 

México es el país de los desaparecidos; más de 100,000 hasta este 2022. Conocí a varios que se enumeran en esa lista que crece más rápido que la indignación popular. ¿A dónde se van esos que ya no vuelven? ¿Quién se los lleva? ¿Qué se los traga?

Desaparecer no es solo dejar de estar a la vista, es parar de existir, es pasar a un lugar que se desconoce, es un no trascender. No hay nada romántico en desaparecer.

Las personas no desaparecen porque sí, es algo forzado, violento, impuesto y descarado. Denigrante.

México no es el único cementerio; el desierto de Arizona también está abonado por huesos. Aquí se mueren sueños, historias y personas; se matan inocencias y desaparecen cuerpos. Acá desaparecen igual, pero en silencio. Los llantos son más queditos. Los más, desaparecen en anonimato.

Cuando la frontera es una morgue

Las morgues fronterizas están llenas de cadáveres con etiquetas de John y Jane Doe; cuerpos o restos de migrantes a los que nadie reclamará, porque para cruzar se camuflaron hasta para la muerte. Después de un tiempo, esas personas desaparecidas, muertos que se apilan en fosas, se convierten en un cúmulo de cuerpos putrefactos de aquellos de los que nunca nadie sabrá qué fue.

México es el país de los desaparecidos

Luego están los miles que siguen buscando a los suyos, a esos que salieron un día y se esfumaron por siempre, a los que no les pueden poner altar ni tumbas, a los que pareciera que se los llevó el viento.

Desparecer es un limbo y una nada, es la impotencia, el desconsuelo, la esperanza y la incertidumbre. Desaparecer es convertirse en número, estadística o recuerdo. Desparecer es morir.

Perfil del autor

Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años.
Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al
Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra.
En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona.
Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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