CARECEN: una organización al servicio de centroamericanos

Abel Núñez, director ejecutivo del Centro de Recursos para Centroamericanos, comenta sobre la organización y el presente y futuro de la comunidad latina

Creada en 1981 en Washington, DC con el fin de brindar ayuda a los inmigrantes salvadoreños, CARECEN (Centro de Recursos para Centroamericanos) amplió sus servicios replicándose en otras ciudades estadounidenses. Su director ejecutivo desde hace una década, Abel Núñez, se refirió al presente y futuro de la comunidad latina.

“Si tuviera que definir en pocas palabras lo que significa CARECEN, te diría que es la voz de los sin voz”, comenta Abel Núñez; y nadie podrá rebatir muy fácilmente semejante afirmación. Porque a lo largo de 41 años, desde que comenzara el primer éxodo masivo de salvadoreños hacia Estados Unidos, la organización se ha levantado no sólo como refugio contra la vulnerabilidad del exilio sino también (y sobre todo) como un fabuloso canal de comunicación para pedidos y reclamos. “De hecho, somos una entidad que lucha no solo por la comunidad salvadoreña sino también por la centroamericana –agrega-, ayudando a que sus miembros puedan integrarse a los Estados Unidos”.

-¿Cómo ingresa Abel Núñez a CARECEN?

-Fue en 1992, cuando hice una pasantía con el Departamento Legal. Yo buscaba incrementar mis capacidades de trabajo en oficina, pero me busqué una organización que luchara por nuestra comunidad.

Abel Núñez, director ejecutivo de CARECEN. FOTO: CARECEN

Había llegado a Washington con mi familia desde El Salvador a finales de los ´70 y sabía que CARECEN jugaba un rol importante. Cuando al fin conocí el trabajo que se hacía allí, supe que quería estar conectado para siempre.  Y por fin entendí el “por qué” de los flujos migratorios que se dieron desde El Salvador, más allá de mi historia personal. Fue desde la organización donde vi claramente cómo las políticas de los Estados Unidos y El Salvador causaban esa migración masiva. Y algo muy parecido está pasando ahora con otras comunidades.

Refugiados sin refugio: de El Salvador a Venezuela

-¿Cómo es esto?

-Mira, la comunidad salvadoreña se organizó en los años ´80 para detener el financiamiento de los Estados Unidos a los gobiernos militares de nuestro país. Y parte de ese trabajo, fue el de construir organizaciones de servicio social para atender las necesidades de las olas de inmigrantes que entraban en Estados Unidos, algo muy parecido al que existe en la actualidad con los inmigrantes venezolanos. Quiero decir que los venezolanos vienen huyendo de condiciones muy violentas de su país, y muy similares a las de El Salvador en los ´80. Y Estados Unidos no les brinda una buena bienvenida ni los acogen como refugiados.

-¿Ustedes no recibieron ayuda en tanto refugiados?

-No, porque antes de CARECEN, nunca le habían otorgado un estatus de refugiado a nadie de la comunidad salvadoreña, por tanto no teníamos ayuda del gobierno. Así que CARECEN empezó haciendo un trabajo básico; el de conseguirles vivienda, trabajo o clases de inglés a los refugiados. Pero más que nada, asesoría legal de migración.

Modelo a replicar

-Cuéntame cómo se gestiona CARECEN…

-Al principio, solo nos sosteníamos con las contribuciones de la comunidad, que pagaban cuotas de bajo costo para recibir el servicio. Pero también existía el apoyo del sector religioso, que fue fundamental para sobrevivir en los primeros años. Hoy en día, CARECEN ha desarrollado su equipo de recaudación de fondos y recibimos una mezcla de contratos del gobierno municipal, fundaciones, cuotas y también el aporte de individuos puntuales. Todo eso nos asegura el presupuesto para llevar acabo nuestras actividades.

-Además de la sede en Washington, la organización se ha esparcido por varios puntos del país…

-Sí, el modelo de CARECEN se decidió replicar en otras ciudades con alta migración de salvadoreños. Tenemos CARECEN en Houston, Los Ángeles, San Francisco y Long Island (New York). Sin embargo, no son las únicas expresiones de organizaciones salidas del movimiento solidario. También está el Centro Presente en Boston, ASOSAL en Los Angeles, el Centro Romero en Chicago y muchos más. Pero los CARECEN tenemos la misma raíz. Y si bien la entidad de cada ciudad es independiente, tratamos de coordinar el trabajo a nivel nacional.

“CARECEN empezó haciendo un trabajo básico; el de conseguirles vivienda, trabajo o clases de inglés a los refugiados. Pero más que nada, asesoría legal de migración. El modelo de CARECEN se decidió replicar a otras ciudades con alta inmigración de salvadoreños; como Houston, Los Ángeles, San Francisco y Long Island (New York)”

Cuando la violencia genera exilio

-En una entrevista televisiva dijiste que en la actualidad, el éxodo de salvadoreños es mayor que en tiempos de la guerra ¿A qué se debe? 

-Empiezo por decirte que la inmigración de El Salvador hacia los Estados Unidos siempre existió; al punto que una de las comunidades más antiguas de salvadoreños se encuentra en San Francisco y tuvo lugar en 1849 con el “Gold Rush” (Fiebre del Oro).  Pero la guerra civil de los ´80 cambió la dinámica; especialmente cuando pasó de ser “guerra urbana” a “guerra rural”. Eso produjo un desplazamiento masivo de personas a campamentos de refugiados en Honduras, Guatemala y México. Pero cuando los salvadoreños no pudieron regresar a sus comunidades, la mayoría se decidió por los Estados Unidos. Al finalizar la guerra, la firma de tratados de paz no aquietó las aguas y el país siguió con altos índices de violencia. Y esa fue, y sigue siendo, la razón de la inmigración masiva.

-También hablaste de la “huída” de los jóvenes…

-Desdichadamente, el sueño salvadoreño para los jóvenes es el de graduarse en el bachillerato (“High School”) y migrar a Estado Unidos. El crecimiento de las “maras” (pandillas de jóvenes que nacen en Los Ángeles pero vuelven al país con las políticas de deportación de los Estados Unidos) tiene mucho que ver con este fenómeno.

-¿Por qué lo dices?

-Porque hay que ver el fenómeno migratorio no “de sur al norte” sino de manera circular. La guerra civil en El Salvador causó la migración hacia Estados Unidos; pero las pocas prestaciones que recibieron los inmigrantes, los hizo víctimas de las pandillas que los reclutan. De este modo, aprenden comportamientos ilícitos para luego entrar en el sistema penal y, más tarde, ser deportados a El Salvador, donde son excluidos de la sociedad. Y entonces empiezan a replicar los modelos de “maras” en su país de origen, se hacen actores de violencia y promueven la migración de nuevo a los Estados Unidos.

El Salvador, hoy

-¿Cómo está El Salvador a treinta años del final de la guerra? 

-Desde 1992, El Salvador es un país en formación con instituciones democráticas débiles. Creo que, tanto los partidos políticos de derecha como los de izquierda que estuvieron en el poder tras el conflicto armado, le fallaron al pueblo. Y ninguno supo mejorar las condiciones de vida. Eso dio crecimiento a un nuevo régimen en el poder y sólo el tiempo dirá como termina este episodio; aunque ya se han visto acciones autoritarias que podrían derivar en una nueva dictadura. Pero la esperanza está en los jóvenes. Ellos quieren un país digno, del cual no tengan que salir para tener éxito. Y nuestra lucha también es esa; fomentar desde los Estados Unidos los movimientos de cambios positivos para nuestro país.

“Desde 1992, El Salvador es un país en formación con instituciones democráticas débiles. Creo que, tanto los partidos políticos de derecha como los de izquierda que estuvieron en el poder tras el conflicto armado, le fallaron al pueblo”

-¿Cuáles son, hoy por hoy, las prioridades que tienen los inmigrantes salvadoreños en los Estados Unidos?

-Empiezo por decirte que no todos los salvadoreños e inmigrantes necesitan lo mismo. Una buena parte del trabajo que hacemos es el de integración; ya que tu posición económica, educación que recibiste o tu capacidad de lenguaje, tienen mucho que ver con tu éxito en los Estados Unidos. Y esto es algo que no todos tienen.

-¿Cuál es, entonces, la estrategia a seguir?

-Ofrecer, como lo hacemos desde CARECEN, una clínica legal de asesoría migratoria. En gran parte, eso era una necesidad cuando empezamos y lo sigue siendo ahora; ayudar a los que quieren pedir a sus familiares o aquellos que califican para programas limitados como las visas U y T por ser víctimas de crimen o traficado, ayudando a las autoridades con el caso. También colaboramos con programas como el TPS y DACA. Las necesidades de trabajo y vivienda no se quedan atrás. Por último, debo decirte que nuestro trabajo de incidencia es a nivel local, nacional y también en los países de origen. En 2022 se estima que hay más de 2,300,000 salvadoreños en los Estados Unidos. Esto nos hace el país de Centroamérica con la población más grande, y la tercera comunidad latina más importante.

“En 2022 se estima que hay más de 2.300.000 salvadoreños en los Estados Unidos. Esto nos hace el país de Centroamérica con la población más grande, y la tercera comunidad latina más importante”

Comunidad Latina en tiempos de Biden y Trump

-¿Hubo diferencias en el trato hacia los latinos en las administraciones de Biden y Trump?

-Creo que hubo diferencias con algunos grupos, particularmente con los inmigrantes de color. De hecho, los inmigrantes canadienses o europeos no tienen los mismos problemas que los negros o los latinos. El gobierno de Biden les dio a los ucranianos, por ejemplo, prestaciones y protecciones que otros grupos no recibieron nunca. Dentro de los países latinos, los inmigrantes cubanos han sido quienes han tenido un trato más preferencial, pero al resto de latinoamericanos se los tratan con desprecio.

-¿Por ejemplo?

-Te doy un ejemplo concreto. La migración de Venezuela, este año vio entrar a más de cien mil personas entre enero y agosto. La Administración Biden les ofreció un programa de inmigración supuestamente ordenada, pero lo que hizo finalmente fue limitar el número de entradas a 24 mil; es decir a una cuarta parte. O sea que los venezolanos tienen que ser patrocinados por ciudadanos estadounidenses pero no pueden entrar ilegalmente desde México o Panamá. Si  lo hacen, quedan excluidos de todos los derechos migratorios. Este en un programa diseñado para las clases ricas y no para las clases obreras y pobres; que son las que más lo necesitan y que en su mayoría son de descendencia mestiza o africana.

“Los inmigrantes canadienses o europeos no tienen los mismos problemas que los negros o latinos. Dentro de los países latinos, los inmigrantes cubanos han sido quienes han tenido un trato más preferencial de parte de la administración Biden, pero al resto de latinoamericanos se los trata con desprecio. Está claro que, con inmigración o no, los latinos seremos el grupo más grande en este país. Y esto le causa miedo a la población dominante blanca”

-¿Conclusión de ambas administraciones?

-Te diría que entre Trump y Biden ha habido cambios, pero no en torno a abrir más oportunidades para una nueva migración. Si bien es verdad que Trump terminó los programas de DACA y TPS, los demócratas no han hecho mucho para dar una solución permanente y positiva a una legalización. Esto se debe a que ambos partidos ven a la migración como una amenaza.  Está claro que, con inmigración o no, los latinos seremos el grupo más grande en este país, y esto le causa miedo a la población dominante blanca. A pesar de los avances, todavía no tenemos el poder político para pasarle la factura a demócratas o republicanos.

Abusos policiales y otras xenofobias

-Además de los pedidos legales de ciudadanía, ¿reciben pedidos de ayuda de compatriotas que han sido víctimas de racismo, xenofobia o discriminación por LGBTQ? 

Sí. Y donde más lo vemos es en los inmigrantes que viene huyendo por su orientación sexual o por su identidad de género, que no encaja con la sociedades de las que provienen. Hay que reconocer que la comunidad LGBTQ todavía está luchando en Estado Unidos por sus derechos básicos. En las sociedades de muchos países de Latino América, todavía se advierten más dificultades para las personas LGBTQ, que no sólo experimentan desprecio sino también situaciones de violencia. Cuando llegan a los Estados Unidos, piden protección a causa de la violencia que sufren; y es cuando nuestros programas legales pueden tomar acción.

-Hace poco, el asesinato del ciudadano afroamericano George Floyd por parte de un miembro de la policía de Mineápolis, fue tapa en los diarios del mundo ¿Reciben pedidos de ayuda por casos de violencia policial?

-La violencia por parte de las autoridades no es algo nuevo para las comunidades de color. En 1991 en la vecindad de Mt. Pleasent (barrio latino) en Washington, un policía le disparó a un salvadoreño cinco veces bajo su custodia. Ese incidente llevó a tres días de disturbios de parte de la comunidad. Y un reporte por la comisión de Derechos Humanos del Gobierno Federal, concluyó que los latinos en Washington DC estaban excluidos de todos los aspectos de la sociedad. Desde ese tiempo, la situación sigue casi igual. La comunidad ha crecido, tenemos cada vez más latinos en el gobierno y en empresas privadas, pero todavía no tenemos el poder político.

Estados Unidos de Latinoamérica

-La comunidad latina tiene una enorme incidencia en los comicios del país…

-Totalmente. Si bien los políticos nos empiezan a tomar en cuenta, todavía no somos un poder que les inspiremos miedo. La realidad es que los latinos no somos un grupo homogéneo. Hay muchos intereses y no todo los latinos son inmigrantes. Nuestra comunidad es compleja y parte del problema es que los políticos nos quieren tratar como un grupo sólido. Creo que el trabajo inspirador se está haciendo al nivel local, en los municipios de las ciudades. En pocos años más, tendremos una masa crítica que pueda influir en la política. El reto es que estos políticos no se despeguen de la comunidad que representan.

-¿Qué le está faltando o “careciendo” en CARECEN? 

-Lo que nos falta es estar en las mesa de decisiones, precisamente. Ocupar esos espacios en donde la políticas que impactan a nuestra comunidad se crean junto con las leyes, en vez de solo saber manejar el impacto cuando ya están aprobadas.

“Si bien los políticos nos empiezan a tomar en cuenta, todavía no somos un poder que les inspiremos miedo. En pocos años más, tendremos una masa crítica que pueda influir en la política y en las decisiones”

Iván Wielikosielec

Escritor y periodista argentino (Córdoba, 1971). Ha publicado libros de relatos y poesía (“Los ojos de Sharon Tate”, “Príncipe Vlad”, “Crónicas del Sudeste”). Colabora para diversos medios gráficos e instituciones culturales.

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