Para una filosofía del periodismo

Antes de entrar en la relación del periodismo y la literatura*, hay que aclarar que la creación humana, en todos sus aspectos, es muy amplia, como que puede ser infinita. Y entre tanta diversidad de la creación, el periodismo tiene un lugar no menos relevante.

La creación literaria y la noticia como anécdota

En efecto, la creación periodística en general es también, por así decirlo, una creación de creaciones, puesto que conlleva el arte de la investigación, la relación directa con las fuentes y la documentación (por ejemplo, los reporteros en busca de la noticia, su ingeniosidad para relacionarse con las fuentes directas); la virtud, disposición y habilidad de la edición (editores que proyectan y dirigen la búsqueda, seleccionan, analizan y llevan a cabo la titulación del hecho noticioso en cuestión); el arte de la edición de estilo (la manera en que se emplean preceptos y cánones indispensables para mejorar el producto periodístico); y el arte de la expresividad literaria, que es el que más nos interesa en este trabajo, porque puede garantizar la riqueza, el prestigio profesional y el éxito de un medio de prensa plana o audiovisual.

Entrar, por tanto, en el ámbito del periodismo es asimismo introducirse en el reino de una creación diversa en la que también podemos encontrar la disposición personal de alguien (o, más bien, de algunos como el reportero, el editor, el corrector y el encargado de la edición de estilo) mediante un determinado talento de expresividad literaria.
En el caso que nos ocupa: la relación entre la noticia, la literatura y el arte, el buen periodismo tiene que ver con la acción y también con la  sensibilidad de lo literario.

Y cuando hablo de lo literario y artístico, no quiero significar “ficción”**, pues ésta no es sino una parte de la literatura y del arte. Ambas, la literatura y el arte conllevan además la belleza, la ingeniosidad, la técnica y la posibilidad de llegar a una mayor profundización de lo que se escribe y se dice, buscando un mayor alcance de lector y público.

Con la expresión gráfica —objetiva, imaginativa, precisa—, como podríamos ilustrar, de un Mario Vargas Llosa, un Gabriel García Márquez, un Carlos Alberto Montaner, o la expresión audiovisual (en la televisión), por ejemplo, de un comentarista satírico e irónico, digamos, como Jaime Bayly, la palabra informativa logra una determinada singularidad que redobla las posibilidades de la persuasión.
La redacción literaria en un medio informativo, entre tantas cosas, es asimismo decir algo nuevo de una manera distinta en un acto de comunicación. Y lo nuevo implica noción y conocimiento en una forma dada, pero en la noticia también se impone la necesidad de la complementación y la interrelación con un modo de proyección más atractivo, y es entonces que puede convertirse en creación literaria periodística.

Un hecho del acontecer diario, que afecta la uniformidad de la vida, es noticia y antesala de este tipo de creación.
En realidad, la redacción literaria en el periodismo va más allá de la noticia, de la información tal cual, aun cuando ésta es la novedad de algo que comienza  a originarse.

Después que el hecho noticioso surge y comienza a elaborarse, puede dar paso al sentido literario y artístico como un modo más bello y profundo de decir las cosas.
Pero antes, sabemos que la información a secas, por su carácter anecdótico, es inmediatez y, en esencia, dura poco, quizás un día, quizás una semana.

Ahora bien, al ser trabajada en un análisis, en una crónica, en un reportaje, en una columna, en cualquiera de los géneros de opinión que existen, la noticia se convierte en modo de expresión personal y, de hecho, es sensible de ser en mayor o menor medida creación literaria, siempre dependiendo del talento del autor. Por ello, puede durar más en su vigencia y alcanzar así una mejor proyección dentro de un acervo histórico periodístico.

De esta manera y ampliando, podemos añadir que la noticia tiene su complementación en el formato de la prensa plana y de los medios audiovisuales, cuando su redacción o comentarios se amplían con criterios, imágenes y descripciones, digamos, en la entrevista, en la nota de color y en la crónica, en las columnas y ensayos, en los reportajes, foros y encuentros de programas televisivos; en fin, en cualquiera de estas clasificaciones periodísticas mencionadas. Todas ellas permiten la amplitud creativa desde una perspectiva de “qué más encontrar en lo sucedido y de cómo presentarlo mejor”, y guarda relación tanto con el espacio de lo que se dice como con el tiempo que transcurre para que la noticia en cuestión se mantenga vigente.

Eso sí, siempre, la complementación de la noticia debe tener un criterio objetivo y —por ética— lo más imparcial posible, para poder llegar a una consideración aun más novedosa e importante y, por supuesto, convincente. Y esto es porque un análisis, una crítica, una imagen y hasta un juego de palabras en una derivación noticiosa descubren cuestiones nuevas; amplían y profundizan problemáticas que atañen a una comunidad o sociedad, en un ámbito local,  nacional o mundial, dadas de una manera diferente, original y siempre comunicacional.

Presente, pasado y futuro de la noticia

La noticia —además de ser antesala de la creación— también tiene una doble característica: la de ser histórica y la de ser anecdótica. Lo histórico es por su naturaleza temporal de presente, pasado y, en su estatus potencial, de futuro. Veamos:la noticia es presente cuando surge.

De aquí que por lo general aparente tener un breve tiempo. Su presente es el día en que ocurrió el acontecimiento, o de acuerdo con su importancia, puede implicar un seguimiento de una semana o más, en un trato singular y extremo (un caso claro puede ser, sin miedo a equivocarme, la muerte de Michael Jackson, el 25 de junio de 2009, que ocupó por días la gran mayoría de los espacios posibles en la prensa plana, la televisión, la radio e, incluso, hizo colapsar los sistemas de software de todos estos medios en la Internet. Inmediatamente después de la noticia, empezó a desplegarse un enjambre de análisis de su muerte, de crónicas de su vida, de entrevistas, con opiniones del público y un sinnúmero más de reportajes de fondo sobre el tema del Rey del Pop).

Por otra parte, cuando el presente de la noticia se interrumpe, comienza a desarrollarse una potencialidad histórica, aunque en realidad la noticia comienza a hacer su historia desde que surge (todo presente es histórico en la medida en que despliega su rumbo hacia el futuro, para hacerse cada vez más pasado). La muerte de Michael Jackson, entonces, pasa a los archivos y surgirá nuevamente según sea el interés de su repercusión.

En este sentido histórico, la noticia compone la memoria de una publicación periódica, que nunca podrá dejar de tener retentiva si quiere continuar siendo un vehículo idóneo del periodismo.

Una publicación, cualquiera sea: diario, periódico y revista, radio, televisión, blog y página web, etc., sin la posibilidad de brindar la búsqueda de sus pasadas noticias y artículos, reportajes, crónicas, investigaciones y demás, no puede considerarse con seriedad una publicación o medio periodístico. Esto es válido asimismo para los programas informativos audiovisuales.
La noticia es así un elemento vivo que no muere, sino que pasa a ser recuerdo y puede latir en la memoria colectiva, reviviéndose en el momento que se le necesite.

La anécdota de la noticia

Un hecho o acontecimiento como anécdota, en sí mismo, es lo que define y diferencia a la noticia de otros aspectos periodísticos. La anécdota es, en efecto, la información concreta de algo ocurrido que ha afectado y afecta al contexto público que rodea a una prensa periódica o medio audiovisual en cuestión.

No debe estar matizada con subjetividades de adjetivos, opiniones, juicios, sugerencias. Debe ser el hecho talmente como sucedió, o lo más cercano a lo ocurrido, y redactado desde una perspectiva imparcial, sin tendenciosidad. Esto garantiza que la información sea creíble, que se esté diciendo lo verídico y auténtico de un suceso.

La noticia es dar algo nuevo, como ya dijimos; o sea, lo que no se conoce y que de alguna manera debe ser valorado por la sociedad, y cuando digo “valorado por la sociedad” es porque el lector tiene derecho a saber lo que sucede en su entorno o en el mundo para sacar sus propias conclusiones. Así como el ser humano tiene el derecho inalienable a la libertad de expresión, así también tiene el derecho de ser informado.

Un evento es necesario que llegue de la misma manera que pasó, después —con un seguimiento—, el lector (de prensa plana o de Internet), el radioyente y el televidente amplían su conocimiento de ese acontecer y llegan a (o perfilan) sus propias conclusiones, al ejercer el derecho de actuar y de saber, así como de establecer la crítica y el comentario.
En resumen, la anécdota como noticia —aun sin su complementación literaria— es uno de los elementos clave del periodismo, por cuanto es fuente que mejora la red comunicacional y la estabilidad de la sociedad.
Otro asunto, interesante de comentar, vendría a ser la atracción y profundidad del  testimonio, debido a que es un género umbral cabalgando entre el periodismo y la literatura… Pero esto ya sería otro tema para un próximo trabajo.

Corona, California, junio 2009

Notas
* Este trabajo en lo fundamental toca la relación entre el periodismo y la literatura, pero no limita el alcance de esta relación solamente a lo literario, sino que en algunos momentos hace referencias importantes a la expresividad artística de la palabra mediante los medios audiovisuales, ya que ambos tipos de categorías: literatura y arte, están muy cercanas, y en realidad se tocan, en lo que se refiere al sentido de creatividad en la información.


** La ficción en el periodismo que se conoce hasta ahora no tiene razón de ser. No obstante, con la crisis de la prensa plana y de algunos medios audiovisuales que se esta viviendo hoy en día, debido no solamente a lo económico y financiero, sino también a la competencia tecnológica con la Internet, no se puede descontar la posibilidad de que la ficción, de alguna manera novedosa, empiece a convertirse en un vehículo fehaciente para brindar información noticiosa objetiva.

Autor

  • Manuel Gayol

    Manuel Gayol Mecías Escritor y periodista cubano. Editor de la revista literaria online Palabra Abierta (http://palabrabierta.com). Graduado de licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana, en la Universidad de La Habana en 1979. Fue investigador literario del Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas (1979-1989). Posteriormente trabajó como especialista literario de la Casa de la Cultura de Plaza, en La Habana, y además fue miembro del Consejo de redacción de la revista Vivarium, auspiciado por el Centro Arquidiocesano de Estudios de La Habana. Ha publicado trabajos críticos, cuentos y poemas en diversas publicaciones periódicas de su país y del extranjero, y también ha obtenido varios premios literarios, entre ellos, el Premio Nacional de Cuento del Concurso Luis Felipe Rodríguez de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) 1992. En el año 2004 ganó el Premio Internacional de Cuento Enrique Labrador Ruiz del Círculo de Cultura Panamericano, de Nueva York, por El otro sueño de Sísifo. Trabajó como editor en la revista Contacto, en 1994 y 1995. Desde 1996 y hasta 2008 fue editor de estilo (Copy Editor), editor de cambios (Shift Editor) y coeditor en el periódico La Opinión, de Los Ángeles, California. Actualmente, reside en la ciudad de Corona, California. OBRAS PUBLICADAS: Retablo de la fábula (Poesía, Editorial Letras Cubanas, 1989); Valoración Múltiple sobre Andrés Bello (Compilación, Editorial Casa de las Américas, 1989); El jaguar es un sueño de ámbar (Cuentos, Editorial del Centro Provincial del Libro de La Habana, 1990); Retorno de la duda (Poesía, Ediciones Vivarium, Centro Arquidiocesano de Estudios de La Habana, 1995).

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2 comentarios

  1. Gracias, Gabriel, me parece que si, que nos incumbe a todos los que, de alguna manera, hemos estado vinculados al periodismo en cuanto a hacer una revaloracion de lo que ha sido, es y podra ser esta loable profesion. La crisis economica no es sino una parte de la crisis del periodismo hoy en dia, debido a los nuevos cambios planteados por la Internet. Es,como todo, un proceso que desembocara, quizas, en otra forma de dar y hacer la noticia. Porque noticia siempre habra. Creo que en esta nueva etapa que se le viene encima al periodismo, la literatura y el arte tendran un papel fundamental. En este sentido, pienso que la prensa plana es la que mas podria cambiar, y no digo desaparecer. Porque todavia, por muchos anos, habra lectores de papel, de diarios. Hay que recordar que leer un periodico o un libro (con su diferencia de lectura temporal: el diario es acontecer inmediato; el libro es perennidad) implica casi un rito, un acto que lo lleva a uno a una especie de concentracion gustosa; o sea, conlleva el gusto por sentarse comodamente ante una buena taza de cafe, digamos, y enterarse, revisar, lo que esta sucediendo. Pero ojo, aqui lo que mas nos interesa es conocer los comentarios, las opiniones, de una noticia en cuestion. Y es aqui, ante la opinion y la critica de esa noticia, cuando nos podemos regodear mediante el conocimiento, al tiempo que saboreamos un bocadillo y el acostumbrado cafe. Esto entre tantas cosas mas que pudiera ofrecernos el rito de la lectura. Por su parte, la lectura de un libro es disfrutar el olor del papel, de la tinta, apreciar el formato del libro, su diseno, acariciar su lomo y textura. Y muy importante: cuando se lee sobre el papel de un diario o de un libro la concentracion, la fijacion de la mirada observadora encuentra posiblemente una mayor profundidad de atencion. Tambien es un acto que se desenvuelve dentro de nosotros desde lo remoto, desde los papiros egipcios, o antes, y asimismo desde la invencion de la imprenta por Gutenberg, alrededor de 1439. Nuestra memoria colectiva siempre ayudara a mantener la presencia -ciertamente mas reducida, quizas, pero presencia al fin- de lo que se conoce como prensa plana. Tambien podriamos hablar de la imprescindible etica del periodismo y, por supuesto, del muy mal periodismo, tanto hispano como anglo, que se hace a traves de libelos y hasta supuestos importantes diarios. Pero esto es otra historia.
    Amigo, nuevamente, gracias por tu acertado comentario,

    Manuel

  2. Bravo, Manuel, porque insuflas un hálito de vida en el cuerpo casi exánime del periodismo. Lo vuelves a los valores que le aseguran longevidad mediante el interés: la calidad. Casi nos olvidábamos, entre tanto «periodismo cívico» (poco más que berrinches de gritones sin más base que la hostilidad) y tecnología. De pronto, nos recuerdas que había que escribir bien. Que el periodismo no está reñido con arte o literatura. Y quizás yendo por este camino podamos rescatar algunos de los géneros periodísticos masacrados por el twittereo, la reducción a 140 signos por mensaje, la glorificación de la mediocridad, lo superfluo. O, en términos de redacción periodística, la creencia que lo que antes se describía en 750 palabras no pierde absolutamente nada de contenido si se escribe en 150.

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