Los espacios verdes, la salud y desigualdades

Numerosos estudios han documentado los beneficios para la salud física y mental que brindan los árboles y los espacios verdes. Especialmente en entornos urbanos de la sociedad postindustrial en donde el cemento predomina en carreteras, edificios y estructuras colosales

«Hoy he visto en tus ramas la primera
hoja verde, mojada de rocío,
como un regalo de la primavera,
buen árbol del estío…»
-Antonio Machado

La importancia vital de los espacios verdes

Los versos de Antonio Machado evocan la belleza y el regalo de la primavera en las ramas de un árbol. Pero más allá de la inspiración poética, los árboles encarnan una funcionalidad existencial primordial para toda forma de vida en nuestro planeta.

Desde sus raíces hasta sus hojas, a través de la magia de la fotosíntesis los árboles realizan una metamorfosis extraordinaria en la que absorben 22 kilogramos del letal dióxido de carbono y lo convierten en oxígeno. Una dosis de vida suficiente para aproximadamente cuatro personas.

Beneficios para la salud física y mental

Numerosos estudios han documentado los beneficios para la salud física y mental que brindan los árboles y los espacios verdes. Especialmente en entornos urbanos de la sociedad postindustrial en donde el cemento predomina en carreteras, edificios y estructuras colosales.

Además, ayudan a mitigar el ruido del tráfico de ciudades congestionadas y proporciona sombra en un mundo amenazado por el calentamiento global en donde el estrés y la tensión de la interacción humana se manifiestan en diversas patologías.

Los parques, los bosques y otras áreas verdes ofrecen, en ese contexto, un respiro más que necesario. Proveen un ámbito para el esparcimiento, la interacción social y el ejercicio Y aún más importante, reducen el riesgo de enfermedades. Caminar o correr ayuda a prevenir condiciones cardiovasculares, diabetes y depresión. Un estudio de más de 3,100 niños californianos concluyó que vivir cerca de un parque o centro comunitario reducía la probabilidad de obesidad en años posteriores.

No hay nada más elocuente que ilustre los beneficios terapéuticos de los espacios verdes que un estudio que se realizó en un hospital de Pennsylvania en el que un grupo de 23 pacientes, que se estaban recuperando de cirugía, fueron colocados en una sala con ventanas con vista a espacios verdes, mientras que otros 23 estaban frente a una pared de ladrillos. Los que por la ventana veían árboles y vegetación requirieron menos medicina para el dolor, se recuperaron más rápido, de acuerdo a las notas del personal médico, y fueron dados de alta antes que los del otro grupo.

Minorías y desigualdad

Sin embargo, la disponibilidad de espacios verdes no es equitativa. Las minorías raciales y étnicas, que a menudo residen en áreas humildes de grandes centros metropolitanos en los que predominan edificios viejos, dilapidados y sin aire acondicionado, tienen acceso limitado a estos entornos saludables.

Esto los expone a un mayor riesgo de sufrir problemas médicos cuando, por ejemplo, la temperatura sube considerablemente. Durante una ola de calor que azotó a California en septiembre de 2022, murieron 395 personas más que el número habitual para esa época del año, una diferencia que podría ser atribuida al intenso calor en zonas con mucho asfalto y sin áreas verdes. El grupo racial/étnico estadísticamente más afectado fue el de latinos con 173 muertos.

En ciudades como Los Ángeles, la disparidad en el acceso a espacios verdes es evidente, con minorías raciales y étnicas residiendo en áreas con una menor disponibilidad per cápita en comparación con los blancos y asiáticos. Más específicamente, alrededor de 56% de afroamericanos y 50% de latinos viven en áreas del condado con menos espacios verdes per capita, comparado con los blancos (27%) y los asiáticos (36%).

Puntaje de Equidad de Árboles en Los Ángeles. Foto: LA

Los Ángeles

En Los Ángeles, la Proposición K genera $25 millones por año para parques y espacios verdes, pero en solo dos años debe ser renovada, algo que hasta ahora no se ha conseguido.

Además, en 2019, la ciudad aprobó LA´s Green New Deal que incluía, entre otras propuestas medioambientales, el objetivo de plantar 90,000 árboles que hubieran provisto 61 millones de pies cuadrados de sombra. Esta meta, que no se ha alcanzado, debía lograrse para 2021 y se debía cumplir especialmente en barrios con familias de bajos recursos que son las más impactadas por el calor extremo.

También en Los Ángeles, solo 16% de los más de 778 escuelas y centros educativos del Distrito Escolar de Los Ángeles (LAUSD) tienen lo que se considera suficientes espacios verdes. Una realidad que las autoridades escolares quieren corregir incrementando esfuerzos para plantar árboles y grama que proveerían sombra y mejoraría la calidad del aire.

En septiembre de 2022, el Consejo de Educación del LAUSD, el segundo más grande del país y con 90% de estudiantes minoritarios, decidió acelerar y expandir sus esfuerzos medioambientales. La propuesta es que todas las instituciones educativas tengan por lo menos un 30 por ciento de espacios verdes antes de 2035.

Confrontando el desafío

En otros sectores de la comunidad, diversas organizaciones están trabajando para proporcionar información y movilizar a las comunidades para abordar la falta de áreas verdes. La labor es fundamental para garantizar que todos los residentes, independientemente de su origen o estatus socioeconómico, puedan disfrutar de los beneficios de la naturaleza en sus entornos urbanos.

En un mundo donde la deforestación avanza y la urbanización se acelera, proteger y expandir los espacios verdes se vuelve una tarea urgente. Son estos oasis de vida los que recuerdan la importancia vital de preservar y promover la conexión con la naturaleza en nuestras comunidades urbanas. Una conexión que, como sugieren algunos estudios, tiene efectos positivos para la salud y está asociada con la felicidad.

Este artículo es parte de Greening Los Angeles, un proyecto de EMS y UCLA/LENS. 

Autor

  • Nestor M. Fantini, M.A., Ph.D. (ABD), is an Argentine-American journalist, educator, and human rights activist based in California. Since 2018, Fantini has been co-editor of the online magazine HispanicLA.com. Between 2005 and 2015 he was the main coordinator of the Peña Literaria La Luciérnaga. He is the author of ´De mi abuela, soldados y Arminda´ (2015), his stories appear in ´Mirando hacia el sur´ (1997) and he is co-editor of the ´Antología de La Luciérnaga´ (2010). He is currently an adjunct professor of sociology at Rio Hondo College, Whittier, California. As a refugee and former political prisoner who was adopted as a Prisoner of Conscience by Amnesty International, Fantini has dedicated his life to promoting the memory of the victims of state terrorism of the Argentine civil-military dictatorship of the 1970s and is currently coordinator of Amnesty International San Fernando Valley. Fantini graduated from Woodsworth College and the University of Toronto. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Néstor M. Fantini , M.A., Ph.D. (ABD), es un periodista, educador y activista de derechos humanos argentino-estadounidense que reside en California. Desde 2018, Fantini es coeditor de la revista online HispanicLA.com. Entre 2005 y 2015 fue el coordinador principal de la Peña Literaria La Luciérnaga. Es autor de De mi abuela, soldados y Arminda (2015), sus cuentos aparecen en Mirando hacia el sur (1997) y es coeditor de la Antología de La Luciérnaga (2010). Actualmente es profesor adjunto de sociología, en Rio Hondo College, Whittier, California. Como refugiado y ex prisionero político que fuera adoptado como Prisionero de Conciencia por Amnistía Internacional, Fantini ha dedicado su vida a promover la memoria de las víctimas del terrorismo de estado de la dictadura cívico-militar argentina de la década de 1970 y actualmente es coordinador de Amnesty International San Fernando Valley. Fantini se graduó de Woodsworth College y de la Universidad de Toronto.

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