Sicarios: La mordaza del miedo, por Maritza Félix

SONORA – ¿Escuchas eso? ¿Qué es? Nada. Shhh. Nada.

Es como si la geografía se hubiera convertido en un vacío; no se oye nada… apenas susurra el viento.

Las calles desiertas y las luces apagadas. Hay un toque de queda discreto, extraoficial, un código mudo en el pueblo. Así es mi Magdalena de Kino, un lugar mágico que – insisto – sigue secuestrado por el miedo.

Por las calles se pasean lo mismo empresarios o policías que sicarios. Quién sabe quién es quién; de día se confunden todos, hasta los honrados. Pero cae la noche y salen los encapuchados. Tal vez son los mismos, quizá son los que – dicen – están escondidos en ranchos. No atacan; vigilan… están esperando sigilosos la plaza. ¿Quién caerá? Shhh. Nadie sabe. No preguntes. Cállate. Métete. No te asomes… ¡No salgas!

Los adultos se asoman a hurtadillas por las ventanas. Que no te miren, ¡quítate de ahí! Dios guarde. Ven como las camionetas se van siguiendo una a la otra; no distinguen rostros, pero sí muchas armas. Allá, a los lejos, unas luces azules y rojas como las de las autoridades policiacas, ¿son parte de la caravana? ¡Que no te metas, te dije!

A veces se oyen disparos; otras se disimula la violencia con el zumbido del helicóptero de seguridad sobrevolando. Y se cierran puertas, ojos y oídos. Aquí más vale no enterarse de nada… ¿cómo que de qué? ¡Pues de nada!

Ante el descaro, prudencia. Nadie dice nada en voz alta.

No quieren que los cuestionen, los confundan o los relacionen con un bando. Que si el fin de semana llegaron a las gasolineras más de 50 hombres armados, ¡sabe! Que si la madrugada del lunes volvieron a dar la vuelta con rifles los encapuchados, ¡ni me enteré! Que si las patrullas iban escoltando a esos civiles armados, ¡no he sabido nada! La mesura y el miedo son las mejores mordazas del narco.

Y nos atragantamos de impotencia e impunidad; nos ahogamos con la nostalgia, esa embustera que nos devuelve a la infancia, cuando creíamos que el vivir en el pueblo nos daba un abrazo de paz. ¡Ah, pero es que entonces la plaza tenía dueño! ¿Dueño? Sí, porque si el dueño es de aquí, pues siempre va a cuidar al pueblo. Ese es el consuelo: la resignación.

El pacto secreto con el diablo.

El pueblo ya no es nuestro; alguien se lo vendió al mejor postor. Sonora, tampoco. México, menos. Lo regalaron o lo arrebataron y a todos nos dejaron en un limbo forzado. Y nos estamos acostumbrando, que es lo peor. Porque nadie quiere que lo maten por dar la batalla; que lo desaparezcan por ver algo; que le quiten a los suyos por denunciar.

En nuestra tierra, esa en la que los políticos dicen que no pasa nada, todo el tiempo está pasando algo. Los campos se siguen regando con sangre y los muertos se siguen pudriendo en los baldíos más alejados. Y nos callamos. Bajamos la mirada. No queremos ver al encapuchado. Mucho menos que nos vea. Porque pareciera que no hay ley. Porque nuestras familias, las disputan como parte de la plaza. Porque tenemos miedo y mucho. Porque no tenemos la certeza de que nos van a dejar morir bien. 

Este es mi pueblo, donde están los restos del padre Kino y el hambre y sed de justicia del candidato a presidente que murió asesinado. Este es mi pueblo, en donde el miedo grita a través del silencio. Ojalá estas letras sirvan como eco.  

Maritza L. Félix es una periodista, productora y escritora independiente galardonada con múltiples premios por sus trabajos de investigación periodística para prensa y televisión en México, Estados Unidos y Europa. 

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Perfil del autor

Maritza Lizeth Félix es una periodista, productora y escritora independiente en Arizona. Nació en Magdalena de Kino, Sonora, México. La frontera ha sido su hogar y su inspiración por más de 15 años.
Su trabajo ha sido publicado en importantes periódicos de Estados Unidos, México y otros lugares del mundo, así como en las principales cadenas de televisión de habla hispana Univisión y Telemundo. Actualmente trabaja de manera independiente para la Organización Editorial Mexicana, Channel 4, Proyecto Puente, Uniradio Noticias, Telemax y Prensa Arizona. Fue reportera en el documental “Misterios de la Fe”, de Discovery Channel y fungió como productora del documental de la frontera de Estados Unidos y México para la serie televisiva “The Wall”, un trabajo investigativo mundial realizado por Rondo Media, del Reino Unido. También ha sido productora de proyectos especiales como coberturas políticas, electorales y de inmigración para Al
Jazeera y fue la productora de investigación en el galardonado reportaje “Risking It All For America – Riding The Train Of Death”, de Channel 4 en Inglaterra.
En 2011 fue nombrada por Chicanos Por La Causa como una de los “40 Líderes Hispanos menores de 40 años” en reconocimiento a su trabajo periodístico e influencia en el estado. Félix ha ganado cinco premios Emmy y fue la primera ganadora del premio a la “Mejor Crónica Escrita en Estados Unidos”, de Nuevas Plumas. También ha recibido múltiples galardones del Arizona Press Club por sus reportajes. En 2012 y 2013, la revista Phoenix New Times la nombró como la “Mejor Periodista de Habla Hispana” en Arizona.
Maritza está felizmente casada y es mamá de unos mellizos curiosos que retan y alimentan su imaginación todos los días y llenan su vida de alegría, amor y carcajadas.

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