Recordando el genocidio armenio
Hombres, mujeres y niños fueron sacados a las rastras de sus hogares en villas de Armenia y Anatolia. Se los obligó a encolumnarse en una marcha interminable en la que se torturaba, violaba y fusilaba ante cualquier capricho de los soldados turcos
En medio de la oscuridad de las tempranas horas del 24 de abril de 1915, cuando la comunidad internacional estaba distraída por las trincheras, las bombas y el horror de la Primera Guerra Mundial, el Imperio Otomano arrestó a unos 250 líderes comunitarios e intelectuales armenios en la otrora Constantinopla.
Fue el comienzo de lo que hoy, finalmente, el gobierno estadounidense reconoce como un genocidio. Uno de los grandes genocidios de la historia contemporánea.
La Solución Final a la Cuestión de Armenia
Hombres, mujeres y niños fueron sacados a las rastras de sus hogares en villas como Bitlis, Diyarbekir, Erzerum, Harput, Van, desparramadas en Armenia y Anatolia. Se los obligó a encolumnarse en una marcha interminable en la que se torturaba, violaba y fusilaba ante cualquier capricho de los soldados turcos.
Los deportados fueron llevados hacia el desierto sirio en donde miles, decenas de miles, murieron de hambre y de sed en campos de concentración.
El reconocimiento estadounidense
Para la Administración Biden fue una decisión política difícil.
El debate interno se dio entre dos facciones. Por un lado, estaban aquellos alineados con el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado que no querían ofender a Turquía.
Aunque el presidente Recep Erdogan es un autócrata no muy bien visto por la nueva administración demócrata, Turquía es un importante aliado militar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (NATO) que cumple un papel fundamental en la complicada ecuación geopolítica de la región.
Por otro lado, estaba el lobby de derechos humanos y sectores progresistas que vienen demandando hace décadas que Estados Unidos reconozca el genocidio.
Al final, la decisión fue de Joe Biden, quien cumplió su promesa preelectoral y, a pesar de las amenazas de líderes turcos, oficialmente reconoció el genocidio.
Otros genocidios
Pero el Genocidio Armenio no es un hecho aislado. Hay una larga lista de atrocidades de la misma dimensión histórica.
Generalmente hablamos del Holocausto nazi y el asesinato de judíos, roma y otros considerados ´indeseables´ por el Tercer Reich y nos olvidamos que hay otros ejemplos tan horrorosos. El Holodomor en Ucrania, entre 1932-33; Guatemala, 1960-96; Camboya, 1975-79; Timor del Este, 1975 y 1999; Kurdos, 1986-89; Bosnia, 1992-95; Ruanda, en 1994.
Tampoco debemos pensar que los genocidios son eventos del pasado que solo se encuentran en los libros de historia. Actualmente somos testigos de la persecución de los rohinyás en Myanmar, de los uigures en China, de los tigrayenses en Etiopía.
Todas estas operaciones de ingeniería social tienen algo en común: la aterradora capacidad de la raza humana de hacer el mal. Una capacidad que, como en la Armenia otomana y la Alemania nazi, produjo ideologías y racionalizaciones mefistofélicas que justificaron hasta la ejecución de niños. Una cara monstruosa que, por cierto, continúa entre nosotros.
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